El último maqui vivo pide al estado una indemnización de un millón de euros
Joan Busquets estuvo encarcelado durante veinte años y sufre secuelas físicas
BarcelonaJoan Busquets Virgen (Barcelona, 1928) es el último maqui catalán vivo y sigue batallando para que se le reconozca como luchador antifascista. Escribió cartas a Felipe González y, después, José Montilla, cuando presidían respectivamente el gobierno español y la Generalitat. Nunca obtuvo respuesta alguna. En 2010 se encerró con medio centenar de compañeros en el Memorial Democràtic para reivindicar un reconocimiento jurídico. Tampoco lo ha obtenido, pero no se rinde: ahora pide una indemnización en España de un millón de euros. Exiliado en Francia desde 1974, este martes ha ido a Barcelona para pedir ese reconocimiento.
Busquets se unió a los maquis en 1948, en pleno franquismo. Tenía veinte años y entró a formar parte del grupo de Marcelino Massana, que era toda una leyenda en Berga. Un año después se unió a Los Primos, junto a su amigo Manuel Sabaté y Llopart, el hermano de Quico Sabaté. Sin embargo, no estuvo mucho tiempo, porque en octubre de 1949 fue detenido, juzgado por un consejo de guerra y condenado a muerte, una pena que fue conmutada por treinta años de cárcel, de los que cumplió veinte. "El trauma de todos aquellos años cerrado aún lo tengo dentro y nunca se marchará", asegura. "Nuestra lucha contra el fascismo siempre ha sido silenciada por toda la clase política, también por las izquierdas. Los que ganaron la Guerra Civil son todavía quienes tienen todas las ventajas", añade.
La ley de memoria democrática española deja constancia de que cualquier órgano judicial, penal o administrativo de la dictadura creado para condenar y castigar por motivos políticos, ideológicos, de conciencia o creencia religiosa era ilegal e ilegítimo. En cumplimiento de este apartado y sobre todo durante el último año. el gobierno español ha ido entregando diferentes documentos de reparación. Pero Busquets no lo ha recibido y considera que es meramente simbólico. "Fue perseguido y le hicieron la vida imposible por luchar por las libertades y los derechos fundamentales, ha tenido muchos problemas de salud y tuvo que marcharse de su país", detalla el abogado del maqui, Raúl Maíllo. "Una verdadera reparación y garantía de no repetición debería acarrear una reparación económica", añade el abogado, que ya envió el pasado julio una petición al ministerio de Justicia que no ha tenido contestación. "Si pasados seis meses de silencio administrativo no hemos recibido respuesta, iremos a los juzgados", dice el abogado.
Busquets cumplió buena parte de la condena en el penal de San Miguel de los Reyes. "Era más bien un lugar de exterminio por el hambre que pasábamos. Cada uno salía como podía, algunos perdieron la salud y otros, la razón", explica Busquets, que intentó huir en febrero de 1956 saltando uno muro. Se rompió un fémur y le golpearon en la cara con el fusil. Le dejaron tirado en el suelo de la celda, sin atención médica, durante una semana. Desde entonces ha tenido muchos problemas de salud. La ley de memoria española explícitamente deja claro que no contempla compensaciones económicas ni por daños ni por expolio. Pero sí lo hace, según el abogado, el derecho internacional. "El derecho internacional establece la responsabilidad del estado por hechos ilícitos y reparaciones económicas por los perjuicios causados, como daños físicos o mentales, y pérdidas de oportunidades de trabajo y educación", asegura Maíllo.