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¿Y si Walter Benjamin no se suicidó?

El médico Santi Vancells cuestiona el relato sobre la muerte del pensador alemán en Portbou en 1940

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Walter Benjamin

BarcelonaEl pensador alemán Walter Benjamin nació en 1892 en Berlín y murió el 26 de septiembre de 1940 en Portbou, huyendo de los nazis. Pretendía embarcarse hacia Estados Unidos desde Lisboa, pero cuando atravesó la frontera francoespañola quedó atrapado en el Alt Empordà. El atardecer del 25 de septiembre de 1940, un teniente de la Guardia Civil le comunicó a él y a sus acompañantes que estaban arrestados y que serían deportados inmediatamente a Francia, porque los alemanes habían pedido la extradición. Unas doce horas después, este pensador excepcionalmente moderno, original y perdurable moría en una habitación de la Fonda França de Portbou.

El relato de la muerte de Benjamin se ha convertido casi en un género literario y siempre ha estado rodeado de una nebulosa ante la imposibilidad de saber con certeza las causas. La mayoría de biografías defienden que se suicidó con una sobredosis de morfina. Santi Vancells lo cuestiona en el libro Una veritat difícil. Walter Benjamin a Portbou: crònica d'una ferida mal curada (Comanegra). "Benjamin no se murió de una sobredosis de morfina. La causa de la muerte fue la enfermedad cardíaca que sufría", dice Vancells, que es médico de cabecera y ejerció durante 15 años en Portbou. Según él, una sobredosis de morfina provoca una parada respiratoria y la muerte es inmediata. "Si no se dispone de un antídoto específico, la muerte es cuestión de minutos, pero la agonía de Benjamin duró más de doce horas", explica.

La radiografía desaparecida

Vancells, que es uno de los impulsores del proyecto Fundació Internacional Benjamin-Portbou, afirma que nada demuestra que se suicidara. Las últimas palabras de Benjamin se han recogido de fuentes orales: "En una situación sin salida, no tengo ninguna otra elección que acabar. Es en un pequeño pueblo del Pirineo donde nadie me conoce que mi vida se agota...". Son palabras aproximadas que el pensador escribió a su amiga Henny Gurland, que estaba con él en Portbou, pocas horas antes de morir. Son aproximadas, porque la carta que las contenía fue destruida por Gurland y reconstruida más tarde de memoria. Además, continúa Vancells, al maletín al que se aferraba Benjamin durante todo su recorrido hasta llegar a Portbou, además de sus escritos, seis fotografías y dinero, había una radiografía. "Antes de venir a Portbou, en la última visita a su cardiólogo de París le hicieron esta radiografía. Se le había complicado una angina de pecho y sufría insuficiencia cardíaca. La morfina forma parte del tratamiento de una insuficiencia cardíaca, pero nada demuestra que hubiera una sobredosis", considera el autor de Una veritat difícil.

La radiografía, así como la maleta y su contenido, estuvieron unos años en los juzgados de Figueres, pero desaparecieron. A Benjamin se lo enterró en un nicho del cementerio con el dinero que llevaba encima, pero al cabo de cinco años, como nadie pagaba el alquiler, se lo sacó de allí y se lo enterró en la fosa común. Según la factura, que firmó el padre Andreu Freixa, el alquiler del nicho y el entierro habían costado 93 pesetas. "Todo el mundo acepta la tesis del suicidio porque es una hipótesis que tranquiliza, nos excusa del papel de espectadores, del silencio y la pasividad que hubo alrededor de la muerte de Benjamin", afirma Vancells, que en el libro reconstruye las últimas horas del pensador, pero también como se ha encarado su memoria.

Abandonado y maltratado

"Con precisión absoluta es obvio que no se puede afirmar exactamente lo que pasó, pero por el análisis de los varios testigos que utilizan autores como Howard Eiland y Michael W. Jennings, en Walter Benjamin. Una vida crítica (Tres Puntos, 2020), y la historiadora francesa Nathalie Raoux, parece que la tesis del suicidio es la más plausible", dice el historiador y exdirector del Museu de l'Exili Jordi Font. Lisa Fittko, que es la guía que llevó a Benjamin y a sus acompañantes de Banyuls a Portbou, también habla de suicidio en La meva travessia dels Pirineus. "De todas formas, sea suicidio o muerte por insuficiencia cardíaca, lo que es más relevante es que Walter Benjamin murió debido a su larga situación de exilio desde el 1933 y sintiendo siempre la amenaza de que en un momento u otro podía triunfar el nazismo en todo el continente europeo", detalla Font.

"Una salud delicada, la precariedad, la carencia de recursos, el paso por varios campos de refugiados en Francia, las dificultades para contactar con sus amigos en el exilio (especialmente Theodor Adorno y Max Horkheimer, que estaban en Estados Unidos y que lo tenían que sacar de Francia) y, sobre todo, ver, el 26 de septiembre de 1940, que las autoridades españolas estaban decididas a devolverlo a la Francia de Vichy... todo ello lo condujo a la desesperanza. Como dice Nathalie Raoux, lo que es relevante de la muerte de Benjamin es que las causas hay que atribuirlas al maltrato que reciben las personas desplazadas (refugiados, exiliados) por parte de las administraciones estatales", explica Font.

Maximiliano Fuentes Codera, director de la Cátedra Walter Benjamin, Memoria y Exilio también tiende a inclinarse por la hipótesis del suicidio: "Claro que no podría serlo, porque no hay ningún documento que lo certifique al 100%, pero que exista un documento así es muy complicado en el contexto en el que murió Benjamin. Aun así, lo que es relevante es su pensamiento y su legado".

La Casa Walter Benjamin, un proyecto fallido

"Fue la muerte injusta de una persona inocente y, si no hubiera muerto aquel día, seguramente habría muerto al cabo de poco, pero entonces todavía tenía la pequeña esperanza de que no sería deportado y por eso escribió aquella misma noche al cónsul norteamericano", afirma Vancells, que colaboró con el escultor, arquitecto y artista visual Dani Karavan para impulsar la Casa Walter Benjamin en Portbou, que nunca se llegó hacer realidad. "El proyecto de la Casa Walter Benjamin, que pretendía atraer pensadores e investigadores y convertirse también en eje universitario entre Perpiñán y Girona, habría paliado una deuda histórica con Portbou, un pueblo que ha sido excluido y abandonado", dice Vancells.

Monumento Walter Benjamin

Karavan sí que pudo dejar acabado Passatges, el memorial que se hizo en Portbou en homenaje a Walter Benjamin con motivo del 50.º aniversario de su muerte. Financiado por la Generalitat y el gobierno alemán, e inaugurado el 15 de mayo de 1994, el monumento de Karavan es una experiencia, un trayecto por tres puntos de la montaña de Portbou donde hay el cementerio. Hay un túnel y una escalera con un remolino de mar al fondo, un olivo viejo y una plataforma de meditación abierta al horizonte.

"Sin el monumento de Karavan, Benjamin habría caído en el olvido", afirma Vancells. El proyecto de la Casa Walter Benjamin en Portbou estaba a punto de convertirse en realidad con el gobierno de Pasqual Maragall, pero desapareció de la agenda política después de las elecciones del 2006. "Benjamin continúa siendo un extraño en Portbou, porque tampoco nunca se ha hecho pedagogía de su obra o de su figura, pero tampoco se ha comercializado jamás con su memoria ni se ha querido sacar rédito económico", detalla Vancells. El hecho de que en Portbou no haya ningún centro para poder estudiar o investigar también es difícil de entender para Fuentes: "Tendría que haber un centro, tampoco exige mucho presupuesto, se tendría que adecuar un espacio y becar a quien quisiera investigar; se han hecho muchos intentos, pero no han sido exitosos", asegura.

El monumento de Karavan continúa allí, impertérrito, a pesar de que en alguna ocasión ha sido víctima de gamberradas. El paisaje tampoco ha cambiado mucho desde septiembre del 1940: las mismas viñas abandonadas y el mismo territorio, porque, a diferencia otras localidades del Alt Empordà, Portbou no ha sido víctima del boom turístico e inmobiliario.

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