Música

Un concierto histórico de Marc Anthony y el público en el Palau Sant Jordi

Impecable noche con el cantante y una espectacular orquesta de salsa

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Marc Anthony en el Palau Sant Jordi.

BarcelonaLos conciertos de Marc Anthony comienzan imparables, sobre todo cuando detrás tiene una orquesta como la que lleva en la gira que pasó el jueves por un Palau Sant Jordi prácticamente lleno. Y cuándo Pa'lla voy y Valió la pena son las canciones elegidas para abrir la noche, no es ninguna exageración asegurar que no hay manera más apoteósica de empezar una actuación. Marc Anthony a los 55 años es así, te sirve el clímax de entrada, incluso antes de salir al escenario. Mientras el público le esperaba, por megafonía sonó Llorarás del legendario de Óscar D'León: el Sant Jordi la cantó y celebró con un entusiasmo muy emocionante. Atención, pues, al concierto que D'León hará en el festival Cruïlla el 11 de julio.

Con esta predisposición a vivir una noche especial recibieron a Marc Anthony, tras pagar entradas que iban de los 58 a los 90 euros, y 161 en la zona preferencial cerca del escenario. Y el ex de Jennifer López estuvo a la altura. Gafas oscuras, tres gestos de manos y cadera para presentar armas de seducción y bum: “Pa'onde está la fiesta, pa'lla voy". La barbaridad rítmica continuó con el bolero Y hubo alguien, que la orquesta remata en clave de salsa brava mientras el cantante que quiere ser heredero de Héctor Lavoe espolea aún más al público.

Como es habitual, Marc Anthony pone toda la voz en la sartén, ahora quizá en un tono acertadamente más bajo. Así levanta monumentos románticos como Hasta ayer, donde dialoga con el coro del público y con un elegante arreglo de trompeta antes de dejar el son cubano en manos de una guitarra eléctrica llevada al paroxismo por Mario Sebastián (repetirá la estrategia guitarrera en la balada Abrázame muy fuerte, con un resultado no tan exitoso, y en una muy épica versión de ¿Y cómo es él? de José Luis Perales, un clásico del repertorio de Anthony). En una misma canción, Anthony trata de descansar cuando la maquinaria orquestal actúa a pleno rendimiento, y vuelve a cantar al final de la descarga para rematarla. ¿Canònico? Totalmente. ¿Infalible? Siempre. Y combinando carisma, que tiene a espuertas, con oficio para interpretar transmitiendo el sentimiento exacto de lo que canta cuando a Volando entre tus brazos dice que está enamorado, hipnotizado, y que no es mentira, o cuando invoca el despecho en Mala. Cuando Marc Anthony está en forma y tiene la voz en su sitio, es el mejor cantante de salsa posible y honra como es debido la historia de la música latina.

Una ovación espectacular

“Esto es un concierto de salsa, y la salsa se baila. Todo el mundo de pie, ¡cojones!”, gritó señalando la grada. No era necesario. Se comprobó cuando cantó Flor pálida, la versión del cantautor cubano Polo Montañez. O en la segunda parte del concierto, cuando después de las baladas llegaron temas como Qué precio tiene el cielo, de estribillo imparable replicado por el público y con la orquesta brillando a mucha altura. En esa parte, uno de los momentos aún más apoteósico fue Te conozco bien. Y aunque a veces parecía cansado, encontró fuerza y empuje para enlazar un gran final, primero con Parecen viernes, nuevamente con la ayuda del público, y después, en el bis, con Tu amor me hace bien, coronada con una ovación como se han oído pocas en el Palau Sant Jordi, y una Vivir mi vida de pura felicidad colectiva.

El único pero es que el concierto solo duró poco más de una hora y media. Eso sí, impecable de pies a cabeza. Todo en un día muy musical en Montjuïc: el Sónar en la feria y Judas Priest, Saxon y Uriah Heep en el Sant Jordi Club.

Marc Anthony en el Palau Sant Jordi.
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