Crítica de música

Así habló Pappano: haciendo vibrar el Palau de la Música

Extraordinario concierto del director británico y la Orquesta Sinfónica de Londres

2 min
La pianista Alice Sara Ott, el director Antonio Pappano y la Sinfónica de Londres.
  • Antonio Pappano, director
  • Alice Sara Ott, piano
  • Programa: 'O flower of fire', de Hannah Kendall; 'Totentanz', de Franz Liszt, y 'Así habló Zaratustra', de Richard Strauss

Los ciclos sinfónicos en el Palau de la Música no suelen dejar indiferente a nadie. Pero en el caso que nos ocupa, es decir, el concierto de la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Antonio Pappano, que en septiembre del 2024 será el director titular, era imposible no salir del edificio modernista sintiendo vibraciones a todo trapo por todos y cada uno de los rincones del cuerpo. Y es que la lectura del poema sinfónico Así habló Zaratustra, de Richard Strauss, fue vibrante, majestuosa, ejecutada y dirigida con una gran sabiduría. Más allá de la célebre fanfarria inicial, de resonancias kubrickianas, la maravillosa pieza del músico bávaro se prodiga poco, y eso que contiene auténticas filigranas. Pappano aborda la pieza con cuidado de orfebre y dominio de la psicomotricidad fina a la hora de establecer sabios cambios sonoros y dinámicos entre los muchos momentos cambrísticos de la obra y los episodios más grandilocuentes, con inclusión de campanas y órgano.

Todo esta avalancha sonora, concebida desde una incontestable erudición musical y con una respuesta sin fisuras por parte de todas y cada una de las secciones de la orquesta, presidió igualmente la obra que abría el concierto, O flower of fire, de la joven compositora británica Hannah Kendall (1984). La pieza, que se estrenó el 10 de octubre en Londres, es una avalancha de imaginación sonora y el propio Pappano la define como “percusiva, lírica y muy atmosférica”. Exacto. Y es necesario un instrumento virtuoso, compacto y sólido como la orquesta británica para defenderla con buenos argumentos. Así fue.

La primera parte se cerró con la Danza macabra de Franz Liszt, paráfrasis que el compositor húngaro escribió para piano y orquesta a partir del célebre Días irae gregoriano. Al final de la ejecución pensábamos que tras la interpretación de Alice Sara Ott, que sufre esclerosis múltiple, el instrumento Steinway del Palau de la Música debería pasar revisión del mecánico por la contundencia con que la pianista la abordó. Pero el bis ofrecido por esta gran artista –la primera Gnossienne de Satie– demostró que el piano estaba en perfectas condiciones, y Ott pudo ofrecer una versión delicada y vaporosa de la obra del compositor francés. Antes, la pieza de Liszt había contado con la complicidad entre solista, orquesta y director.

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