¡Lo han vuelto a hacer!
Gran concierto en el Palacio de la Música del Cuarteto Casals, una formación que es uno de nuestros lujos y mejores embajadores musicales

Cuarteto Casals
- Palacio de la Música. 19 de marzo de 2025
En medio de las discusiones en la calle y en la prensa sobre el montaje de Lohengrin en el Liceo, en días de presentaciones de temporadas de conciertos para el próximo curso y en un día de lluvia y levantada a las puertas de la primavera, asistir a la paz que supone un concierto del Quartet Casals es una solución balsámica a tanto de ruido exterior. Y sí, los miembros de la formación camarística han vuelto a hacerlo: o sea, conseguir la complicidad y la comunión con el público acólito con un programa exquisito, bien confeccionado, y sobre todo con el aliciente de asistir a la primera actuación a la viola de Cristina Cordero, después de que Jonathan Brown hubiera plegado del cuarteto. Todo esto, en la sala modernista del Palau de la Música.
La nueva incorporación mantiene el baremo alto, altísimo, de esta formación que es uno de nuestros lujos y mejores embajadores musicales, sin lugar a dudas. Serenidad y equilibrio es lo que transmitieron los cuatro miembros del cuarteto: la citada Cordero, los hermanos Abel (violín II) y Arnau Tomàs (violonchelo) y la violinista Vera Martínez Mehner.
Abría programa el tercer cuarteto (en mi bemol mayor) de Juan Crisóstomo Arriaga, de quien el próximo año celebraremos el bicentenario de la muerte. Líneas pulcros, equilibrio y transparencia se adueñaron de la interpretación del Quartet Casals.
Encargada por la formación y por el mismo Palau de la Música, Tierra encendida es la obra de Elisenda Fábregas que suponía un estreno absoluto. Una pieza compacta, sólidamente escrita, en un solo movimiento pero con dinámicas cambiantes a lo largo de la obra, que actúa como metáfora de las transformaciones de la tierra, con oscilaciones entre las luces y las sombras que se ciernen sobre el planeta. Una obra militante, sin duda, aunque alejada de las especulaciones programáticas.
La segunda parte nos llevó lo mejor del romanticismo de Johannes Brahms, con la interpretación del Cuarteto en do menor núm. 1. Una pieza de reminiscencias vagamente beethovenianas, pero en la que Brahms aparece con la voz propia que le caracterizaba como buen romántico alemán. Nuevamente, el Quartet Casals sirvió la prenda con propiedad estilística, rigor interpretativo, técnica indiscutible y sensibilidad y capacidad comunicativa.