Nadie se esfuerza tanto como Jennifer López por ser una diva
La cantante del Bronx debuta en el Palau Sant Jordi con un concierto lleno de bailes frenéticos y de grandes éxitos
BarcelonaJennifer López salta, gira la melena y mira al horizonte con cara de satisfacción. La cantante del Bronx debutaba este martes en el Palau Sant Jordi demostrando algo que ya se intuyó cuando actuó en la media parte de la SuperBowl de hace cinco años: nadie se esfuerza tanto y dedica más energía a ser una diva total. Con una resistencia que parece casi sobrehumana, JLo quiso cumplir la promesa que hizo al público nada más empezar el espectáculo: ofrecerles la mejor noche de su vida.
La cantante, de 55 años, ha confesado a menudo que la mueve el deseo de ser amada, un sentimiento que, utilizando el discurso de autoayuda tan de moda en los últimos años, ha atribuido al hecho de ser la mediana de tres hermanas. Según ella, la búsqueda del amor que se le negó de pequeña es el motor sobre el que ha construido una carrera cuyo objetivo final es demostrar que es merecedora de reconocimiento, sea como cantante o actriz. En definitiva, ser siempre la mejor. El concierto de este martes en el Palau Sant Jordi fue una puesta en escena de esta necesidad vital.
El show arrancó como una concatenación de bailes frenéticos a ritmo de algunos de los temas más conocidos de su carrera, como por ejemplo On the floor y Booty. Para demostrar que más allá de una gran bailarina es también una cantante con referentes mezcló Ain't your mama con Sexy MF, de Prince, y Jenny from the block –la canción sobre la que ha construido la narrativa de chica de barrio– con We will rock you, de Queen. "Sigo siendo la misma chica del barrio. Es así", aseguró la cantante, que durante toda la noche hizo esfuerzos para dirigirse al público en castellano, con mayor o menor fortuna. "Estoy intentando hablar más castellano, de verdad. Si me equivoco, valorad el esfuerzo, por favor", remarcaba riendo. Diva, pero cercana. Rica, pero humilde.
Fueron los hits históricos los que hicieron levantar a la audiencia, tales como Love don't coste a thing, que se llevó la primera gran ovación de la noche. Estos momentos explosivos fueron seguidos de segmentos más desiguales como la versión de Gracias a la vida, de Violeta Parra, y una If you had my love pasada por la criba de la sonoridad flamenca. Para acabarlo de redondear, coreografía con mantón de Manila y un apretado corsé de rojo intenso, su particular manera de homenajear al público en esta gira por el Estado.
Acostumbrada a salir en las revistas por sus relaciones sentimentales, JLo, que se define como una romántica sin remedio, no tuvo ningún problema para hablar de sus amores fallidos con cierta sorna. Justo antes de cantar All I have, uno de sus temas románticos, declaraba, riendo: "Creo que ya he tenido bastante, de matrimonios. Ya lo he intentado bastantes veces". En total han sido cuatro las veces que López ha buscado su "felices para siempre".
Aunque la del Bronx no utiliza el concepto de eras que ha popularizado Taylor Swift, en el concierto era fácil identificar las diferentes etapas de su carrera, desde los años que jugó con el hip-hop, a los inicios de su trayectoria y coincidiendo con su relación con Puff Daddy, hasta cuando abrazó sus orígenes puertorriqueños y se convirtió en reina del ecosistema latino mediante el matrimonio con Marco Anthony. Uno de los mejores resultados de esa unión profesional y sentimental es Qué hiciste, que cantó con mayor potencia que acierto. Poco antes había introducido la canción como uno de sus temas "antiamor" para a continuación exclamar: "El amor es la hostia". La clausura de homenaje a los orígenes familiares fue Si una vez, de Selena Quintanilla, pionera de la música tex-mex y una de las primeras grandes estrellas latinas de Estados Unidos. El primer papel cinematográfico importante de Lopez fue, precisamente, una película biográfica sobre Quintanilla. Let's get loud pasado de vueltas y uno Play con sample de Pump it up convirtieron al Sant Jordi en una gran pista de baile. Y, pese a asegurar que no volverá a pasar por el altar, hizo felices a los fans cantando El anillo, tema con una visión absolutamente retrógrada del matrimonio y muy vinculada al tiempo en el que salía con el jugador de béisbol Alex Rodriguez, con el que se prometió, pero nunca se casó.
La gira que arrancó hace apenas una semana en Pontevedra permite a López sacarse el mal sabor de boca del pasado verano, cuando el matrimonio moribundo con Ben Affleck hizo que cancelara el tour que debía llevarle a recorrer todos los Estados Unidos. "Hice una promesa a mis hijos: quería enseñarles que se pueden pasar momentos difíciles y que puedes salir más fuerte que antes". El martes por la noche Jennifer López desplegó sobre el escenario del Sant Jordi toda una performance digna de un ave fénix.