Ensayo musical

"La Nova Cançó catalana es una de las mejores manifestaciones artísticas de la historia"

Antoni Batista publica 'Nuestra Canción', un ensayo sobre un fenómeno plenamente reivindicable

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Antonio Batista.

Barcelona"La Nova Cançó catalana es una de las mejores manifestaciones artísticas de la historia universal de la música popular. A la altura del gran empuje del rock angloamericano, de la chanson francesa y del renacimiento de la samba brasileña"... Así de categórico comienza el libro Nuestra Canción (Pórtico, 2024) de Antoni Batista (Barcelona, ​​1952). "Es que es así, y trato de demostrarlo. ¿Por qué no lo hemos reivindicado? Quizás porque nos parece que nosotros somos algo pequeño, pero estos artistas son muy buenos, estoy convencido", dice Batista, músico, musicólogo , experto en antifranquismo y en la historia contemporánea de países como Irlanda y el País Vasco y colaborador del ARA.

La canción, "el género de los que nacieron en los años cuarenta y hasta el primer lustro de los cincuenta", de Raimon a Marina Rossell, ha tenido muchos y muy ilustres cronistas, pero el ensayo de Batista va más allá . Destaca virtudes poéticas y musicales más o menos consensuadas de Xavier Ribalta, Lluís Llach, Rafael Subirachs y tantos otros, pero también entrelaza vida personal y activismos políticos diversos con análisis estéticos, y lleva el imaginario de la canción fuera de límites y convenciones, como cuando integra la rumba de Gato Pérez en el relato o cuando señala como uno de los grandes discos del género el álbum de Maria del Mar Bonet y Borja Penalba grabado en 2020 en el Teatre Micalet de Valencia. "Gato era una esponja. Viene de Argentina, trabaja como promocionero en Edigsa y enseguida ya hablaba catalán. Bebe de la canción, de la rumba catalana, de la milonga... Y, como nosotros también somos el mestizaje y una multiculturalidad, lo quería incorporar", explica sobre Gato Pérez (1951-1990), un músico que estaba haciendo con la rumba "lo que Rubén Blades había hecho con la salsa y Vinícius de Moraes con la samba".

Nuestra Canción también tiene algo de autobiografía encubierta de un "raimonólogo" que vivía en el paseo Maragall de Barcelona, ​​"a treinta números" de donde vivía Raimon, y que cuando estudiaba en la Universidad Autónoma de Barcelona organizó el memorable concierto de 1974, tras el que estaba el PSUC, "el partido hegemónico de la lucha antifranquista, que desempeñaba un papel muy relevante en la organización de recitales, pero menos en los contenidos". En ese concierto de Raimon, cuyo dinero iba al movimiento universitario, recaudaron "muchas pesetas". "Cada año el partido daba un premio a la organización que consiguiera la mayor recaudación, y lo ganamos nosotros. El premio era un pedazo del fuselaje de un ala de un B-52 abatido por los vietnamitas...", hace memoria con una sonrisa. Eran tiempos en los que la academia de música de la familia Batista también realizaba labores clandestinas.

Manuel Vázquez Montalbán, un faro

La sabiduría de periodistas como Jordi García-Soler y Manuel Vázquez Montalbán perfuma también el relato de Batista. Al primero, un indispensable de la crónica musical del país, le sustituyó en el Diario de Barcelona en 1976. Y Vázquez Montalbán, amigo y faro en infinidad de debates y posicionamientos políticos y artísticos, fue un aliado cuando Batista defendía el rock'n'roll frente al comité central del PSUC. "Con Gay Mercader llevamos a Ramones, Dr. Feelgood y Mike Oldfield a la Fiesta del Trabajo", recuerda.

Vázquez Montalbán también fue fundamental para que "la izquierda antifranquista dejara de ver a Sisa como un baliga-balaga lúdico, alienígena, alienista y alienador sin ningún interés". "Los cantautores anteriores a Sisa y Pau Riba eran todos prácticamente marxistas; algunos optaron por la rama socialista, como Guillermina Motta y Joan Manuel Serrat, pero la familia ideológica era el marxismo. La canción se había rebelado contra la música de fondo del franquismo, y entonces aparecieron los heterodoxos del marxismo, que eran los hippies.Entonces Manolo Vázquez hizo un artículo diciendo que Sisa era muy bueno y amnistiando a los heterodoxos, y ya podíamos ir a escuchar a Sisa y Pau Riba sin pecar", explica.

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