Ópera

El Liceo recupera al 'Adriana Lecouvreur' de Cilea según David McVicar

Roberto Alagna, Aleksandra Kurzak, Freddie De Tommaso y Valeria Sepe encabezan el reparto que dará vida a la ópera de Francesco Cilea

Aleksandra Kurzak y Freddie De Tommaso en un ensayo de la ópera 'Adriana Lecouvreur' en el Liceu.
13/06/2024
3 min

BarcelonaEntre bambalinas, en los camerinos de los teatros pueden pasar cosas tanto o más dramáticas que encima de los escenarios. Adrienne Lecouvreur, una de las actrices más aclamadas de la Comédie-Française durante el siglo XVIII, se vio envuelta en un triángulo amoroso con su amante, el mariscal Mauricio de Sajonia, y la duquesa de Bouillon, que desembocó en un final más trágico que el de algunas de las tragedias de Jean Racine que ella misma había representado. El compositor Francesco Cilea (1866-1950) inmortalizó esta tragedia en Adriana Lecouvreur, el clásico del verismo italiano que cerrará la temporada de ópera de este año del Gran Teatre del Liceu, con siete funciones entre el 16 y el 29 de junio.

"La relación del Liceo con Adriana Lecouvreur viene de muy lejos", explica el director artístico del teatro, Víctor Garcia de Gomar, quien recuerda que esta ópera de Cilea aterrizó en Barcelona en 1903, sólo un año después del estreno oficial en Milán. De hecho, el montaje que se podrá ver este final de temporada, firmado por David McVicar, recupera la coproducción internacional que ya se estrenó en Barcelona en 2012, fruto de la alianza del Liceo con la Royal Opera House de Londres, la Ópera de París, la Wiener Staatsoper y la Ópera de San Francisco. Se trata de un montaje ambicioso, muy fiel al libreto original y con una puesta en escena de época, impregnada del refinamiento de los altos círculos parisinos del siglo XVIII. "Es el testimonio de las emociones y la forma de hacer de aquella época", dice el director Patrick Summers, que ha asumido su dirección musical.

Adriana Lecouvreur no es muy habitual en las programaciones, quizás por la exigencia vocal que requiere. Es una ópera que "va mucho más allá del hilo argumental; destila las emociones de los personajes y tiene una partitura increíblemente poética", explica Summers, quien resalta que Cilea se adelanta a los "inicios de la gran era de Hollywood". Según Justin Way, el responsable de esa reposición, se trata de una "celebración del romanticismo y de la vida teatral". "Cada vez que la interpretan nuevos artistas, se reinventa desde cero", añade. Independientemente de si Cilea vivió a la sombra de Giacomo Puccini, Summers considera que "los treinta años que van desde el Parsifal, de Wagner, hasta la Primera Guerra Mundial fueron el Everest de la música, ya que se concentraron una serie de compositores extraordinarios".

Un reparto accidentado

La producción ha salido adelante pese a "cambios dramáticos", según Garcia de Gomar. "Jonas Kaufmann descartó el compromiso con nosotros para ir a Viena, algo que lamentamos mucho; Sònia Iontxeva está cantando Norma en Múnich y, aunque en su momento previó que podría venir, después se dio cuenta de que era imposible hacer ambos roles, y Rachvelishvili ha tenido que parar por problemas de salud", explica Garcia de Gomar. , el nuevo elenco de solistas, encabezado por los tenores Roberto Alagna y Freddie De Tommaso y las sopranos Aleksandra Kurzak y Valeria Sepe, "es una feliz bienvenida", con "grandes voces" que podrán defender "un título en el que los cantantes son especialmente importantes ", según el director del teatro.

"Mauricio es un personaje muy divertido de interpretar –dice Freddie De Tommaso, que esta temporada también ha actuado en la producción de Carmen–. Por un lado, es un hombre de guerra, con líneas en las que habla del honor y la gloria, pero, por otro, es un amante muy dulce, que está enamorado de Adriana". De Tommaso siente una conexión especial con la ciudad de Barcelona: "Fue donde nací como profesional. Cuando participé en el Concurso Tenor Viñas era un mero estudiante en Londres y, de un día para otro, entré en el mundo profesional".

"Yo también participé en el Tenor Viñas –dice Aleksandra Kurzak–. Cuando me propusieron para el rol de Adriana me hizo mucha ilusión, porque desde niña había querido cantar ese repertorio. Lo que me gusta del verismo es que te da más posibilidades de actuar que el bel canto". "Adoro al Liceu, canté por primera vez antes del incendio", añade Roberto Alagna, que celebra poder compartir escenario con Kurzak, que es su esposa. Además, haciendo referencia a la polémica de Tosca de la pasada temporada, Alagna y Kurzak aclaran que no tienen ningún problema con el teatro barcelonés. "La prueba es que hoy estamos aquí", dice el tenor. "A veces la prensa hace mucho ruido por nada", añade la soprano.

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