Arte

El sorprendente caso del ladrón del Museo Británico

Ocho meses después de descubrir el robo, la institución admite la sustracción de joyas de oro y gemas de piedras semipreciosas y el despido de un empleado

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Una imagen exterior del edificio del museo Británico, en el barrio de Bloomsbury, en el centro de Londres.

LondresComo en las mejores películas de robos (Atraco perfecto, de Stanley Kubrick), en las que es imprescindible la colaboración de un insider para llevar a cabo la fechoría, el Museo Británico ha sufrido el robo de algunos de sus tesoros a cargo, presuntamente, de uno de sus empleados. Una operación que no se ha conocido públicamente hasta las últimas 24 horas, pero de la que la institución tuvo conocimiento oficial a principios de 2023, si bien los primeros indicios de las anomalías se habrían comunicado a la dirección en 2016 por parte de un especialista en antigüedades.

Los objetos robados, que este experto detectó que se encontraban en subasta en la web de eBay, son joyas de oro, piedras semipreciosas y objetos de cristal, entre los años 1500 antes de Cristo y el siglo XIX. Se trata del robo más grave que sufre el Museo Británico en más de una década. El empleado, presuntamente autor material del golpe, fue despedido a principios de año, antes de que la dirección contactara con la policía.

Si bien la institución no ha facilitado la identidad del presunto ladrón, este jueves distintos medios del Reino Unido lo identifican con el nombre de Peter Higgs, comisario de culturas mediterráneas, con más de treinta años de trabajo en el museo. Higgs, de 56 años, es un eminente experto en antigüedades que ha colaborado en la redacción de algunos de los catálogos que han acompañado a algunas de las grandes exposiciones del Británico. En declaraciones a estos mismos medios, uno de sus hijos se mostró confiado en que el extrabajador podrá clarificar los hechos y reivindicar su inocencia

Sin que se conozcan los detalles de forma precisa, el despido del trabajador tuvo lugar después de que los máximos responsables del museo londinense comprobaran que un número indeterminado de elementos de la colección habían sido sustraídos de las bóvedas y almacenes de seguridad del edificio neoclásico del barrio de Bloomsbury.

Informaciones de la prensa británica apuntan este jueves que, haciendo el seguimiento de la cuenta de eBay en la que se ofrecían las piezas, el especialista en antigüedades que detectó el robo también identificó al trabajador despedido como el vendedor. Los artículos que el presunto ladrón empezó a vender, sin embargo, no estarían registrados en el catálogo del Museo Británico, lo que significa es casi imposible demostrar que fueron robados. Esta circunstancia explicaría también que, por el momento, pese al despido del ya exempleado, la policía no haya practicado ninguna detención. Las piezas robadas pertenecían mayoritariamente a la colección Towneley de objetos grecorromanos dados por un terrateniente del siglo XVIII.

Las primeras medidas para acabar con el robo tuvieron lugar cuando el ladrón pasó a vender artículos que sí habían sido catalogados por el museo. Hasta ahora, la dirección se ha negado a emitir una descripción o fotografías de los objetos, y tampoco ha querido valorarlos en términos económicos. Sin embargo, expertos consultados por la prensa británica consideran que las pérdidas en este campo son "inestimables".

Disculpas públicas del director

George Osborne, exministro de Economía de David Cameron y actualmente presidente del patronato del museo, ha ordenado una revisión independiente de la seguridad. Hartwig Fischer, el director, ha pedido disculpas públicas por la sustracción. En su comunicado, Fischer asegura que se han contactado especialistas externos "para establecer un recuento definitivo de lo que falta, de lo que se ha dañado y robado". De sus palabras se infiere que la institución todavía no ha podido establecer si ha descubierto el alcance total del robo. Fuentes de la investigación han descartado motivaciones ideológicas o políticas, como la repatriación de objetos a los países de origen. Ninguno de los artículos robados había sido expuesto al público recientemente.

De acuerdo con el comunicado oficial del museo, "la mayoría de los objetos [desaparecidos] eran pequeñas piezas guardadas en un almacén que pertenece a una de las colecciones del museo". Incluyen, como ya se ha apuntado, joyas de oro y gemas de piedras semipreciosas y cristal que datan desde 1500 antes de Cristo hasta el siglo XIX. Se conservaban principalmente con fines académicos y de investigación. El análisis independiente de los hechos será dirigido por Nigel Boardman, antiguo administrador del museo, y Lucy D'Orsi, jefe de la Policía Británica de Transporte.

Otros golpes famosos

Como ya se ha apuntado, no es la primera vez, ni probablemente la última, que el Museo Británico sufre un robo a lo largo de los 270 años de su historia. En 1816 fue el objetivo del primer gran golpe. La colección de esculturas griegas y romanas de la institución fue asaltada por un grupo de seis hombres que se llevaron algunas de las piezas más valiosas. El museo volvió a sufrir un robo en 1832, y en esa ocasión perdió una valiosa colección de jade chino. En 1857 una banda de ladrones irlandeses intentó robar en el museo, pero el vigilante nocturno frustró su acción. El robo más reciente tuvo lugar en el 2000, cuando dos hombres huyeron con un montón de libros y manuscritos del siglo XVIII.

En 2017 el museo anunció que seis años antes perdió un anillo Cartier de diamantes valorado en casi un millón de dólares. En 2004 se robaron 15 piezas de joyas chinas durante el horario de apertura, mientras que en 2002 se sacó una cabeza de mármol griego de 2.500 años.

El Museo Británico tiene aproximadamente 8 millones de objetos. Casi todos estos artefactos, aproximadamente el 99% de los cuales nunca se muestran al público y se conservan en los reservados de la institución, fueron expoliados por la fuerza de territorios extranjeros, siendo objeto de décadas de demandas legales para su devolución. Una parte muy importante fue tomada durante el dominio imperial británico.

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