Teatro

21 refugiadas en el Teatre Lliure: "La cultura ucraniana está luchando y muriendo en el frente"

La directora polaca Marta Górnicka dirige una pieza coral contra la guerra

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Presentacion de Mothers En Song for Wartime, en la foto de izquierda a derecha Evelin Facchini, coreografa, Marta Gornicka, directora, Svitlana Berestovska, interpret, y Veleriia Obodianska, interpret, Teatre Lliure.

Barcelona"Nuestros hermanos y maridos están en el frente, nuestras familias están en peligro cada día, y nosotros cantaremos y hablaremos hasta que se acaben las fuerzas", dice la joven ucraniana Valeriia Obodianska. Es una de las 21 mujeres refugiadas de Mariúpol, Kiiv, Irpín y Járkov que esta semana subirán al escenario del Teatre Lliure para presentar el espectáculo Mothers. A song for wartime, una pieza coral de la directora polaca Marta Górnicka que "mira el horror de la guerra en los ojos". Mientras el ejército ruso sigue bombardeando Kiiv, un corazón de mujeres ucranianas, bielorrusas y polacas de entre 10 y 71 años entonará un canto a favor de "la vida y el renacimiento" a través de canciones tradicionales y testigos reales de madres refugiadas. "Necesitamos un teatro que sea una nueva forma de solidaridad, un sitio donde un mundo nuevo sea imaginable", dice la directora. "Mientras los rituales de violencia no cambien, los espectáculos de este calibre serán necesarios", añade el subdirector del Lliure, Ivan Benet.

El espectáculo, que se podrá ver el miércoles 27 y el jueves 28 de marzo en la Sala Fabià Puigserver de Montjuïc, interpela directamente a los países de Europa occidental que hacen la vista gorda ante la guerra. "Si el horror está cerca, intentamos no mirarle, nos aislamos psicológicamente y desplazamos la mirada hacia Instagram, hacia los memes de gatitos", dice Górnicka con un punto de ironía. "La gente está cansada de hablar de ello, pero no podemos permitirnos decir que esta guerra no es la nuestra –asegura Obodianska–. Deberíamos pensar que, cuando muere una persona en Ucrania, muere una parte de todos nosotros. Es el ' única forma de llegar a la paz". La intérprete critica que Vladímir Putin tache a los ucranianos de "fascistas": "Yo, personalmente, no conozco a ningún nacionalista ni a ningún fascista, pero sí conozco a músicos, poetas y directores de teatro que están muriendo en el frente. La cultura ucraniana es toda esta gente que está luchando y muriendo en la frente".

El punto de partida del espectáculo es una shchedrivka, una canción precristiana muy arraigada en el imaginario ucraniano. "Históricamente las mujeres y los niños la cantaban mientras caminaban por el pueblo, casa por casa, para desear suerte y salud para todos –dice Górnicka–. Era un ritual especial. Se creía que esta canción tenía el poder de cambiar el mundo". También aparecen canciones infantiles que hablan de la paz, textos de filósofos contemporáneos e historias sobre el horror narradas en primera persona.

Más allá de la dimensión artística del proyecto, Mothers. A song for wartime ha tenido una función terapéutica para las intérpretes. "La guerra nos destrozó la vida, de un día para otro perdimos la casa y los planes de futuro –explica Svitlana Berestovska, una de las participantes–. Este espectáculo nos salvó, porque al empezar a ensayar volvimos a tener planes y esto nos dio muchísima fuerza". Además, han creado una red emocional con los demás participantes. "Nos apoyamos, hablamos de nuestro dolor y de nuestros sueños –dice Obodianska–. Hablamos tres lenguas a la vez, pero nos entendemos porqué todas nosotros somos un organismo vivo".

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