Estreno teatral

"Más del 60% de la población podemos tener ideas suicidas"

La Sala Talleres del TNC estrena 'Tarsius', un espectáculo de Lara Díez Quintanilla sobre el suicidio juvenil

Una escena de 'Tarsius'
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BarcelonaEn el vestíbulo de la Sala Talleres del Teatro Nacional de Cataluña (TNC), una lluvia de papeles doblados llena una urna de cristal. En lo alto, un mensaje pide a los espectadores que escriban "un pequeño momento de felicidad" que podrá ser leído en público. Adolescentes del Instituto Sunsi Móra, de Canet de Mar, se amontonan alrededor de la mesa, con los bolígrafos a punto y las risas pegadizas propias de la edad. "Tengo dos. ¿Tú qué has puesto?", pregunta una de ellas. "No te lo digo pero es obvio, tía. ¡Pon los dos!", le responde la otra. Los chicos, quizás más tímidos o quizás menos entusiasmados, se las miran de lejos, pero de vez en cuando uno de ellos se acerca a la mesa y cumple la misión encomendada. Todos ellos conforman el público que este jueves ha asistido a una función escolar de Tarsivos, un espectáculo de Lara Díez Quintanilla dirigido por Ferran Carvajal y que aborda, de cara y sin subterfugios, el suicidio juvenil.

El escenario es la puerta de entrada de las historias de Tània (Gisel Morros), Carles (Daniel Mallorquín), Roger (Quim Gil), Marta (Carla Moix), Sígfrido (Tamara Ndong) y Adrià (pero a jóvenes) con Adrià (Joan Lluís) encontrándose en el mismo sitio: el intento de poner fin a sus vidas. Adrià carga con la muerte de su hermano por sobredosis, Carlos sufre acoso escolar y una sobreprotección enfermiza por parte de la madre, Tània fue víctima de abusos sexuales, Marta deja de comer porque quiere desaparecer, Sígrfid se siente desarraigada de todo y Roger intenta ser tan perfecto.

Un momento de 'Tarsius'.

"El suicidio tiene muchos mitos, y es importante romperlos. Este espectáculo nos ayuda. Entre el 70 y el 80% de las muertes por suicidio están vinculadas a la salud mental, pero cada vez más no siempre es así", explica Clara Rubio, miembro de la Asociación Catalana para la Prevención del Suicidio (ACPS), en una charla. Tarsivos sitúa a los protagonistas en una especie de limbo donde no pueden dejar de hablar y de confesar todo lo que les pasa por dentro. "¿Cómo puedo pensar en esto? Perdón, perdón", se pregunta uno de los personajes cuando se le ocurre que morir es la única posibilidad. "Más del 60% de la población podemos tener ideas suicidas. Nos da mucho miedo verbalizarlo, pero nos puede pasar a todas ya todos. Es fundamental saber, sobre todo, que el suicidio siempre tiene una alternativa", señala Rubio.

Entender el personaje

Ante las sensaciones y sentimientos más difíciles de expresar en voz alta, Ferran Carvajal ha optado por convertirlos en movimiento. El espectáculo coreografía momentos de ansiedad y angustia, de vergüenza profunda, de culpa que deriva en autolesiones y de una honda soledad. "¿Cómo se siente interpretando a estos personajes?", pregunta una chica del público durante el coloquio. "La abstracción corporal hace que puedas representar cosas que emocionalmente serían muy fuertes. Para el público, es más fácil de digerir que si todo fuera absolutamente explícito", subraya Morros. "Hacemos un trabajo constante para entender al personaje, contar su historia y dejar que nuestro cuerpo sea el transmisor", añade Gil.

Lara Díez Quintanilla es licenciada en psicología y en obras anteriores ya había explorado temas en torno a la salud mental. Tarsivos, en cartel hasta el 30 de noviembre, la ha construido a partir de numerosas entrevistas con testigos, un proceso de creación similar al que siguió con A la deriva, una pieza colectiva que giraba en torno a los ingresos psiquiátricos y que se estrenó en mayo. En esta ocasión, el espectáculo refleja sobre todo que el fin de los suicidios pasa por una respuesta colectiva. Rubio lo resume así: "El suicidio es multifactorial, pero hay elementos compartidos: un sentimiento de soledad, la capacidad para hacerlo (lo que encontramos en las redes sociales no nos ayuda) y la ausencia de un sentimiento de pertenencia, el creer que no somos queridos por nadie. Hablar del suicidio no mata."

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