Una adaptación magnífica de la obra de la Nobel Olga Tokarczuk

Drive you plow over the bones of the dead [Arad sobre los huesos de los muertos] es "una sorprendente amalgama de thriller, comedia y tratado político", escribía Sarah Perry en el diario The Guardian a raíz de la publicación en Inglaterra de la novela homónima de la premio Nobel polaca Olga Tokarczuk.

Ciertamente, la obra, que toma el título del poema de William Blake Proverbios del infierno, es una novela de misterio con cadáveres y policías. Transcurre durante el invierno en una meseta de Polonia cercana a la frontera checa y se suceden una serie de extraños asesinatos. Y también es cierto que el punto de vista de la narradora –Janina, una excéntrica amante de la astrología que fue ingeniera, que ahora da clases a niños pequeños y que ve en los crímenes una indignada reacción de la naturaleza– está impregnado de apuntes irónicos y humorísticos de carácter eminentemente político. Sobre todo destila una lúcida reflexión ecologista y animalista sobre nuestra sociedad y la relación del individuo con el entorno.

No era fácil convertir la novela en una propuesta escénica, pero, sin duda, un reto así era viable a manos de una de las compañías más veteranas del teatro europeo, y que nos ha visitado con relativa asiduidad, Complicité de Simon McBurney, que hace seis años presentó en el Festival Grec una potente adaptación de Beware of pity (La impaciencia del corazón) de Stefan Zweig. McBurney respeta el formato de la narración y su poética poniendo sobre los hombros de una fabulosa Amanda Hadingue (la protagonista de la película The Queen) la responsabilidad de trasladarnos la historia a lo largo de casi tres horas. Es ella quien domina la palabra, ¡y de qué manera!, mientras a su alrededor el resto del reparto crea imágenes con acciones corales que, junto con una serie de inquietantes y pictóricas proyecciones, apoyan el relato y construyen una poderosa dramaturgia visual, algo oscura, eso sí.

No hay muchos diálogos pero hay que remarcar el divertido encuentro con un entomólogo con el que compartirá un puerro y que acentúa la comedia. Es un espectáculo muy textual, con la consiguiente exigencia de lectura de sobretítulos, lo que merma un poco la atención sobre la escena, pero un espectáculo para disfrutar y que invita a leer a Tokarczuk.