Crítica de teatro

Una interesante experiencia visual para abrir la temporada del Teatre Lliure

Humor negro y cuidada dramaturgia en la propuesta de la compañía belga FC Bergman

2 min
Un momento del espectáculo '300 el x 50 el x 30 el'.
  • Creación de FC Bergman

FC Bergman no es un club de fútbol, sino un colectivo belga que se define como anarquista y que desde hace diez años ha girado por el mundo con esta fábula surrealista sobre una comunidad rural que toma el título de las dimensiones del arca de Noé según se mencionan en la Biblia: 300 codos de largo, por 50 codos de ancho y 30 codos de alto. Una referencia con la que parece que el colectivo quiere conectar su creación con un discurso sobre la humanidad. Un objetivo que rematan al final invitando a unos sesenta o más voluntarios locales a sumarse a la coreografía de los doce intérpretes. Hasta ahí cualquier conexión universalista.

Lo que vemos cuando se levanta el telón es un gran cuadro realista. Un paisaje que bien podría evocar un pueblecito de Transilvania: seis casitas de madera que rodean una plaza alfombrada de hojas con un pequeño lago en frente y un enorme bosque de abetos detrás. El pueblecito está circundado por una vía por donde circula una cámara en un continuo trávelin circular que proyecta en tres pantallas lo que ocurre dentro de las casitas. Y esto nos remite inevitablemente al Dogville de Lars von Trier, salvo que la película del director danés cuenta una historia mientras que la propuesta del colectivo belga se nutre de historias mínimas que avanzan desde la aparente normalidad a la crueldad y al salvajismo según gira la cámara.

300 el x 50 el x 30 el es un esmerado espectáculo visual de una poderosa plasticidad, con una cuidada dramaturgia minimalista salpicada de humor negro y una emocional banda sonora de clásicos que sitúa al espectador como privilegiado voyeur de una curiosa galería de personajes no muy normales y de una serie de acciones que habrían gustado a André Breton, Magritte y compañía. Cabe destacar entre ellas el trance de una mujer para cagar gruesos y puntiagudos caracoles de mar. Un espectáculo ganador del León de Plata de la sección de teatro de la última Bienal de Venecia que podemos adscribir a la corriente postdramática y que, para que nos entendamos, habría sido idóneo para el festival TNT de Terrassa.

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