Crítica teatral

Teatro claustrofóbico bien hecho

La dirección de Marc Rosich en 'Després del final' es magnífica y la traducción se desliza con ganas

Meritxell Calvo y Ramon Pujol
17/03/2025
2 min
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Después del final Autor: Dennis Kelly

  • Dirección: Marc Rosich
  • Intérpretes: Meritxell Calvo y Ramon Pujol
  • Sala Versus Glòries. Hasta el 13 de abril

Hay obras que no son fáciles de contar sin revelar lo que conviene que los espectadores vayan descubriendo a lo largo de la función. Y ésta es una de ellas. Una obra temprana del dramaturgo inglés Dennis Kelly, autor de una treintena de obras dramáticas y también del libreto del famoso musical Matilda así como del guión de la película del mismo título. En cualquier caso podemos decir que Después del final se adscribe en el subgénero del teatro claustrofóbico, como ese primer éxito de Jordi Galceran (Palabras encadenadas) o el Misery de Stephen King que Sergi Mateu estrenó en el Teatro Principal en 1999. En este subgénero siempre hay un lugar del que no se puede salir, ya sea porque no te dejan o porque no puedes. Y, claro, un personaje con cierto desequilibrio.

A Después del final, la joven y popular secretaria Louise se despierta en un refugio subterráneo. Ella no recuerda nada de lo ocurrido y su compañero de trabajo del departamento de reprografía, Mark, le explica que le ha rescatado de la carnicería creada por una bomba nuclear de maleta. Por suerte, Mark ha conservado en muy buen estado el viejo refugio del jardín de la casa que compró hace unos años. Por si acaso, le ha mantenido provisto de comida. Louise no tiene otra opción que aceptar lo que le dice Mark.

Mark es amable, maniático y poco querido en su entorno laboral. Pero también es amigo de Louise, con la que ha mantenido muchas conversaciones interesantes. Ahora, cerrados hasta que acabe la alerta nuclear, tendrán tiempo para charlar, para dormir, para comer.

Teatro claustrofóbico y psicológico de altísima exigencia para los intérpretes. ¿Cómo es Mark? Ramon Pujol se le ha hecho suyo. Con una amabilidad perturbadora y una tranquilidad sospechosa subrayada por un leve tartamudeo. Meritxell Calvo es una Louise agradecida... al principio. Magnífica la dirección de Marc Rosich, responsable también de una traducción que se desliza con ganas. Muy eficaz el sencillo espacio escénico de Paula Font Creixell. Una propuesta de teatro muy recomendable.

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