La voz de Vox, apuntes sobre un debate periodístico
El pasado 14 de agosto, el digital del ARA colgaba la entrevista de David Miró a Ignacio Garriga, secretario general y presidente del grupo de Vox en el Parlament. Ha sido objeto de 126 comentarios, todos ellos críticos con el contenido de las declaraciones y la mayoría contrarios a que la entrevista se hubiera publicado. El Defensor del Lector ha recibido tres correos en la línea de los comentaristas online. Publico el del suscriptor Jordi Portavella:
"¿Qué llamar fascismo no es esmerado históricamente? ¿Que en democracia se tiene que dar voz a todo el mundo? ¿Que el personaje se descalifica solo? Consideraciones del todo irrelevantes ante el hecho inexcusable que habéis dado un altavoz a un representante del discurso del odio, del racismo (incluyo el lingüístico), del ocio físico, de la nosta. Según su Estatuto del Defensor del Lector, esta figura "Tiene cuidado y garantiza el respeto de los derechos humanos y la deontología de un periodismo ético y responsable", y velará por "El respeto a la dignidad de las personas y el derecho a no ser injuriadas." cordero bailador de sardanas, pero nosotros los conocemos demasiado bien —desde hace demasiadas generaciones—, a ellos y sus hechos, para dejarnos engatusar por las rebajas de sus palabras. Tiene razón el suscriptor que ha dicho (seguro que otros lo han pensado) agua".
El subdirector David Miró me explica –y lo corroboro porque he sido parte de ello– que el tratamiento periodístico de la extrema derecha ha sido profusamente debatido en el ARA, y califica algunos de los debates con el adjetivo encendidos. Efectivamente, dar voz a la ultraderecha en un diario demócrata es polémico y no sale gratis (advertencias de cancelar suscripciones), y más en nuestro contexto político, que sufrió el fascismo en una guerra incivil cruel y cuarenta años de dictadura. Éste es el argumentario que me dirige Miró:
"Haríamos un tratamiento periodístico de la extrema derecha desde nuestra propia agenda de diario demócrata, antirracista y respetuoso con los derechos humanos, siempre intentando señalar las contradicciones y puntos débiles de su discurso, y denunciando a quienes fueran claramente contrarios a los valores democráticos.
En cuanto a las entrevistas, sólo las haríamos en el momento en que tuvieran representación parlamentaria en el Parlamento y siempre a nuestra demanda. En este sentido, cabe decir que pedimos entrevistar al representante de Vox en la pasada campaña electoral y nos denegaron la entrevista. Del mismo modo, cuando se dio el caso de la moción de censura en el Ayuntamiento de Ripoll también pedimos entrevistar a Sílvia Orriols, de Aliança Catalana, pero también nos la denegaron.
A raíz de los incidentes de Jumella, en Murcia, pedimos la entrevista a Ignacio Garriga y en este caso nos dijeron que sí. A la hora de plantear la entrevista nuestra idea era mostrar el pensamiento de un partido que ahora mismo es tercera fuerza entre los jóvenes catalanes pero al mismo tiempo minimizando un posible efecto altavoz de argumentos demagógicos o xenófobos. Por eso no se emitió la entrevista entera, sino los cortes que nosotros seleccionamos. A lo largo de la entrevista se intenta dejar en evidencia al entrevistado en materia de valores cristianos, de necesidad económica de la inmigración o de la situación del catalán. En cualquier caso, creemos que la entrevista es útil para que el lector del ARA conozca de primera mano, y de la mano de una persona nacida aquí y que habla catalán, cuál es el proyecto para Catalunya que defiende un partido que, en un futuro no muy lejano, podría formar parte del gobierno español".
He solicitado la opinión autorizada de un periodista de primer nivel como Gorka Landaburu, quien en su dilatada trayectoria de excelencia profesional ha trabajado en Radio France, Le Matin y la agencia Reuters, y ha sido director del semanario político Cambio-16. Además, Landaburu conoce la política -¡y el franquismo!- en la primera persona de haber nacido en París por el exilio de su padre, vicelendakari de José Antonio Aguirre. Y ha sufrido la intolerancia en su propio cuerpo siendo víctima de un atentado de ETA con graves secuelas y, sin embargo, defendió el diálogo y ha sido un incansable trabajador por la paz.
Escribe Landaburu:
Desde hace un tiempo, asistimos a un fenómeno preocupante que se va extendiendo más allá de nuestras fronteras y que se caracteriza por el auge de los movimientos de extrema derecha. política para lanzar sus tentáculos venenosos y pescar en mala marejada. Hay que darles voz para conocer su argumentario. movilizados porque se dice que la historia no se repite, pero a menudo se parece mucho”.
El Defensor del Lector ya trató el debate en sus crónicas del 8 de junio y del 20 de julio del pasado año, y la posición es que el criterio periodístico para publicar lo que sea debe ser el interés informativo, al margen de que nos guste poco, menos o nada hacerlo. Vox tiene un interés informativo evidente, con más de tres millones de votos en las elecciones generales, cerca de trescientos mil en las catalanas, por delante de Comuns y la CUP, poder en autonomías y ayuntamientos y, como señala Miró, el hecho de ser tercera fuerza entre los jóvenes catalanes y –añado– primera en todo el Estado, diez puntos por encima de la segunda.
La deontología periodística no es la misma que la política, que si acaso es a la que corresponden los cordones sanitarios que quiten protagonismo a los extremismos/populismos y la unidad de acción contraria que propone Landaburu; la política hace y el periodismo explica. El mejor periodismo va lleno de entrevistas con personajes condenados por la ética, por la historia y en ocasiones también por la justicia.
Recogiendo el criterio de Gorka Landaburu, es necesario realizar estas entrevistas, pero distanciándolas de la publicidad con repreguntas, como hace Miró, que, por otra parte, son una praxis válida para cualquier intervivo. El diario tiene otras formas de contrastar unas declaraciones, y seguro que los lectores disgustados encontrarán en las páginas del ARA coincidencias en la línea de sus críticas. La última, el artículo de Roger Palós del pasado día 24, titulado "El lío de Vox con los topónimos", y, en un escandallo que he hecho sobre el mes de junio --el último políticamente operativo al cien por cien-- he encontrado seis comentarios negativos y un semáforo rojo. La voz de Vox (voz en latín) ha sido tan mínima que sólo a cinco noticias -de una media garantista de trescientas como mínimo- se hace una referencia más allá de las circunstancias.
El Defensor del Lector presta atención a las dudas, sugerencias, críticas y quejas sobre los contenidos del diario en sus ediciones digital y en papel, y cuida de que el tratamiento de las informaciones sea conforme a los códigos deontológicos.
Por contactar con el Defensor del Lector puede enviar un correo electrónico a eldefensor@ara.cat o grabar un mensaje de no más de un minuto al número de WhatsApp 653784787. En todos los casos, es necesaria identificación con nombre, apellidos y número de DNI.