Deporte

Dos centenares de campos de golf en plena calle Muntaner

Eagle Club permite aprender y practicar este deporte a cualquier hora del día gracias a la tecnología, sin tener que hacer desplazamientos fuera de la ciudad

Dos centenares de campos de golf en plena calle Muntaner
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Jugar al golf tiene algunos inconvenientes. Solo para practicar durante tres cuartos de hora, habitualmente se pierden más de dos horas, puesto que hay que desplazarse fuera de la ciudad. Los clubes para practicar, por la extensión que necesitan, están todos fuera de los cascos urbanos. Ahora, sin embargo, se puede aprender a jugar a golf y practicar este deporte en pleno centro de la ciudad de Barcelona, en la calle Muntaner, al lado de la avenida Diagonal. La tecnología permite hacerlo en Eagle Club, una iniciativa que ha conllevado una inversión de unos 450.000 euros, explica el principal impulsor del negocio, Juan Bascones, mientras practica sus golpes con un simulador. El practicante de este deporte puede escoger entre 192 campos de golf de todo el mundo. Los diferentes recorridos aparecerán en su partida virtual.

Sin embargo, la clave está en la tecnología de la compañía alemana Trackman. Su software permite simular totalmente cada golpe incluyendo aspectos como el viento, la inclinación de campo o el estado del césped y el green (el área con el agujero donde tiene que entrar la pelota). Es la misma tecnología que utilizan la mayoría de los jugadores profesionales para entrenarse. Este sistema permite tener en cuenta 125 parámetros diferentes que, muy analizados, ayudan al practicante de este deporte a mejorar su técnica.

Para jugar hay que disponer de palos, pero también se pueden alquilar en el mismo local. También se puede practicar en grupo o recibir clases de un profesional para aprender. Hay varias posibilidades para entrar en club: hacerse socio -con diferentes modalidades con cuotas mensuales que van de los 30 a los 40 euros o los 228 euros el trimestre- o pagar una entrada de 10 euros por persona más 12 euros por cada media hora o 20 euros por cada hora de simulador (pueden jugar hasta cuatro personas a la vez).

Como club, explica Bascones, la idea es “huir del concepto bowling” y aproximarse a lo que sería un auténtico club deportivo y social. Es decir, en las instalaciones, además de los simuladores, hay una tienda donde se vende material de golf como palos, guantes, zapatos y otros accesorios, gracias a un acuerdo con Depique, uno de los principales actores del sector. También hay un bar donde relajarse y tomar una copa o comer algo. Esto permite, por ejemplo, que un ejecutivo pueda aprovechar el mediodía para ir a dar unos golpes y hacer una comida rápida. En solo tres meses el club tiene un 40% de ocupación. Según Bascones, con un 50% se llegará al break even, lo que ya hace pensar, a pesar de que no hay ningún plan concreto, en la posibilidad futura de abrir otro centro.

Que cuenten con tienda y bar -donde pronto habrá actuaciones musicales en directo los jueves al atardecer- no es casual. Son las tres patas del negocio que tienen que llevar a la rentabilidad. En los inicios, el 80% de los ingresos los aportaban los simuladores, pero ahora la tienda empieza a competir en la generación de facturación y al final se tendrían que repartir los ingresos entre las tres áreas.

El club ha conseguido otro hito importante. Ha cerrado un acuerdo con la Federación Catalana de Golf y, por lo tanto, puede dar licencias de este deporte, necesarias para entrar en las competiciones. Este paso es importante, puesto que en Catalunya hay 28.000 licencias a pesar de que un tercio (unas 10.000) son itinerantes y no están vinculadas a ningún club. Esto indica un potencial importante de practicantes de este deporte que no tienen un club fijo y, por lo tanto, son posibles clientes.

Entre los clientes del club una gran mayoría son extranjeros. “Un 80% de los que vienen a jugar lo son”, explica el impulsor del club. En muchos casos son jóvenes ejecutivos o profesionales de fuera que ya practicaban el golf en su país y aprovechan el club para socializar a través del deporte en Barcelona.

Para llegar a la máxima ocupación del local, Bascones también tiene sus planes. En septiembre quiere poner en marcha el golf como actividad extraescolar. Hasta ahora, como los clubes están fuera la ciudad, los niños que quieren practicar este deporte solo lo pueden hacer, de manera habitual, los fines de semana. El club urbano permitirá hacerlo entre semana. Esto les ayudará a maximizar la ocupación del centro en las horas en las que ahora tiene menos afluencia de usuarios.

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