"Me tapaba la boca, me cogía los brazos y no paraba de decir: «Te violaré, te violaré»"
La ciclista Ares Masip denuncia una agresión sexual durante la Copa del Mundo de Mountain Bike del pasado año en Austria
GranollersDespués de la sentencia de la Manada, la ciclista de montaña Ares Masip vio cómo un compañero de carreras colgaba una foto en Instagram con el mensaje: "Vigile, que esta noche cuatro violadores se juntan para buscar víctimas" Cuando se volvieron a ver, unos meses más tarde. yendo en bici, ella le hizo notar la gravedad de la frase. "Me dijo que era una feminazi y una exagerada y decidí no hablar más con él", explica. la leridana. Coincidían en los veranos durante las competiciones, donde tienen amigos en común, pero ella no le dirigía la palabra. Cuatro años más tarde, el mismo deportista la agredió sexualmente durante la Copa del Mundo de Mountain Bike en Leogang (Austria) Masip le ha denunciado a los Mossos d'Esquadra y también a la Unión Ciclista Internacional (UCI), que organiza la competición.
Era en junio del 2023 y ella llegó a la carrera con su furgoneta, que aparcó en el paddock, una zona privada donde se encuentran los equipos técnicos y la infraestructura necesaria para la competición. ir a cenar con unos amigos y se fue a dormir a la furgoneta. “Estaba reventada. Había sido una carrera muy larga, de nuevo. horas", recuerda. Hacia las tres de la madrugada, el ciclista la despertó y le pidió si podía dormir en la furgoneta porque el hotel le quedaba muy lejos. Ella accedió. "Subió a la cama desnuda y de enseguida le dije que no quería tener sexo con él. Me insistía y me insistía y yo decía que no y que no", explica Masip.
A raíz del alboroto, una mujer picó en el vehículo desde fuera y se quejó de que hacían ruido. una mano. Con la otra me cogió los dos brazos y empezó a decirme que me violaría. «Te violaré, te violaré»", dice Masip. Ella se resistía y sólo pensaba cómo podía escaparse mientras él la desnudaba, le besaba y le frotaba los genitales. Fueron más de cuatro horas de luchar con todas las fuerzas contra el ciclista, un hombre mucho más fuerte que ella. La noche se le hizo eterna. tortura acabara antes, pero es que no quería tener sexo y no cedí", relata el deportista. Cuando se hizo de día, él se marchó.
"Era como si llevara subtítulos"
Al día siguiente, Masip explicó lo que le había ocurrido a sus compañeros de carrera. "Estaba destrozada, se me veía en la cara. Era como si llevara subtítulos", subraya. La respuesta de los ciclistas –todos hombres– la descolocó. "bromeaban y me decían que fuera con más cuenta la próxima noche, no sea que me violaran de verdad", relata el deportista. Por la noche, envió un mensaje al agresor explicándole cómo se había oído. "Él me respondió: «Perdona, se me ha ido la olla»". Pero aún tenían que convivir más días en Italia, en otra carrera. El ambiente estaba enrarecido y los compañeros reprochaban a Masip su actitud: "Me decían que había mucha tensión y que era un rollo. Al final decidí hacer ver que no había pasado nada, que todo era normal".
Ella quería salir adelante y olvidar lo que había vivido, pero no podía. "Cada vez sentía más rechazo, más asco y más rabia", dice. En aquellos momentos todavía "no le había puesto la etiqueta de un abuso" hasta que un año más tarde se lo contó a un amigo y él la confrontó con los hechos. Poco después supo que otra ciclista sufrió un episodio que tiene cierta similitud con el mismo agresor durante otra carrera y eso le empujó a denunciarle el pasado octubre. El ARA ha hablado con esta deportista, que pide mantenerse en el anonimato, y que explica que esa situación le generó miedo e incomodidad. Ambas explicaron los hechos en la UCI, que abrió una investigación. El ARA ha intentado contactar con este órgano internacional, pero no ha obtenido ninguna respuesta.
"Cuando me pasó creí en la reeducación. Hablé con él y le expliqué que el «No es no» es básico, que no puede hacer estas cosas. Y se disculpó, pero un tiempo después lo volvía a hacer", explica Masip. Desde esa noche en Austria, la trayectoria deportiva de ella ha cambiado. "Casi no he ido a carreras, en parte porque no quería coincidir con él. En el último año solo he hecho tres, cuando antes corría 15 o 20", señala. Ahora ha querido hacer público todo lo que ha vivido con la esperanza de que las cosas cambien: "Sé que se me cuestionará y se me estigmatizará, pero confío en que sirva para frenar la cultura de la violación y para que ninguna otra ciclista tenga que pasar por eso".