

El Barça -junto al Liverpool- es el equipo más divertido de Europa cuando enfrente tiene a a alguien con cara y ojos, un gran rival con ambición y que, al no tenerle miedo,le juega de tú a tú y sale escaldado. Le ha pasado al Real Madrid dos veces, al Bayern y lo del Atlético ha sido la excepción que no confirma la regla, una rareza, aunque el aplauso fue general igual que la idea de que jugando así, el orgullo compensa al resultadismo porque hay tanto futuro con jugadores formados en casa que es cuestión de tiempo que el marcador refleje lo que se aprecia en el terreno de juego. Así que abro el melón: ¿Y si éste es un Barça de Champions?
Una competición corta en la que se enfrentarán a los mejores, con las pulsaciones y la motivación por todo lo alto, con la jeta, el descaro, de Lamine Yamal y compañía. Puestos a soñar, ¿por qué no? Es una teoría que está por comprobar, pero lo que ya es un hecho es que en LaLiga, donde se premia la regularidad, a los de Flick se le han atragantado los rivales que luchan por la permanencia o por escapar de la zona caliente, desde Pamplona a Getafe, pasando por Vigo, Leganés o Las Palmas. La exuberancia en Europa, la Supercopa, o siempre que tengan delante al Real Madrid, se convierte en espesura en el campo y se traduce en una penosa racha en el campeonato nacional donde sólo han sumado seis de los últimos 24 puntos.
Flick ha cambiado tantas cosas que quizás, puede, a lo mejor, también estemos ante un cambio de paradigma. Hasta ahora, históricamente, el Barça ganaba la Champions si también campeonaba en Liga; al Real Madrid nunca le hizo falta. Es vivir en el alambre, aceptar la incertidumbre, negociar con el cosquilleo del todo es posible y admitir que la excelencia no se da con la regularidad del miércoles- domingo o el martes-sábado porque no es posible.
No es a lo que el barcelonismo está acostumbrado, pero por la exigencia física que requiere el fútbol que plantea el técnico, la juventud e inexperiencia de una plantilla que se queda corta para hacer frente a todas las peleas y, sobre todo, ante todo, por las exhibiciones que ya ha ofrecido este equipo en citas importantes esta temporada, repito la duda que me asalta y pregunto en voz alta: Y si éste es un Barça de Champions, ¿qué? ¿Quién lo compra?