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El Barça no tiene más remedio que vender a Frenkie de Jong

El club espera generar 60 millones de límite salarial con el neerlandés, pero solo podrá utilizar un tercio si no se afana con las palancas

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Frenkie De Jong después de marcar contra el Elche

BarcelonaDel Barça cuesta irse. La ciudad, el clima, el escaparate mundial y la sensación de haber llegado a la cumbre en el mundo del fútbol hacen que los jugadores se resistan a probar aventuras lejos del Camp Nou. Además, si el club paga salarios como los de los últimos años bajo el mandato de Josep Maria Bartomeu, la cosa se complica algo más. Porque a la carga emocional que implica bajar de un transatlántico tan glamuroso y mediático hay que sumar el hecho de renunciar a un poder adquisitivo blindado por varios años y, en la mayoría de los casos, sobredimensionado en relación con lo que pueden ofrecer otras plazas del fútbol europeo.

Con Frenkie de Jong, única pieza transferible con margen real de ganancia de la actual plantilla, este argumento económico está bastante salvado. El neerlandés tiene la inmensa suerte de que Erik ten Hag, potenciador de su talento hace cuatro años en Ajax, lo ha pedido para que lidere el medio del campo del Manchester United, un gigante caído del fútbol inglés que la temporada que viene tendrá que jugar la Europa League. Los red devils han soltado lastre las últimas semanas –Pogba, Lingaard y Mata no continuarán en Old Trafford– y tienen dinero para ofrecer un contrato millonario a De Jong, al nivel de lo que percibe hoy en el Barça. Aun así, el futbolista duda. Por un lado, siente que le están moviendo la silla y esto lo pica para marcharse y demostrar que abrirle la puerta era un error. Pero, por el otro, tiene la vida montada en Barcelona –se acaba de comprar una casa en Pedralbes– y se ve capaz de triunfar en el Camp Nou.

Frenkie de Jong en acción contra la Real Sociedad esta temporada.

Salvando diferencias, la situación de De Jong recuerda a la de Arthur Melo, que hace dos años se resistía a dejar el Barça. En plena pandemia, el mediocentro brasileño, que no acababa de despuntar a pesar de su calidad, fue la palanca que la junta de Bartomeu decidió accionar para cerrar el ejercicio económico 2019/20 de la manera más exitosa posible. Arthur no quería marcharse, pero acabó aceptando ir al Juventus italiano por 76 millones en el marco de una operación contable que lelvó a Miralem Pjanic al club azulgrana por 60. Ninguno de los dos valía lo que posteriormente se auditaría, lo cual confirma que el movimiento tenía más base económica que deportiva. El año anterior Bartomeu también había maquillado las cuentas enviando a Cillessen al Valencia y trayendo a Neto.

A mediados de 2022, y a pesar de que el covid va de baja y el Camp Nou ha tenido el 100% de aforo disponible buena parte del curso, el Barça no remonta el vuelo. Por eso la junta directiva de Joan Laporta pidió a los socios hace unos días carta blanca para vender patrimonio y, de este modo, consumir antes del 30 de junio una desviación del presupuesto de ingresos muy superior a los 100 millones. "Cerraremos con pérdidas por tercer año", advirtió el presidente ejecutivo antes de obtener un sí abrumador de los compromisarios.

El maquillaje de ahora será transferir, de entrada, un 10% de los derechos audiovisuales durante un máximo de 25 años a un banco o fondo de inversión que ingresará en el club un mínimo de 200 millones de capital. Este será el primer paso de la receta que quiere seguir el actual gobierno para empezar a reavivar los fondos propios. Enviando a De Jong en Manchester por 80 millones no se habrían compensado los números rojos de este curso, puesto que el neerlandés tiene una amortización pendiente de unos 60 millones y la plusvalía –el beneficio contable– solo habría rondado los 20. Por lo tanto, no hay que correr a vender antes del 30 de junio para lograr este margen exiguo. De hecho, el vicepresidente Eduard Romeu no ha parado de repetirlo: "No tenemos presupuestada ninguna venta de jugador. Si Frenkie sale, será una decisión técnica".

Los cálculos de Mateu Alemany

Efectivamente, es el área deportiva la que se resigna a renunciar al neerlandés. La factura salarial así lo pide. No hay más remedio que buscarle un destino en paralelo a las negociaciones que están en marcha para activar palancas que restituyan el fondo de maniobra negativo (primero irá la televisión y después, si nada se tuerce, BLM). El sí de la asamblea ha dado aire al Barça, pero esto no quiere decir que ya no haya que vender a De Jong, el único jugador no imprescindible con mercado y capaz de dejar un margen bastante alto en caso de decir adiós. Según ha podido confirmar el ARA, son 60 millones de euros de fair play los que Mateu Alemany pretende rascar con la venta del neerlandés. Por eso la entidad pide 100 millones entre fijos y variables al United: para conseguir 40 de plusvalía y añadirlos a los 20 que se ahorraría de sueldo bruto.

Estos son los cálculos que hacen en la Ciudad Deportiva siempre que el Barça se ponga al día con el límite salarial –mediante las palancas– y pueda volver a la regla 1/1, que permite inscribir a jugadores por el valor íntegro previamente liberado. Si no, los 60 millones serán 20 debido a la norma 1/3, que se aplica a clubes con el fair play excedido. Sea como sea, renunciar a De Jong significa un punto de partida para inscribir a nuevos fichajes, empezando por los ya acordados Kessié y Christensen, y las nuevas condiciones de Sergi Roberto, Araujo y Gavi. Como Alemany ya gastó la bala de los capitanes el verano pasado, ahora es el neerlandés el mecanismo más provechoso para generar ilusiones de cara al futuro. Lewandowski, Azpilicueta, Marcos Alonso o un central de garantías implican perderlo de vista.

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