Lo que ha cambiado (y lo que no) para que la operación Nico Williams vaya en serio
El club avanza en la negociación con el extremo del Athletic Club, que está loco por jugar con Lamine Yamal
BarcelonaNico Williams está loco por jugar con Lamine Yamal y el camino se allana: a la espera de resolver el fair play financiero, que es el principal escollo que Joan Laporta ha tenido desde que ganó las elecciones del 2021, el Barça ya ha pactado verbalmente con él las condiciones de su futuro contrato. Tendría una duración de seis temporadas para espaciar al máximo los pagos y cargar el límite salarial lo menos posible a corto plazo. Es la misma estrategia que se ha seguido con Joan Garcia, que cada curso que pase cobrará algo más. En el caso de Williams, se apunta que ingresará entre 8 y 9 millones de euros netos anuales, lo que le pondrá en lo alto de la escala salarial azulgrana, pero sustancialmente por debajo de Lamine Yamal y Robert Lewandowski.
Que el Barça y el entorno del jugador navarro dialoguen sobre un futuro juntos no es la primera vez que sucede. Y tampoco la segunda. Como ya explicó el ARA hace unos meses, el club azulgrana tuvo al alcance fichar a Williams libre de traspaso. El ex director de fútbol Mateu Alemany así lo había previsto para el verano del 2024, que era cuando terminaba contrato en San Mamés. Sin embargo, Deco, relevo del balear en el despacho más importante de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, no estimó esta vía y el futbolista renovó con el Athletic Club con una cláusula de rescisión de 58 millones de euros. Después de que Williams brillara en la Eurocopa, Joan Laporta aceptó pagar esa cifra, pero la operación no cristalizó por las dificultades del Barça con el límite salarial. 11 meses después de ese serial, parece que la cosa va en serio. Fuentes de la negociación así lo confirman a petición concreta de este diario.
¿Qué es lo que ha cambiado para que ahora vaya en serio?
Williams ya quería jugar en el Barça el pasado verano, pero entre la falta de garantías con el fair play y la presión sentimental de su hermano Iñaki aceptó continuar un año más en el Athletic, con el que acabó cuarto en la Liga y estuvo cerca de disputar la final de la Europa League. Tras este curso agridulce, el jugador navarro tiene más madurado que necesita un cambio de aires para progresar en su carrera profesional, algo que su agente, Félix Tainta, transmitió a Deco hace unos días.
Otro cambio importante tiene que ver con el Barça, que si bien ha abombado durante toda la temporada que no tenía previsto contratar a Williams después de las calabazas del pasado verano, ahora de repente recoge el interés del futbolista y se ha puesto de acuerdo en falta de encontrar los millones de su cláusula y de resolver el escollo. Dos factores empujan a Laporta a ponerse bien y hacer ese esfuerzo. Por un lado, la presión implícita de un vestuario ganador que, liderado por Lamine Yamal, recibirá el extremo con los brazos abiertos. Y, por otra, la proximidad de un proceso electoral que debe servir al popular presidente azulgrana para alargar seis años su mandato. El peso de la pelota en la toma de decisiones es imbatible.
Además, económicamente, y pese a que difícilmente el Barça cerrará el ejercicio con números verdes, el horizonte asociado al muy ansiado regreso al Camp Nou ayuda a transmitir más calma cara a la consecución de la norma del 1:1, que es la que permite ir al mercado con la normalidad que hace ya casi un lustro. El club no tiene caja libre, pero sí se ve capacitado para pagar 90 millones entre las cláusulas de Joan Garcia y Williams gracias a varios mecanismos financieros. Luego, si logra que el auditor le valide los 100 millones de los asientos vip y puede quitarse encima fichas tan altas como las de Ansu Fati, Ter Stegen o Araujo, podrá hacer espacio para que las dos caras nuevas puedan jugar la Liga. Hay mes y medio para hacer los deberes. Es más tiempo de lo que había el año pasado y de lo que se destinó a encontrar la brecha para registrar Dani Olmo en una situación peor que la actual.
¿Qué es lo que sigue igual?
En realidad, que el Barça tenga problemas con el fair play financiero no es nuevo. Tenía el pasado verano y sigue teniendo ahora aunque tenga más previsión de ingresos en gran parte por el regreso al Camp Nou. No es ninguna novedad, pues, que para registrar a Williams a partir del 1 de julio, que es cuando abre el mercado y cuando cambia el ejercicio económico, tenga que forzar salidas de jugadores que tienen contrato con el club y pocas ganas de renunciar a él. A Ter Stegen ya se le ha dicho implícitamente que debe irse, pero la idea del alemán es plantarse el 13 de julio en la pretemporada y luchar por la titularidad. Por tanto, no es descartable que se tengan que sacudir otras fichas. Quizás tan inesperadas como la de İlkay Gündoğan hace 11 meses.
Por otro lado, existe otro aspecto que no ha cambiado en relación al curso pasado. Y es que aunque el Barça se haya decidido por Williams, el director deportivo azulgrana, Deco, de entrada valoraba explorar otras opciones y prefería al colombiano Luis Díaz de la misma forma que priorizaba a Olmo el pasado verano. ¿El motivo? La capacidad goleadora de los candidatos. Deco ha manifestado dudas con el olfato del navarro y no le falta razón. Si la temporada 23-24 la terminó con ocho goles en 37 duelos oficiales, este ejercicio 24-25 no ha mejorado mucho: 11 tantos en 45 participaciones. Si acaba llegando a Barcelona, Hansi Flick tiene ya un objetivo claro con él.