Barça

El Barça pone todo su corazón y se clasifica para la Champions (1-2)

Las paradas de Neto y los goles de Ansu y Alba certifican que el equipo de Xavi estará en la principal competición de clubes

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Dembélé, en acción al campo del Betis

BarcelonaEl Barça estará en la próxima edición de la Champions, sudando la gota gorda en un final épico. Se ha acercado paso a paso, metro a metro, exhausto como un alpinista a punto de llegar a la cumbre del Everest. Cargando el peso de las lesiones, con las piernas cansadas, viviendo un via crucis en muchos partidos. En el campo del Betis, la buena estrella de un Ansu Fati que solo necesita alejar a los fantasmas de las lesiones para ser el faro del Barça y un gran gol de Alba abrieron el camino de la Champions con un triunfo de oro (1-2). El resto del trabajo lo hizo un héroe poco esperado, el portero brasileño Neto. Sin él, el Barça habría podido hacerse daño.

El Barça ya puede por fin acabar la temporada, tal como quería, una vez asegurada la presencia en la próxima edición de la Liga de Campeones. Ahora podrá hacer las maletas para lamerse las heridas en la playa después de una nueva temporada complicada. Una vez se hizo evidente que aspirar a la liga era vivir en un engaño, el periplo se ha hecho demasiado duro, encadenando un montón de partidos como este contra el Betis donde toca sufrir en vez de disfrutar. Donde hay que sudar sangre para acercarse al objetivo de una temporada convertida en una montaña rusa emocional con unas cuantas eliminaciones traumáticas por el camino y la promesa de un futuro mejor en el horizonte. Todo el mundo tiene ganas de que llegue este futuro, puesto que el presente hace daño como una espina clavada en la planta del pie. En el campo del Betis, los sevillanos siempre parecían poner la pierna más fuerte, más agresivos, más enchufados. Pero el Barça supo sufrir.

Neto, salvador

El partido parecía destinado a ser un quebradero de cabeza ya desde la previa, cuando Ter Stegen se quedó en casa con dolor de estómago, permitiendo al brasileño Neto recordar a los aficionados que todavía juega en el Barça. Bastante bien lo hizo, el exportero del Valencia, negando el gol al Betis con dos intervenciones de nivel. En la otra portería, el veterano Bravo se lesionó a las primeras de cambio y el portugués Rui Silva, sin mucho tiempo para calentar, se encargó de dejar con un palmo de narices a Araujo cuando un golpe de cabeza del defensa uruguayo parecía destinado a ser el primer gol del partido. 

El Barça competía, pero no convencía. Xavi se hartaba de gritar pidiendo calma a un equipo que por instantes se dejaba llevar por el ritmo de partido de los locales, todo un riesgo. El Barça necesitaba calma y control. Bien, no todo el Barça. Como siempre, Ousmane Dembélé parecía vivir en un planeta diferente, acelerando por la banda cada vez que podía. El francés sigue siendo capaz de animar y desesperar a la vez, acertando y fallando. Formando parte de un deporte colectivo como si fuera un niño sin hermanos que juega solo en la habitación. Sus centradas acaban perdiéndose, destinadas a no ser una estadística positiva, sin encontrar a Memphis ni un Ferran intocable por Xavi. El de Terrassa decidió confiar en Memphis en vez de en Aubameyang en un equipo que se coge con pinzas por culpa de las bajas tanto en medio del campo como en defensa. Después del Bernabéu, el equipo, en lugar de seguir creciendo, se ha transformado en una calabaza. El hechizo, roto. Y Xavi se rompe la garganta pidiendo concentración a un equipo que perdía muchas pelotas, permitiendo a Canales y Fekir escribir poesía con los pies. Gavi y De Jong, acelerados, siempre parecían llegar tarde, pero el buen trabajo de Araujo y Eric Garcia evitaba hacerse daño. Por instantes parecía que el Barça daría como buen resultado un empate en el Benito Villamarin a pesar de que ganar significaba certificar estar en la Champions.

Pero Xavi quería ganar, así que removió el ataque haciendo entrar a Aubameyang, Adama y Ansu Fati. Es decir, cambió todo el tridente ofensivo, aceptando que no había acabado de rular. Y con Ansu Fati se hizo la luz. El destino del joven delantero es sorpresivo, como un cuento, donde siempre que vuelve después de lesionarse marca. Solo un minuto le hizo falta, al joven delantero, para batir a Rui Silva con un chute suave, dulce. Ansu es la luz de un Barça que sigue sufriendo demasiado. Pero dos minutos después Marc Bartra ya había empatado. Aun así, el Barça no dejó de creer y en el último segundo Jordi Alba se inventó un gol que permite mirar al delantero con ilusión a los ojos. En el último segundo, se hizo la luz.

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