El Barça de Xavi tiene una flor en el culo (1-3)
Superado durante buena parte del partido, gana por primera vez fuera de casa en un partido en el que le tocó sufrir
BarcelonaPor si no lo tenía claro, Xavi ya ha entendido cuánto costará reflotar la nave azulgrana. Habrá que sufrir mucho y tener algo de suerte. Y en el campo del Villarreal, su Barça supo sufrir y tuvo mucha suerte (1-3). Hacer camino cuando ganas siempre es mejor que intentar avanzar cuando tienes un montón de derrotas en la maleta, pero el Barça ahora mismo angustia. En cada partido el equipo acaba tan cansado que no puede ni abrir la boca, perdiendo a alguien por lesión, como Jordi Alba. Pero a la espera de recuperar a lesionados y ver si Laporta encuentra el dinero para ficharle jugadores a Xavi, el equipo ha encadenado dos triunfos en la Liga, ganando por primera vez fuera del Camp Nou gracias a un gol salvador de Memphis justo al final. Le hacía falta al Barça. Y le hacía falta al delantero, después de perdonar tantos goles cantantes. Su redención sirvió al Barça para levantar el vuelo.
Después de dos primeras citas bastante excitantes a pesar de la falta de gol, Xavi y su Barça entran en una nueva fase. La de la rutina y los silencios incómodos cuando algo no funciona. Toda relación necesita tiempo para consolidarse. Y nada mejor que superar problemas juntos para ver si esto llegará a buen puerto. Si el inicio del partido fue alentador, después el Barça no pudo tener la pelota, tal como quiere Xavi. Ni atacó con ella ni se defendió escondiéndola de un Villarreal que, por suerte, tiene todavía menos puntería que el Barça. Que ya es decir. En la Plana, lo mejor fue el resultado.
Tan pendiente del futuro europeo estaba el barcelonismo que el partido de Villarreal llegaba casi por sorpresa, como si fuera una estación de aquellas en las que los trenes rápidos no hacen parada. Villarreal es una gran trampa para los futbolistas del Barça. Llegas a una villa pequeña rodeada de campos por carretera, pero una vez sales a jugar te encuentras con una constelación de jugadores internacionales. Y acabas sufriendo. Y mira que el partido habría podido ser un trámite si Memphis tuviera más puntería. Frenkie De Jong, que empezó el partido vestido de etiqueta, dominando los espacios, le ofreció en bandeja dos goles. Y en los dos goles Memphis se atragantó. El delantero acabó abrazado al palo, desconcertado, listo para recibir los latigazos de las críticas de una afición que se desespera al ver cómo su equipo sigue con el grifo cerrado. Poco esperaba que, por una vez, el destino le tenía guardada una sorpresa al final del partido.
Xavi había dado la titularidad por primera vez a Abde. Y el joven marroquí fue el protagonista en unos primeros minutos en los que salió a comerse el mundo, con su extremo eléctrico. Después, como todo el Barça, chocó contra la realidad. Sí, todavía queda mucho trabajo por hacer. El técnico había apostado por una defensa de cuatro, con dos centrales, Eric Garcia y Araujo, tapando los agujeros por la derecha. No funcionó. El Villarreal, después de verse perdonado por Memphis, se enchufó viviendo el partido con la misma pasión que un condenado a muerte que ha recibido un indulto. Primero hizo daño por un lado, con Yeremi Pino pinchando a Jordi Alba. Después entendió que podía decidir el partido por el otro lado, con Pedraza y Danjuma aprovechando los espacios que dejaba un Eric Garcia demasiado perdido persiguiendo a Moi Gómez, y demasiado solo sin las ayudas de Abde. Mira que Villarreal es una población pequeña, pero en medio del campo había una autopista por donde los jugadores locales se hartaban de dar trabajo a Araujo, un Ter Stegen salvador y Gerard Piqué. El central catalán, por cierto, evitó un gol con unas manos muy claras dentro del área. En la sala del VAR, por suerte para Xavi, deberían de estar mirando Netflix. Tampoco vieron una posible roja a Parejo por clavar los tacos a Sergio Busquets.
Si dormían, en la sala del VAR, los despertaron justo empezar la segunda parte para tirar la línea y ver si había fuera de juego en el gol del Barça. Y no, no era fuera de juego por muy poco. Después del tirón de orejas del descanso, el Barça salió enchufado, mordiendo por las bandas. Abde centró, Alba remató y Memphis chocó con Rulli. De Jong, sin embargo, estaba en el lugar ideal para marcar él, puesto que su compatriota no lo consigue. Consciente de que un gol, ahora mismo, tiene tanto valor como un lingote de oro, el Barça se cerró en defensa. Demasiado defensivo en manos de un Villarreal que encontró el empate de una forma inesperada, de las que sacan de quicio a los técnicos. A falta de 12 minutos, un servicio de banda a favor del Barça se convirtió en cinco segundos en un gol del nigeriano Samu Chukwueze, una bala que batió en carrera a un Mingueza que había entrar por Alba, lesionado. Justo cuando el Barça empezaba a oler el triunfo, parecía llegar la burla. Pero quien rio el último fue el Barça. El Villarreal no solo se hartó de perdonar en ataque. Además, le dieron a Memphis la pelota que el delantero, ahora sí, transformó en un gol tan balsámico como poco esperado. Y el Barça todavía tuvo tiempo para marcar un tercero, en un penalti forzado y transformado por Coutinho. Si Xavi suma a la causa al brasileño, o consigue que mejore tanto el nivel que le lleguen ofertas, definitivamente parecerá que puede obrar milagros. A la espera de jugar mejor, su Barça tiene una flor en el culo.