Barcelona hace las paces con el árbol que explica la historia del Barça
Se inaugura una placa para recordar el Pi de Les Corts, punto de encuentro de los barcelonistas durante décadas
BarcelonaDurante muchos años, el Pi de Les Corts fue uno de los puntos de encuentro de los barcelonistas. Ahora, este pino parece triste, cerca de la confluencia de travesera de Les Corts y la calle Vilamur, protegido por unas viejas vallas de hierro. Hasta hoy. Después de meses de pedirlo, la Penya Blaugrana de Les Corts ha conseguido que se inaugure una placa para recordar la importancia de este árbol que ha sobrevivido al paso de los años. "Hay que recordar los lugares que forman parte de la historia del Barça", dice Toni Planchart, el presidente de la peña. Sí, el Pi de Les Corts, situado al gol norte del viejo estadio de Les Corts, fue durante décadas un lugar tan conocido como la fuente de Canaletes, para los barcelonistas. Pero la historia lo ha arrinconado. El tiempo no perdona, a pesar de que con iniciativas como esta se puede luchar para evitar que el olvido triunfe.
La inauguración de la placa este viernes será un momento especial justo ahora que se celebran los 100 años de la llegada del Barça al barrio de Les Corts, cuando se compraron unos terrenos donde todavía había plantadas patatas, cuando la junta azulgrana pisó por primera vez los terrenos. Hace un siglo se inauguraba un estadio que ha pasado a formar parte del imaginario colectivo azulgrana, un nombre que los abuelos han explicado a los nietos, entre verdades y algunas exageraciones, como la leyenda que dice que Les Corts se quedó pequeño gracias a Kubala. El estadio ya se llenaba antes del húngaro, de hecho. Y precisamente Kubala era uno de los jugadores que también esperaba bajo el Pi de Les Corts después de los entrenamientos. Muchos socios del Barça recuerdan los jugadores bajo el pino esperando a sus compañeros antes de hacer de las suyas por los locales del centro de la ciudad. Entonces todo el mundo sabía adónde iban a parar, Kubala y compañía, cuando caía el sol.
Planchart saca pecho, después de años de lucha con las autoridades del distrito para conseguir esta placa, mostrando su agradecimiento al ARA por haberse hecho eco en dos artículos sobre la importancia de este pino: el primero del año 2015 de Toni Vall, que ya recordaba cómo el Pi de Les Corts era "un punto de encuentro y referencia para los viejos barcelonistas y sobre todo para las peñas cuando acudían al campo"."«Quedamos en el pino» era una frase recurrente para encontrarse antes o después del partido para ir a hacer el café postpartido, y era lugar de discusiones y tertulias entro aficionados", recuerda Planchart. "Era donde la gente discutía sobre los jugadores cuando las cosas no iban bien. Y donde los jugadores, al salir del campo, se encontraban antes de irse de fiesta", añade Blanchart sobre este pino que fue plantado el 1836, en la travesera de Les Corts entre Vallespir y Numància. En su momento, era uno de los pinos de la calle de Gerard Piera, que tenía pinos a ambos lados. El crecimiento del estadio de Les Corts modificó el trazado de esta calle, antes muy largo y ahora escondido cerca de la Gran Vía de Carlos III, a pesar de que algunos pinos sobrevivieron a sus extremos. En la parte este solo queda este pino piñonero, donde los niños subían buscando piñones durante décadas, mientras los barcelonistas charlaban a sus pies una vez levantado el estadio.
El Barça había llegado a los terrenos de Can Guerra, como eran conocidos, cuando Joan Gamper firmó el febrero del 1922 los contratos de una operación en que el Barça pagó a la propietaria, Mercè Déu i Majó, un total de 928.500 pesetas emitiendo bonos de deudas compradas por unos socios que ya seguían al club de forma fiel. La primera piedra del viejo campo de Les Corts se colocó el 19 de febrero del 1922. "Ese día todos pisábamos patatas, puesto que era un campo de patatas listas para la cosecha", recordaría el hijo de Joan Gamper. El 20 de mayo del 1922 el estadio se inauguró con el Barça derrotando el Saint Mirren escocés por 2-1, con el defensa visitante Bob Birrell marcando en propia puerta el primer gol del nuevo recinto, cuando nació la costumbre de encontrarse en el pino.
Un barrio ligado a la historia del club
El Pi de Les Corts todavía está en su lugar, catalogado y declarado como un espacio de interés local. La placa, de hecho, servirá para seguir marcando los escenarios históricos del fútbol barcelonés, puesto que un estadio tan mágico como el de Les Corts ahora mismo solo dispone de una vieja placa en la fachada de un bar, muy escondida, haciendo esquina con la calle Numància. Puedes pasar por delante sin verla, sin saber que donde se levantan estos edificios durante décadas se gritaron goles, del 1922 al 1957. No muy lejos hay la calle dedicada al fundador del Barça, Joan Gamper, que presenció la inauguración de la calle en persona el 24 de junio del 1934 con la asistencia del president de la Generalitat, Lluís Companys. Con el franquismo, la calle recuperó su nombre anterior, Crisantemo, a pesar de que a finales de los años 40 se consiguió recuperar el nombre dedicado a Gamper. Gracias a la placa, algunos jóvenes aficionados y muchos turistas de los que desfilan por la travesera de Les Corts camino del Camp Nou descubrirán la historia del Pi de Les Corts. Y del estadio. Y quizás se pararán un rato. Y aquel "Quedamos en el pino" volverá a tener vida.