El bucólico pueblo que vio crecer al central más prometedor del Barça
Cuando se cumple un año del debut de Pau Cubarsí con el primer equipo, el ARA visita Estanyol, donde nació el central


EstanyolAdentrarse en Estanyol –que no el Estanyol, como seguramente se encargarán de recordaros los poco más de 170 vecinos que tiene– es hacerlo en un pequeño municipio rodeado de naturaleza, donde todavía es posible escuchar el silencio y donde sólo hay un par de restaurantes, un horno de pan tan escondido que cuesta encontrar y la carpintería Cubarsí, junto a la iglesia y al pequeño cementerio del pueblo. Estanyol es tan pequeñito que pertenece a Bescanó, si bien no es raro que los más pequeños vayan a colegio a Aiguaviva o Vilablareix, aunque hasta los años setenta había una escuela en el municipio. En Aiguaviva, por ejemplo, es donde los padres de Pau Cubarsí, Robert y Glòria, van a comprar la carne al supermercado familiar que regenta el alcalde, Josep Pinsach, y en Vilablareix es donde viven los abuelos maternos y paternos del central azulgrana y, también, donde empezó a estudiar e dio sus primeros pasos como futbolista.
"Siempre quería jugar al fútbol. Arrastrando a los compañeros, si hacía falta. Siempre estaba jugando y riendo. Era muy risueño. Era difícil verle enfadarse. Incluso se preocupaba por los niños de los demás equipos, si alguien se dolía. Y sus padres eran espléndidos, Robert era el delegado del equipo, de pequeño, ya apuntaba. maneras. Siempre con la camiseta del Barça puesta", recuerda David García, que fue su primer entrenador en Vilablareix, donde Pau jugó tres años antes de ir a la cantera del Girona. "Teníamos un equipo que ganaba ligas y torneos. Pau destacaba y en los campos se hablaba. No es extraño que viniera el Girona a ficharlo", añade García. Poco después, en el verano del 2018, aterrizaba en la Masia, donde quemaría etapas con pasos de gigante.
Este sábado se cumple un año de su debut ante el Unionistas, en la Copa y con Xavi Hernández. Superado el impacto inicial de su gran irrupción en el primer equipo, la vida en Estanyol sigue siendo tranquila. Sólo el canto de los pájaros, los vehículos que atraviesan de vez en cuando por el lado del pueblo, el bullicio al mediodía en los restaurantes o la maquinaria de la carpintería Cubarsí interrumpen el silencio. Bueno, o también oír cantar a Robert o Jordi, el tío de Pau. "Cantan fatal, deberías oírles", bromea Albert, que desde hace siete años es quien lleva el restaurante ArEst, junto a Judith, su mujer. Su restaurante, donde no falta clientela de todas partes a la hora del almuerzo, está muy cerca de la carpintería. "Son una familia trabajadora. Son varias generaciones familiares que trabajan en la carpintería. A las siete de la mañana levantan la persiana y se ponen", continúa Albert.
"Con nosotros siempre se llevaron muy bien desde que llegamos al pueblo. Por ejemplo, a Arnau, nuestro hijo, le preguntaron si le gustaban las motos y al día siguiente ya le llevaron una moto pequeña de gasolina para que la probara. También recuerdo que a Pau de pequeño le gustaba conducir el cortacésped de sus padres. es esto, un pueblo precioso, tranquilo y, estamos bastante bien avenidos. malparido, ya sabemos quién es", remata el propietario del ArEst, donde a veces van a comer los Cubarsí y donde destaca el chucho rociado con ratafía entre el postre.
La vida entre Estanyol y Vilablareix
Aunque a Albert y Judith no les interesa especialmente el fútbol, de vez en cuando ponen los partidos del Barça en el restaurante. A su otra hija, Esther, que tiene nueve años, tampoco le hacía mucho caso al fútbol, pero ahora no es raro que pregunte: "¿Y Pau? ¿Cuándo juega Pau?". Tener un central de Estanyol titular en el Barça es un orgullo para una familia culé y también para el Vilablareix. "De coña le decía a su padre que llegaría lejos y el propio Robert me lo recordó: al Barça, tú", explica al ARA Didac Romagós, coordinador de Ràdio Vilablareix, que conoce a Pau desde que era un niño y fue su monitor. "Era defensa, y era muy pequeño, pero lo veías correr arriba y abajo todo el campo y marcar un montón de goles. Era escandaloso. Había días que llevaba cinco goles en un partido. ¡Te preguntabas por qué jugaba de defensa!", sonríe Romagós.
"Quizá a muchos les sorprendió la celebración del padre de Pau en la final de la Supercopa [en la que se lanzó deslizándose por el césped para abrazar a su hijo], pero si lo conoces, es así. Es un tío muy divertido. Tal y como mana. Su madre también es muy bonita. Fue, por ejemplo, la presidenta del club de rítmica de Vilablareix, en el que también fue muchos años Irene, la hermana de Pau. Aunque lo de la fama les ha venido de nuevo, son una familia que tocan con los pies en el suelo. No les han subido los humos –explica Romagós–. Siguen participando en las actividades del pueblo, como por ejemplo en la Quina de Navidad. Este año no pudieron venir, pero nos ayudaron a prepararla", remata el periodista.
Pau, que acaba de sacarse la teórica del carnet de conducir –"ahora le lleva a todas partes su padre , arriba y abajo"–, vive en la Masia, pero sigue yendo a menudo a Estanyol y Vilablareix, donde tiene la familia y todo su grupo de amigos. Ahora, sin embargo, lo tiene que hacer un poco más de incógnito, porque todo el mundo le conoce.