Barça

Carles Miñarro, "doc" del Barça: un hombre discreto y trabajador

Tenía 53 años, dos hijos y trabajaba en el club azulgrana desde el 2017

Carles Miñarro en una imagen de archivo cuando trabajaba en el fútbol sala del Barça.
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BarcelonaConsternación en el vestuario del Barça por la muerte súbita, víctima de un ataque al corazón este sábado, pocas horas antes del partido de Liga en Montjuïc ante Osasuna, del doctor Carles Miñarro Garcia. Tenía 53 años y llevaba siete trabajando en el club barcelonés. Esta temporada había entrado a formar parte del staff del primer equipo. Mano derecha del responsable médico de la plantilla, Ricard Pruna, sustituyó a Xavier Valle, que fue despedido el pasado verano después de veinte años en la entidad. La triste noticia fue comunicada por el presidente ejecutivo azulgrana, Joan Laporta, a los futbolistas, quienes pidieron la suspensión del partido porque no estaban en condiciones de afrontarlo. Queda pendiente encontrar una fecha para que se pueda jugar, pero esta no es ahora mismo la prioridad del vestuario, que el martes vuelve a competir en la Champions ante el Benfica.

Aunque este era apenas su primer año en el primer equipo, Miñarro era un hombre muy querido en Sant Joan Despí. Licenciado en medicina con especialidad en traumatología por la Universidad Rovira i Virgili (URV), entró a trabajar en el Barça en 2017, fichado por el entonces jefe médico Ramon Canal. Actualmente, compaginaba su trabajo en el primer equipo barcelonista, por lo que debía viajar a menudo, con el Institut Arqué. En el Barça, antes de llegar al staff de Hansi Flick, acumuló méritos sobre todo en la sección de fútbol sala, en la que participó, por ejemplo, en las múltiples recuperaciones de rodilla de Sergio Lozano. Previamente había acumulado experiencias en el CAR de Sant Cugat, en el CE Sabadell, en el Terrassa FC y en la UE Sant Andreu. Fuera de la medicina deportiva fue adjunto de urgencias de traumatología en el Hospital Clínic de Barcelona entre 2002 y 2005.

"No nos lo creemos. Descansa en paz, Doc. Mucha fuerza para la familia y los amigos", escribió Ronald Araujo en sus redes sociales. El central uruguayo, lesionado en el muslo durante meses, había conectado con Miñarro, a quien denominaba cariñosamente Doc como abreviatura de doctor. Este apodo se hizo viral durante la secuencia de la conmoción cerebral que Pablo Gavi sufrió en los primeros minutos de un partido contra el Alavés en Montjuïc, ahora lleva un mes. Araujo instó al andaluz a que hiciera caso a Miñarro, que a su vez examinó a Gavi y le preguntó qué día era ya qué hora se disputaba el encuentro. Como las respuestas del futbolista no fueron convincentes, el médico encargado ese día de la atención sobre el césped diagnosticó rápidamente que Gavi tenía una conmoción y que no podía continuar en el campo. Flick lo cambió sin abrir ningún debate.

Un doctor alejado de los focos

Sonriente, discreto, solícito y padre de dos hijos –Anna y Gerard–, Miñarro deja un buen recuerdo en los vestuarios que le conocieron. El vacío será difícilmente reparable para el doctor Pruna, que había apostado recientemente por sus conocimientos, y también en todo para el cuerpo de fisioterapeutas y preparadores físicos que velan por la salud de los jugadores del Barça y que en estas semanas celebraban la ausencia de lesiones musculares en estos momentos cruciales de la temporada. Era un hombre de club, un jugador de equipo convencido de que los logros eran colectivos. "Un jugador profesional tiene la suerte de tener un médico, fisioterapeutas, readaptadores, preparadores físicos… y además tiene médicos externos. O sea, tiene todo un equipo alrededor para poder recuperarse bien. Mientras está lesionado, el jugador nunca está parado, sino moviéndose", declaró en una entrevista reciente en la revista escolar l'Alzina Report. Este es el foco mediático que buscaba Miñarro. Ninguno.

Carlos Miñarro y Ricard Pruna en una imagen reciente.

Descansa en paz, Doc.

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