Esta crisis del Barça es una broma

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Joao Cancelo y Lamine Yamal tras la derrota en Amberes.

BarcelonaEl Barça cogerá un avión hacia Dallas dentro de una semana al terminar su partido de Liga contra el Almería. El objetivo: disputar un amistoso 32 horas después que le comportará el mismo dinero que ha dejado de ingresar por haber sido incapaz de ganar en Amberes: en torno a los tres millones de euros. La crisis deportiva que vive el club azulgrana es solamente un reflejo en miniatura de su crisis económica e institucional. Si las arcas azulgranas estuvieran saneadas o, al menos, hubiera una hoja de ruta que no estuviera torpedeada por los continuos cambios de rumbo e improvisaciones por parte de un intento de "empresa familiar", la derrota europea con la primera plaza del grupo en el bolsillo seguramente se habría quedado en una anécdota desgraciada a pesar del deficiente juego del equipo de Xavi. El Barça perdió por 2-3 ante el Shakhtar Donetsk en el Camp Nou en el último partido de la fase de grupos de la Champions League del curso 2008-2009 (el del primer triplete) y Pep Guardiola pasó igualmente una feliz Navidad.

Si, de acuerdo con el último cierre económico, el Barça no tuviera pendientes de pagar 168 millones de cuatro fichajes actualmente discutidos –Raphinha, Lewandowski, Kounde y Ferran Torres– que llegaron gracias a vender un buen pellizco del patrimonio del club, probablemente Xavi no habría recibido la presión de Joan Laporta para tener que convocar a los futbolistas titulares que el técnico había decidido que descansaran contra un equipo que en la liga belga está a 11 puntos del primer clasificado, el Union Saint-Gilloise. Si en los despachos de Arístides Maillol no se hubiera sufrido durante los últimos meses para pagar las nóminas de los trabajadores, quizá Frenkie de Jong no hubiera recibido ninguna llamada de Deco. Si Laporta y otros directivos no hubiesen tenido que avalar este verano para poder inscribir a los Joãos, quién sabe si el partido de Mestalla del sábado se viviría con menos ansiedad.

"En el Barça no hay años de transición y perder tendrá consecuencias", avisó Laporta en su regreso a la presidencia azulgrana. La traducción de esto ha sido una apuesta total por la pelotita para superar la desastrosa herencia de Josep Maria Bartomeu con la esperanza de que los buenos resultados comporten una mejora de las aventuras económicas e institucionales. Sin embargo, esta forma de ver la situación supone una necesidad de acierto casi total a la hora de tomar las decisiones si quieres tener opciones de que el camino elegido sirva para curar o, como mínimo, estabilizar la enfermedad del club. Y los errores han sido varios. A la hora de fichar se ha pensado más en el corto plazo -del equipo y del club- que en un proyecto de largo recorrido. Ahora, señalar a Xavi como el único culpable de la situación suena a broma.

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