Barça

El "gesto" que el vestuario esperaba de Laporta

Gavi, el último jugador que firma la renovación en un club que prioriza mimar a sus jugadores ahora que se ha vuelto a la regla 1:1

Rafael Yuste, Joan Laporta, Gavi y Deco
01/02/2025
4 min
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BarcelonaTras Ronald Araujo, Gerard Martín y Pedri, este viernes pasaba por las oficinas del Barça Pablo Páez Gavira, Gavi, que se convertía así en el cuarto jugador del Barça en renovar el contrato este invierno. Y ellos no serán los únicos. Después de muchos meses de penurias económicas y dudas con el famoso fair play financiero, el club azulgrana ha aprovechado que vuelve a estar en la norma 1:1 para cumplir con las numerosas promesas que el presidente Joan Laporta había hecho en su día a los futbolistas, pero que, por circunstancias, todavía no se habían podido cumplir .

La secretaría técnica llevaba tiempo trabajando en dos direcciones. Por un lado, la de blindar a los jugadores que ya forman parte del primer equipo y que deben ser claves en el esquema de Hansi Flick. Y por otro, seguir explorando el mercado para ver a qué futbolistas pueden reforzar la plantilla. En ese segundo punto, Deco había movido ficha durante el otoño porque tenía la certeza de que el fair play quedaría resuelto en diciembre. Por lo menos, así lo había prometido Laporta en privado y en público. Por tanto, el secretario técnico no sólo contaba que habría dinero para prorrogar la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor hasta final de temporada, sino que también habría cierto margen para poder hacer incorporaciones en invierno y reforzar una plantilla que, en determinadas posiciones, consideraba algo descompensada.

Es aquí donde apareció el nombre de Marcus Rashford, un extremo inglés del Manchester United que no cuenta para el nuevo entrenador de los red devils y que estaba decidido a hacer las maletas este invierno. Era una operación relativamente sencilla. El United aceptaba cederle, el jugador había escogido al Barça e incluso estaba dispuesto a perdonar parte de su salario para ajustarse a las posibilidades azulgranas. Esto era en diciembre. Tan sólo faltaba volver a la regla 1:1 y dar salida a alguno de los descartados. Uno de ellos podía ser Ronald Araujo, quien antes de renovar tenía una oferta muy jugosa por parte de la Juventus. Andreas Christensen y Ansu Fati eran los otros candidatos a la rampa de salida.

Pero a finales de diciembre todo se complicó. Con las inscripciones de Olmo y Víctor varadas, la maquinaria de compraventa y de renovaciones frenó en seco. Fueron días de muchos nervios. Al final, el caso se resolvió favorablemente para los intereses del Barça, y Laporta, empujado por la euforia, celebró que el CSD daba la cautelarísima a los futbolistas con una butifarra antes de la semifinal de la Supercopa en Arabia Saudita. Para el club era una victoria y el mandatario lo aprovechaba para disparar con bala contra quienes considera a sus enemigos, desde la Federación en la Liga, pasando por los medios de comunicación y parte del entorno barcelonista.

El caso Olmo-Víctor provocó desconfianza entre algunos miembros de la plantilla hacia Laporta

Sin embargo, de puertas adentro el caso Olmo-Víctor no se vivió con tanta alegría. Sobre todo en los primeros días de enero. Muchos futbolistas no acabaron de entender por qué había esperado hasta el último día –mejor dicho, el tiempo de descuento– para cerrar las inscripciones de sus compañeros. Algunos se quejaron internamente y Raphinha no se mordió la lengua cuando dijo que, viendo todo ese revuelo, se lo "pensaría dos veces" antes de decidir fichar por el Barça. Desde el vestuario aseguran que algunos llegaron a dudar de la palabra del presidente, que ya había caminado por el alambre en otras ocasiones, a la hora de fichar a jugadores.

La norma del control económico de la Liga no existía en la primera etapa presidencial del abogado barcelonés (2003-2010) porque la regla se instauró en el 2012. Desde que volvió al palco, en el 2021, hay colchonetas en cada mercado de fichajes, aunque el mandatario siempre ha salido adelante –salvo en el caso Messi–, aunque fuera en el último minuto. Como con Jules Kounde, fichado en el verano del 2022, que se perdió los dos primeros partidos de Liga por culpa del fair play. No fue hasta la tercera jornada, con un aval personal de la junta, que terminó debutando. Íñigo Martínez, firmado en el 2023, tuvo que esperar a la marcha de Eric en el último día de mercado para ser inscrito. Mientras que, ese mismo año, un nuevo aval de la junta permitía la llegada de João Félix y João Cancelo en el último día de mercado. O Gavi, que jugó durante un año gracias a una medida cautelar dictaminada por un juez. Mientras, en las dos últimas temporadas se habían frenado algunas renovaciones clave con la excusa de las limitaciones salariales del club; o bien se habían negociado a la baja con la promesa de que, cuando las cosas mejoraran, el presidente cumpliría los acuerdos verbales.

Con la norma 1:1, el Barça empieza a cumplir las promesas

La normalidad, el regreso al 1:1, volvía en enero. Por tanto, era la hora de cumplir con lo prometido. Fuentes del vestuario aseguran que algunos representantes se pusieron en contacto con Deco para pedirle que priorizase las renovaciones en los fichajes. Por otra parte, fuentes del club confirman que Laporta veía con muy buenos ojos incorporar a Rashford de forma inmediata, pero que aceptó enseguida las razones del secretario técnico y decidió tener "un gesto con la plantilla" firmando las diversas renovaciones que Deco había estado trabajando discretamente en los meses anteriores. En especial, las de Pedri y Gavi. En los próximos días está previsto que también amplíe el contrato Íñigo Martínez. Y más adelante, Fermín López y Marc Casadó.

¿Y Rashford? Su llegada se ha mantenido en la lista de objetivos, pero sin ser una prioridad absoluta. Además, sus opciones caían en picado cuando la cúpula deportiva, a petición de Flick, decidía renovar a un Araujo que tenía apalabrado su fichaje por el Juventus. El uruguayo pasa a cobrar algo más, aunque mantiene una cláusula de salida para el verano. A corto plazo, los dos jugadores que podrían marcharse para generar ese margen salarial serían Andreas Christensen, que vuelve a estar lesionado, y Ansu Fati, que se niega a marcharse de Barcelona. A grandes rasgos, el vestuario se ha salido con la suya.

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