El Barça sabe brillar y sufrir en el Metropolitano para soñar con el triplete
Los azulgranas se clasifican para la final de Copa en un partido lleno de emociones que es necesario batallar hasta el último minuto (0-1)


MadridEl Barça de Hansi Flick quiere comerse el mundo. Barrió al Real Madrid en la final de la Supercopa. Se ha cargado el Atlético de Madrid en las semifinales de la Copa. Va primero a la Liga. En la Champions todos los equipos le temen. No hay rival ni entrenador que pueda con él, tampoco el Cholo Simeone. Un estadio Metropolitano lleno a rebosar no fue suficiente para derrotar a un Barça que brilló durante los primeros 45 minutos y supo sufrir durante los 45 siguientes. Un gol de Ferran Torres en la primera mitad clasifica a los azulgranas para la final de Copa en Sevilla, contra el Real Madrid.
Fue un partido de dos caras. Con un primer tiempo de exhibición azulgrana y una segunda mitad de ponerse la rana de trabajo, luchar, sufrir, morderse las uñas y hacer bueno el preciado gol de Ferran. El valenciano marcó a pase de Lamine Yamal, el que más brilló cuando los azulgranas dominaron. El Barça tiene un tesoro que es La Masia. De ahí salió Leo Messi, que hizo feliz al barcelonismo durante más de una década e hizo ir de cabeza al Atlético de Simeone tantas y tantas veces. El entrenador colchonero sigue espoleando a los suyos desde el banquillo partido tras partido, mientras que Messi ya no está. Si antes el técnico argentino iba a sufrir las exhibiciones de su compatriota, ahora debe sufrir las de un tal Lamine Yamal. Porque su actuación en el primer tiempo en el Metropolitano fue eso: una exhibición.
A Lamine Yamal le gusta decir a sus compañeros ya su familia que él quiere jugar estos partidos, los grandes partidos. Y no sólo se llena la boca como un adolescente crecido, porque no deja de ser un chico de sólo 17 años, sino que cumple con todo detalle sus palabras. En los primeros treinta minutos de juego, él solito desactivó a todo un Atlético que confundió dureza con intensidad: tres amarillas y una expulsión perdonada en menos de quince minutos.
Pocos oficios más complicados ahora mismo existen en el mundo del fútbol que ser el defensor encargado de marcar Lamine Yamal. Es un extremo de carne y hueso que juega como si lo hiciera dentro de un videojuego. En una gran actuación coral de los azulgranas, el 19 brillaba con luz propia. Se encargaba de liderar las transiciones y de gobernar el ataque en un Barça que sabía cuándo había que madurar la jugada a partir de la posesión y cuándo era necesario acelerar para añadir picante al asunto.
Bendito sea Hansi Flick, que ha dotado a este equipo de unos registros, siempre con vocación ofensiva, que hacen que cada jugador saque su mejor versión sobre el césped. Como Ferran, titular en detrimento de Lewandowski. El valenciano respondió a la confianza que le dio su técnico haciendo un gol que vale oro aprovechando una asistencia genial de Lamine Yamal. Fue una jugada vertical y afilada. Puro rock'n'roll.
Así, se confirmaba en el marcador el dominio abrumador de los azulgranas, que sólo pecaron de no acabar de rematar al Atlético cuando más tocado estaba en el primer tiempo. Acostumbrados a sobrevivir, los colchoneros lograron descafeinar la contundencia del Barça, que pudo sacar petróleo de un disparo escorado de Raphinha.
El fútbol corría a cargo del Barça ante un Atlético que acabó la primera mitad pidiendo unas manos inexistentes de Pedri. Abrazonándose contra el árbitro, una costumbre de los equipos de Simeone. Quien acabaría viendo la tarjeta sería Julián Álvarez, para coger de la camiseta a un Lamine Yamal que sacó a todo el mundo de sus casillas con su fútbol. Unos se dedicaban a protestar, otros a jugar. Los locales se dedicaron a ensuciar cada acción que ocurría en los últimos compases del primer tiempo, con un abucheo general del público a un Munuera Montero que les había perdonado la expulsión de Azpilicueta. Qué corta puede ser la memoria en el fútbol.
El Barça resiste cuando toca sufrir
Exigido por las circunstancias, Simeone movió ficha y logró cambiar la cara al partido: con la entrada de Sorloth se sacudió de encima su planteamiento miedoso y va a pasar a jugar con dos puntas. La apuesta le salió bien porque los colchoneros consiguieron apretar a los azulgranas. Pedri tocaba poco balón, y eso es síntoma de que el Barça pierde el control. Tocaba remar y aguantar. También reforzarse: Flick dio entrada a Eric y Araujo, relevante Fermín y un Cubarsí menos fiable que de costumbre. Una pérdida de balón del central de Estanyol acabó con De Paul dejando solo a Sorloth ante Szczesny. Por suerte para los azulgranas, el gigante noruego remató fuera cuando lo tenía todo a favor.
Sorloth sí que encontraría la red después, pero en fuera de juego. El Atlético no aflojaba y el Barça se defendía, esperando alguna oportunidad al contragolpe. La tuvo Lamine Yamal, pero se equivocó en el remate. Volverían a contestar a los locales, pero Kounde, Iñigo Martínez y Araujo se hacían fuertes atrás hasta el final, manteniendo la fe de todo un Barça que sueña con el triplete.