Rashford renace en un triunfo sufrido del Barça en la Champions

Enviado especial a Newcastle (Inglaterra)Volver a empezar. Es bonito tener nuevas oportunidades y abrazarlas con fuerza. Marcus Rashford escogió el mejor escenario y el mejor momento para renacer y sentirse jugar en la Champions de nuevo. Llevaba tres años sin dos goles en un partido y casi cinco que no marcaba en la Liga de Campeones, el jugador inglés. Y en pocos minutos, hizo dos preciosos para dejar con un palmo de nariz a un Newcastle muy luchador. El jugador de Manchester marcó el camino a seguir en Europa en el Barça. Saber golpear cuando toca y saber sufrir. El estreno en la Liga de Campeones no fue nada fácil, como era de esperar. Y, de hecho, el telonero de Rashford fue Joan Garcia, muy seguro bajo los palos cuando tocó, también en unos últimos minutos en los que el Newcastle logró marcar, herviendo la olla de St. James's Park hasta el final.

Si todo el mundo desea la Champions es precisamente porque cuesta atraparla. Se te desliza entre los dedos cuando te cuestas, como ocurrió hace unos meses en Milán. Se recuerdan los últimos partidos de cada edición, las finales y los goles épicos, pero antes ha tocado pasar por carreteras secundarias para visitar lugares a los que solo te lleva el fútbol. Sitios como Newcastle upon Tyne.

Una ciudad donde llevaban semanas esperando este partido para ver al equipo de Hansi Flick jugando en su casa. Y para derrotarle, claro. El Barça se ha convertido en un trofeo de caza mayor y le toca salir enchufado todos los días si no quiere beber aceite. En St. James's Park se vio contra las cuerdas durante los primeros minutos, con un gran parón de Joan Garcia cuando ya se cantaba el primer gol local. El guardameta de Sallent se estrenaba en la competición de los sueños, pero parecía la única persona tranquila en una olla de grillos. No se sentía cómodo, el Barça, mordido por un rival que corría como si los jugadores estuvieran poseídos por un espíritu maligno.

Flick había apostado por un equipo de nivel. Con Araujo y Cubarsí de centrales, Fermín titular y Lewandowski pasando por delante de Ferran Torres. En las bandas, Raphinha y un Marcus Rashford que no se dejaba impresionar por el magnífico ambiente, porque ya le conocía. El inglés fue el primero en dar vida al Barça. Iba avisando de lo que vendría en la segunda parte. El Newcastle no podía jugar al mismo ritmo todo el rato y, cuando se relajó, el Barça tomó la pluma para escribir el guión del partido, que giraba en torno a Pedri. El técnico alemán hablaba mucho con un Fermín López muy activo.

El Barça ya se había olfateado que ganar en Newcastle costaría. Un estadio con un ambiente como los de antes, de aquellos que cada vez cuestan más de encontrar. Una gradería donde todo el mundo tiene un familiar que fue minero u obrero, donde se han sufrido huelgas, contaminación y paro. Una ciudad dura de gente trabajadora que hallaba en su equipo un motivo de orgullo. De gente como Dan Burn, el central que le sacaba una cabeza a todo el Barça, repartiendo estopa. Había que madurar el partido, esperar. Tener paciencia y jugar con la cabeza fría. Y así fue. En la segunda parte el equipo de Eddie Howe salió del vestuario de nuevo con agresividad, chocando siempre con Joan Garcia. Pero en la primera jugada que Raphinha pudo correr, se dejó el alma para no perder el balón. El centro lo remataría Rashford con un cabezazo imperial, muy estático. Levantando el gol y girando la cabeza. Si ese gol fue bonito, el segundo lo fue más, con un disparo violento de lejos que entró tocando el larguero. Fue como un exorcismo, como si golpeando con tanta violencia quisiera encender fuego nuevo, olvidar los años en los que el Manchester United parecía el Titanic y los días en el banquillo del Aston Villa.

Rashford marcó el camino. Consiguió que, a diferencia de la primera parte, la ausencia de Lamine Yamal no fuera preocupante. Fue una declaración de intenciones de un equipo muy serio, especialmente en defensa, aunque en el último minuto cometió un fallo que manchó el expediente de Joan Garcia, que no evitó el gol de Gordon. Pero el Barça no se rompió. Escondió el balón y se llevó un triunfo más serio que espectacular. Los partidos a ganar, si quieres llegar lejos a la Champions.