Fútbol - Copa del Rey

Ferran Torres envía Mestalla a quemar en el fondo del infierno

El atacante azulgrana, titular en el puesto de Robert Lewandowski, hace un 'hat trick' en su antigua casa

Ferran Torres celebra sus tres goles en el primer tiempo en Mestalla.
07/02/2025
3 min
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Enviado especial a ValenciaEn su antigua casa, en el estadio que le vio dar sus primeros pasos en la élite antes de dar las maletas y marcharse hacia el Manchester City, Ferran Torres inició un nuevo descosido del Barça en el Valencia. En Montjuïc fueron siete goles (7-1). Esta vez, en Mestalla, ante las narices de su afición, el conjunto valencianista encajó cinco (0-5). En su estadio, donde más duele. A la media hora de partido, los azulgranas ganaban ya por cuatro goles de diferencia. Hubo aficionados, entre silbidos y tacos, que abandonaron un estadio que ardió en las profundidades del infierno.

Cuando ya estaban en las escaleras dispuestos a enfilar el camino hacia casa, algunos se lo repensaron y volvieron. La herida es muy grande en el Valencia, un club que sufrirá por salvar la categoría y que fue barrido de la Copa con una goleada especialmente dolorosa, con tres goles de Ferran que fueron tres puñaladas en el corazón del valencianismo, que no le perdona que no quisiera renovar y marchara hacia Inglaterra. En menos de dos semanas, el Barça ha endosado doce goles al conjunto che.

De esos goles, cuatro los ha marcado Ferran. Es el segundo hat trick que el atacante de Foios marca desde que viste de azulgrana. Cumpliendo con credenciales su analogía con un tiburón, el sustituto de Lewandowski sólo tardó dos minutos en oler la sangre y abrir la lata después de un buen pase de Balde. Un gol con mensaje, Ferran volvía a casa. En su tierra. Y bajo la camiseta fluorescente que lucía el Barça, llevaba otra en recuerdo de las víctimas y los afectados por la DANA.

El Valencia, en un primer momento, no se encogió, pese a que el primer tanto en contra les llegaba en el mismo minuto que la goleada de escándalo en Barcelona. De hecho, el guión se parecería lo suficiente. Poco después del primero, llegarían el segundo y el tercero y el cuarto. Uno tras otro, sin piedad, mientras Mestalla se hundía en un cántico tan habitual como estéril dirigido a su díscolo propietario: "Lim, vete ya".

El equipo local, también con bastantes rotaciones, intentaba morder la salida de balón del Barça. Los de Hansi Flick se plegaban y desplegaban como un acordeón al ritmo que dictaminaba Pedri. Con su mirada privilegiada y su posicionamiento delicioso, el canario detectó un Raphinha travieso desde la media punta. El brasileño, veloz, se asoció con Lamine Yamal, a quien entre Dimitrievski y el palo le negaron el gol. El rebote lo recogió Ferran, que firmó el doblete. El primero lo había hecho a base de ser insistente en el desmarque. El segundo, por oportunista y estar donde tocaba estar.

Cuatro goles en media hora

De hecho, los azulgranas desmontaron de arriba abajo la defensa con muchos desmarques en el espacio. Así llegaría el tercero. Nueva genialidad de Pedri, con una asistencia milimétrica desde el centro del campo que Fermín no desaprovechó. El andaluz golpeó la espalda de los centrales y superó al portero con el control, y solo tuvo que empujar el balón. Con el 0-3, el Valencia bajó los brazos. Pero el castigo no acabaría ahí, porque los colmillos afilados de Ferran volverían a aparecer. Esta vez, con un remate ajustado desde la frontal. De los insultos que le profiere parte de la afición de Mestalla se pasó a algunos aplausos socarrones ante la evidencia, como cuando el Bernabéu aplaudió a Ronaldinho.

Con el cuarto, el Barça dejó de apretar el acelerador, pero los locales tampoco pellizcaban lo más mínimo. De hecho, la impotencia era lo que gobernaba el conjunto valencianista, evidenciada con dos amarillas seguidas por sendas entradas duras de Fran Pérez y Sadiq.

Con el partido resuelto en el descanso, Flick aprovechó para repartir minutos. Iñigo volvía a jugar después de un mes lesionado, y también jugaría, un rato más tarde, Dani Olmo. La reanudación fue la confirmación del funeral que era Mestalla, que se iba despoblando progresivamente. Lamine Yamal, gracias a un regalo de Dimitrievski, cerró la manivela. Antes había topado con el palo después de una jugada brillante. El Barça caminaba, sin sufrir, y Mestalla se vaciaba, ardiendo en las profundidades del infierno. El miércoles 12, los azulgranas acompañarán al Real Madrid, el Atlético y la Real Sociedad en el sorteo de semifinales de la Copa.

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