BarcelonaQuien ha ido a conciertos de Mishima ha cantado alguna vez lo de "Carabén, president!" Qué acierto ha sido que él sea el elegido para hacer de comisionado de los actos del 125 aniversario del Barça. Durante los próximos doce meses, el club recordará su pasado con una serie de actos e iniciativas. El pistoletazo de salida lo ha dado el presidente Joan Laporta, que por una vez ha vuelto a ser el del pasado, el que da titulares y ataca a pecho descubierto. Si Laporta ha sido la rauxa, Carabén ha sido el seny. Su discurso podría enmarcarse y ponerse en el museo del club.
Carabén, para quien no lo recuerde, no podría ser más barcelonista. Su padre, Armand Carabén, fue una de esas personas que el país necesita. Gente con la que podías estar de acuerdo o no, pero que quería hacer cosas. Que pensaba cómo hacer una Catalunya mejor, que encontraba el equilibrio entre hacer negocios e invertir dinero en causas que no le darían más beneficio que la satisfacción personal. Los catalanes del trabajo bien hecho, de levantarse temprano. Los emprendedores, que alargaban las comidas charlando con gente como Josep Pla y Manuel Ibáñez Escofet. De los que querían cuidar la lengua, la cultura y el Barça, donde hizo de gerente muchos años. Él, de hecho, fue la pieza clave en el fichaje de Cruyff. ¡Qué experiencia sería para el joven David Carabén poder ver, cuando no levantaba ni un palmo del suelo, la imponente figura delgada del neerlandés!
David Carabén ha defendido los valores que el Barça no debería abandonar. Identidad, compromiso, querer tener siempre la pelota. Buscar ser admirados y respetados, porque también ayuda ver que los demás te ven con buenos ojos. No nos escondamos: los elogios siempre gustan, aunque puedan llegar a ser peligrosos. Valorar La Masia y la historia. Defender el da igual de dónde venimos, mientras la gente sume. Un club fundado por suizos en el que los nuevos ídolos tienen padres de Marruecos y Guinea. Un club que encuentra el equilibrio entre las raíces y estar abierto. Un club con espacio para la cultura y la solidaridad.
El Barça no siempre lo consigue. Estos días lo hemos visto con el caso de los derechos de los trabajadores que ultiman el nuevo estadio. No siempre tenemos claro si saldrá el sol en el futuro, ahora que sobrevuela el fantasma de no poder mantener el modelo de propiedad del club. Carabén lo ha defendido, tal y como ha defendido tener siempre el balón. Toda la idea del 125º aniversario gira en torno a esto, de hecho. El Barça necesita personalidades como esta, ideólogos que defiendan y modernicen el discurso. Es bueno que Laporta lo haya escogido a él como comisionado. El pasado siempre es importante, hay que recordarlo para no repetir errores y recordar de dónde somos y de dónde venimos. Laporta admitió que la situación es complicada, pero que él se lo está pasando pipa. Que así sea. Que el discurso de Carabén marque el camino para estar mejor cuando se soplen las 125 velas en el 2024.