Liga de Campeones

El nuevo Barça perdona, el Bayern de siempre no (2-0)

El equipo de Xavi juega un partido magnífico, pero deja vivo a un Bayern que golpea dos veces en cinco minutos en la segunda parte

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Lewandowski, intentando marcar contra Manuel Neuer

Múnich (enviado especial)Algunas derrotas te hunden, te hacen sentir pequeño. Otras duelen mucho, pero te alientan para poder crecer. El Barça ha cambiado mucho en los últimos meses. Si antes jugar contra el Bayern daba miedo, ahora ya no. Si antes los bávaros parecían gigantes, ahora el Barça ya los puede mirar a los ojos. El Barça está cambiando, mejorando, quitándose miedos de encima. Pero si algo no cambia es el Bayern. Pase lo que pase, el fútbol sigue siendo un deporte en el que juegan dos equipos y siempre ganan los alemanes (2-0).

Cuánto dolió esta derrota. Pero un dolor muy diferente que esas ocho campanadas a muerte de Lisboa. Los goles del Bayern dolieron porque el Barça está muy vivo. Los bávaros pusieron los goles, el Barça el juego. Y el fútbol todavía es un juego en el que se gana marcando goles. Cosas de la vida, precisamente lo que le falló al equipo de Xavi en Baviera fueron los goles que suele aportar Robert Lewandowski. El polaco no es una máquina perfecta. Habitualmente tan efectivo, perdonó tres claras en el regreso a su antigua casa. No debe de ser fácil tener que hacerle daño a quien ha sido tu familia tanto tiempo si haces un gol. Por una vez, la pelota se marchó fuera cuando se quedó solo ante Neuer, que lo conoce muy bien. Y el Barça perdió una oportunidad de oro.

Múnich vio una obra inacabada del Barça. No fue una victoria, pero el partido sirvió para entregar un mensaje a todo el que lo quiera leer. No había mejor escenario que este, el estadio del Bayern, testigo de tantas derrotas, para reivindicar un proyecto joven y descarado. Era el lugar ideal para ver cómo el orgulloso ogro bávaro empezaba a ponerse nervioso, al ver cómo le robaban la pelota en su casa. Una revuelta en toda regla, con un montón de jugadores pequeños haciendo bailar a su ritmo a los gigantes alemanes. La afición del Bayern, que recibió con aplausos a Lewandowski, descubrió lo complicado que puede llegar a ser jugar contra el polaco. Cada vez que tocaba la pelota, el estadio respiraba diferente. Debe de ser una sensación similar a ver a la persona a la que has querido mucho andando por la calle con la cabeza alta con su nuevo amor.

Xavi no dudó. Y pensar que había quien afirmaba hace poco que al técnico azulgrana le gustaba jugar a la contra... Formar parte del mismo árbol genealógico que Cruyff y Guardiola significa visitar al Bayern y ser más valiente que nunca, enviando a seis hombres a presionar casi a los pies de Manuel Neuer. Gavi, enloquecido, perseguía la pelota hasta el corazón del área bávara. Como si quisiera ser él quien clavase la estaca en el corazón del demonio alemán. El Barça solo sufría cuando los bávaros podían correr a la contra, especialmente gracias a un Davies que parece haber nacido en otro planeta donde los hombres son más fuertes. El lateral canadiense se zampó a Raphinha en defensa, obligando a Xavi a cambiar de banda al brasileño para encarar a Dembélé con Davies. Y el resultado fue un claro penalti sobre el francés que de forma incomprensible el colegiado no vio.

Dos golpes por la espalda

Con Marcos Alonso debutando en una banda y Christensen junto a Araujo, el Barça no paró de chutar a portería en una primera parte en la que el Bayern se hizo pequeño. El barcelonismo necesitaba un partido así. En Múnich y con el himno de la Champions. Ya basta de ser el hazmerreír europeo. Tocaba recuperar sensaciones y hacerlo ahí donde grandes proyectos del Barça se habían atragantado. Y todo con Pedri llevando el ritmo, vestido de director de filarmónica, bailando como si fuera Nijinsky sobre el escenario. Contra un rival tan físico, él parecía volar, escondiendo la pelota como si fuera un truco de magia. Pero el gol no llegaba. Y el monstruo despertó.

La segunda parte empezó con una ocasión clara de Raphinha. El Barça seguía a la suya, constante. Pero el primer córner del Bayern acabó con un cabezazo de Lucas. El Bayern se había levantado de la caja para volver a atacar, mordiendo al Barça dos veces en cinco minutos. Primero con el gol de Lucas y después con una carrera individual de Leroy Sané. Nadie puede negar el gen competitivo de los alemanes, capaces de sufrir durante 45 minutos y golpearte por la espalda cuando menos te lo esperes.

El Barça no se rindió. No forma parte del ADN de este equipo. Lo siguió intentando, ahora con Ferran y De Jong en el césped, pero el Bayern es como uno de aquellos monstruos con mil caras. Y se transformó en un muro, dejando pasar los minutos. Tampoco Ansu encontró el hechizo para alterar el curso de un partido amargo, tan doloroso como una cita amorosa que acaba de forma inesperada sin beso. El Barça, seductor, valiente, lo intentó de todas las formas, pero perdonó. El Bayern, en cambio, no conoce el significado de la palabra perdón. El ogro alemán, sin embargo, ya no es tan superior. Está tan cerca... y a la vez tan lejos. A dos goles de diferencia, en concreto. Los goles que, por un día, Lewandowski y compañía no tuvieron.

  • FC Bayern: Manuel Neuer; Pavard (Mazraoui, 21’), Upamecano, Lucas Hernández, Davies; Sabitzer (Goretzka, 46’), Kimmich, Musiala (Gravenberch, 79’), Thomas Müller, Sadio Mané (Gnabry, 68’); y Leroy Sané (Tel, 79’).
  • FC Barcelona: Ter Stegen; Kounde, Araujo, Christensen (Eric Garcia, 67’), Marcos Alonso; Sergio Busquets (Kessie, 79’), Gavi (Frenkie de Jong, 60’), Pedri; Raphinha (Ferran Torres, 60’), Lewandowski y Dembélé (Ansu Fati, 79’).
  • Goles: 1-0 Lucas Hernández (50') y 2-0 Leroy Sané (40')
  • Árbitro: Danny Makkelie (Països Baixos)
  • Tarjetas amarillas: Sabitzer (19'), Sergio Busquets (48') y Kimmich 874')
  • Tarjetas rojas: ninguna
  • Estadio: Allianz Arena, 75.000 espectadores.
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