El póquer de estrellas al que el Barça imputa el mayor gasto de su historia
El club azulgrana gastó 1.159 millones de euros en la temporada 2022-2023, 23 millones más que en plena sangría salarial: ¿por qué?
BarcelonaEl Barça facilitó hace unos días algunos datos del cierre económico del curso 22-23. El departamento de comunicación del club se invirtió en transmitir el gran titular de un beneficio neto de 304 millones de euros fruto de "una temporada que pasará a la historia por las cifras de récord a nivel operativo que se han registrado en el ámbito comercial y de explotación de las instalaciones". A continuación, el escrito difundido por las vías oficiales el jueves dedicaba cuatro párrafos a explicar que la mayoría de previsiones se han superado en cuanto a ingresos ordinarios asociados a los patrocinios, ticketing ya las ventas de merchandising.
No es hasta el octavo párrafo que aparecía el motor en la sombra de tan elevado beneficio: la venta del 15% de los derechos de televisión por 400 millones en Sixth Street, una operación financiera que hipoteca una parte de un ingreso ordinario durante 25 años y que el auditor acepta como ingreso de explotación. En cambio, en el escrito ni siquiera hubo espacio para el otro gran promotor de los 304 millones de números verdes: la palanca de Barça Studios, reflejada en el balance como un ingreso financiero de 210 millones de los que sólo 40 han entrado en la caja. Sin estos dos mecanismos financieros, el Barça se habría quedado con 859 millones de ingresos y un resultado negativo de 306 millones.
Por segundo ejercicio seguido, las palancas han permitido salvar las cuentas de la institución y endulzar una realidad que, a diferencia de los 1.259 millones de ingresos, pasa casi de puntillas y con menos detalle en el comunicado de la semana pasada. Hablamos de los 1.159 millones de gasto que figuran en la otra parte de la cuenta de resultados. Una cifra histórica. El Barça nunca había gastado tanto dinero en 12 meses de actividad. Ni siquiera el cierre de la temporada 20-21, con el Camp Nou clausurado por el cóvido, los salarios deportivos desbocados y Joan Laporta decidido a inflar las pérdidas de la directiva anterior (228 millones en depreciaciones y provisiones por litigios), arrojó gastos por un valor tan elevado (1.136 millones). ¿De dónde sale, pues, un dispendio 23 millones más alto que en el 2021 y 101 más que en el presupuesto aprobado hará ahora un año por la asamblea (1.064 millones)?
La respuesta a la pregunta la intentarán dar el presidente Laporta y el vicepresidente Eduard Romeu en el encuentro anual con los compromisarios, que será el 21 de octubre en formato telemático. También aparecerá desglosada, aunque no detallada, en la memoria económica que se facilitará a medida que se acerque la votación de los números. A la espera de estos dos ejercicios de transparencia, el ARA ha podido confirmar que el Barça ha aprovechado el efecto de las palancas para permitirse un mayor gasto del previsto. La explicación es que gracias a la almohada patrocinada por la venta de activos, el club ha optado por iniciar más ligero de equipaje el periplo en Montjuïc, cuyos ingresos serán más bajos. En este sentido, lo primero que hacen en los despachos de Arístides Maillol es vincular el aumento del gasto con la prematura rescisión de cuatro contratos deportivos que acababan más allá del 30 de junio del 2023: los de Jordi Alba (2024), Samuel Umtiti (2026), Nikola Mirotic y Cory Higgins.
Gerard Piqué estaba presupuestado y renunció a salario garantizado
Con Alba, el Barça acordó una finalización de contrato cuando el jugador tenía otros 12 meses garantizados a razón de 33 millones de euros entre sueldo y diferimientos. De toda esa suma, el lateral catalán, hoy en el Inter Miami (donde cobra menos de 2 millones de dólares), renunció a unos 7 millones, con lo que su liquidación se sitúa sobre los 25. Con Umtiti, que ahora juega al Lille francés, el hecho de concederle la carta de libertad borró de repente todo lo que se le debía entre sueldo y diferimientos hasta el 2026. El francés renuncia a una parte de un pastel millonario.
Menos buen rollo ha habido con la dupla de estrellas del baloncesto culé, Nikola Mirotic y Cory Higgins. Aunque la entidad anunció durante el verano que les rescindía el contrato de forma unilateral, la liquidación se ha computado como gasto dentro del ejercicio 22-23. En el caso del montenegrino, cuyo clausulado vencía en el 2025, son gran parte de los 22 millones que le tocaban. Fuentes del club aseguran que la partida total de rescisiones antes de tiempo se acerca a los 70 millones.
El adiós de Piqué, con el que se pactó la celebración de las finales de la Kings League en el estadio en unos términos no explicados, se cerró en noviembre del 2022 con una renuncia del central a medio curso garantizado por contrato y uno opcional. Pese a ese gesto superior a los 10 millones, no se marchó gratis, ya que arrastraba diferimientos. Sin embargo, como todo lo que se le debía estaba presupuestado, el gasto no es extraordinario. Lo mismo ocurrirá en el cierre 23-24 con los retrasos que se le deben a Sergio Busquets aunque juegue en Miami: estarán previstos.
Las liquidaciones prematuras de Alba, Umtiti, Mirotic e Higgins, un póquer de deportistas adquiridos o renovados por la anterior junta, explican gran parte de los 101 millones de gasto extra en relación con lo que aprobó la asamblea, que ya estaba muy por encima de los ratios recomendados gracias al impacto de las palancas. El horizonte del Barça en Montjuïc obliga, por tanto, a seguir recortando en todas las áreas. En concreto, el club se ha autoimpuesto pasar de los 1.159 a 848 millones, 311 menos en sólo una campaña (un 27% menos). El tijeretazo salarial en el primer equipo ayudará, pero se necesitarán más esfuerzos.