Pros y contras de un tercer año en el exilio
Pese a que la junta directiva se opone, cada vez hay más dudas de que el Barça pueda volver al Camp Nou al inicio de la temporada 2025/26


BarcelonaMucho antes de que Limak fuera elegida para la remodelación del Camp Nou, las grandes constructoras españolas ya habían comunicado a la directiva de Joan Laporta que ni el precio ni los plazos de ejecución que proponía el club eran viables. En este tira y afloja, la junta dio un golpe de efecto, cambió las bases del concurso y abrió la puerta para que la empresa turca ganara la puja. En medio de las críticas, el presidente justificaba que Limak era la única que se comprometía a reabrir el estadio en 18 meses. Casi dos años después, es evidente que los plazos no se han cumplido. Pero el problema va más allá: nadie puede garantizar una fecha de regreso del primer equipo en el campo del Barça. Descartada la vuelta este mayo, ni siquiera es seguro empezar en el estadio la próxima temporada. Cuando alguien lo pregunta, la única respuesta oficial es "volveremos tan pronto como podamos".
"No hay ninguna remodelación de esa magnitud que pueda hacerse con unos plazos tan ajustados. Hay demasiada gente, empresas y proveedores implicados. Al contrario: ¡la noticia habría sido poder volver en año y medio!", explica un arquitecto bien conectado con el Espai Barça. El club hizo con Limak lo que, en términos de construcción, se llama un llaves en mano. Se pacta un precio y la empresa se encarga de todo. Las obras empezaron bien y el derribo de la tercera gradería acabó antes de tiempo. Los problemas vinieron después, por la dificultad de conseguir mano de obra calificada, por las limitaciones horarias del Ayuntamiento, por los desperfectos no previstos en la estructura de las gradas primera y segunda, y porque una de las empresas que suministraban el hierro quebró y se tuvieron que buscar alternativas. Como todo iba tarde, el Barça decidía hacer uso de una de las cláusulas del contrato con Limak y encargaba algunas tareas, como los espacios vip, a terceras empresas. El coste no va aparte, sino que se incluye en los 990 millones de precio máximo garantizado al que se comprometió Limak. Aunque se hiciera de mutuo acuerdo, en el club no esconden cierto malestar con la constructora, a la que señalan por unos retrasos que consideran excesivos. Pero la empresa turca, que también está dolida, se sacude las culpas y asegura que no es responsable de la mayoría de imponderables.
Es evidente que el Barça tiene mucha prisa por volver a casa. Por razones sentimentales, pero, sobre todo, por cuestiones económicas. Cuadrar el presupuesto y devolver la deuda con Goldman Sachs es más fácil si se deja de pagar el alquiler en Montjuïc y se explota el negocio del Camp Nou. Según los operarios que trabajan sobre el terreno, las obras avanzan a un ritmo lo suficientemente bueno como para tener las gradas primera y segunda terminadas a finales de abril, con una capacidad aproximada de 60.000 espectadores. Por tanto, se habría podido llegar a tiempo para el clásico contra el Real Madrid del 11 de mayo. "El problema era doble. De entrada, no quedaba claro que el Ayuntamiento y los Bomberos hubieran autorizado la reapertura parcial. Y después, es evidente que no sale a cuenta volver al Camp Nou para jugar sólo dos partidos. Hay que construir muchas cosas provisionales para desmontarlas al cabo de cuatro días. Eso, más allá del coste, no hace más que retrasar" volver hasta que las obras no estén más avanzadas.
El negocio del Camp Nou tiene menos sentido si el regreso es con aforo provisional y servicios a medias
Descartado en mayo, la siguiente opción es empezar la temporada 25/26 en el Camp Nou. Ahora bien, hay más problemas añadidos que hacen tambalear las previsiones de negocio. La tercera gradería –de la que se acabará la estructura en julio– no podrá acoger público, al menos, hasta enero del 2026. Al igual que el doble eslabón de los palcos vip. Los ingresos serán menores también con el Museo, ya que no se podrán realizar los tours por las terrazas exteriores hasta que se acaben las obras. Aparte del dinero, se añade otro condicionante: la cubierta, que necesita entre cuatro y cinco meses para construirla a pie de césped y elevarla hasta su emplazamiento. Unas tareas que, por supuesto, no se pueden compaginar con la competición. La propuesta de los arquitectos es avanzar su instalación, hacerlo en otoño de 2025 y no en verano de 2026. De esta manera, se podría volver a principios de 2026 con mucha menos provisionalidad y un aforo cercano al 100%. La junta, al menos de momento, no quiere oír hablar de otra cosa que no sea empezar la próxima temporada en el Camp Nou.
Ahora bien, en esta decisión también puede jugar un papel importante la masa social. Quedó demostrado en octubre, cuando el club –que juraba que en estos momentos ya se habría devuelto al Camp Nou– puso a la venta 45.000 abonos para el regreso provisional. Pero de los 81.000 socios que podían optar, tan sólo 35.000 estaban interesados. "Muchos prefieren esperar, porque no ven claro volver a un campo debiendo pasar por debajo de grúas y andamios", admiten desde el área social.
La alternativa es continuar unos meses más en Montjuïc. BSM, la empresa que gestiona los equipamientos del anillo olímpico, empezará en desmontar el campo de fútbol a finales de mayo para acoger los conciertos programados para junio y julio. "Lo que no sabemos es si volveremos a montarlo o no", dice una voz autorizada de la empresa. Saben que cada vez hay más rumores, pero aseguran que el Barça no les ha comunicado nada. Eso sí, dejan clara algo: "Nosotros, a partir de agosto, tenemos la agenda totalmente libre".