Barça

El régimen interno de Hansi Flick afecta incluso a Joan Laporta

El técnico ha puesto orden en el vestuario y se ha encargado de cuidar todos los detalles, dentro y fuera del terreno de juego

El presidente del Barça, Joan Laporta, dará explicaciones el Sábado. ERIC ALONSO / GETTY

BarcelonaCuando Hansi Flick se convirtió en el entrenador interino del Bayern Múnich, en Baviera muchos pensaban que su cargo sería efímero. En la rueda de prensa de su presentación, sorprendió con la sencillez de sus respuestas, como si no notase la presión, centrándose en el fútbol y dejando de lado todos los aspectos que no podía controlar. Con el tiempo acabó convenciendo a todo el mundo, porque detrás de aquel rostro simpático se escondía una persona autoritaria, ordenada y con las ideas claras. Alguien capaz de parchear aquel Bayern y completar la mejor temporada de la historia del club, en la que ganó todos los títulos posibles, con un 2-8 incluido en el Barça.

Fueron estas características las que más tuvieron en cuenta en el área deportiva del Barça cuando necesitaban encontrar un relevo para Xavi Hernández. El presidente Joan Laporta ya había recibido buenos informes sobre Flick –de hecho, quería ficharlo en el 2021–, y tanto Deco como Bojan quedaron plenamente convencidos cuando se entrevistaron. "No sólo necesitábamos un entrenador diferente, sobre todo nos hacía falta alguien que cambiara las dinámicas", aseguran en el ARA desde la directiva. Es justo lo que hizo Flick nada más aterrizar en Barcelona. Sin hacer ruido, eso sí, ya que cabe recordar que la idea de la institución fue proteger al preparador de la mirada pública en un momento crispado por la temporada en blanco, la mala situación económica y la truculenta salida de Xavi. No en vano, su presentación llegó a los dos meses de anunciar su fichaje. 60 días en los que trabajó completamente en silencio.

"Es una persona muy ordenada que cuida todos los detalles", explican desde el área deportiva a este diario. Éste es un atributo que notan los jugadores en sesiones de trabajo bien definidas –"el alemán está bajo, caballo y rey", definen desde el vestuario– y también las personas que orbitan entre el palco y la ciudad deportiva. Los Laporta, Deco, Masip, Echevarría, Bojan, Yuste y compañía saben que si quieren visitar los entrenamientos deben notificarlo con antelación. Asimismo, si tienen intención de acompañar al equipo en cualquier expedición, deben evitar ir con traje y corbata y optar por una ropa más casual. En cierto modo, Flick quiere que Laporta, su avalista plenipotenciario, llame poco la atención cuando se deja ver entre bambalinas.

"Te golpea con la mano derecha y te acaricia con la izquierda"

El entrenador de Bammental se puso por primera vez el chándal del Barça el 11 de julio, en una sesión de entrenamiento marcada todavía por la ausencia de los futbolistas internacionales. Pero todo el mundo ya detectó que las cosas habían cambiado. "Está imponiendo un régimen militar", se decían entre ellos algunos jóvenes jugadores. No era necesariamente una crítica. El entrenador pedía máxima exigencia en las sesiones, aumentaba las horas de gimnasio y velaba para que todos los ejercicios se hicieran al pie de la letra y sin concesiones. Rituales que todavía mantiene hoy. El último ejemplo, el vídeo que difundía el club donde se veía cómo Pau Víctor y Gavi quedaban extendidos en el suelo, totalmente agotados, después de hacer uno de los ejercicios. Cuando Flick se daba cuenta, se acercaba con una sonrisa cómplice para aplaudirles el esfuerzo. "Te golpea con la mano derecha y te acaricia con la izquierda", dicen en Sant Joan Despí.

Para Flick, la disciplina es muy importante. Y ahí entra la puntualidad. A diferencia de Xavi o Luis Enrique, que ponían multas si se llegaba tarde, el entrenador alemán ha cambiado el sistema de multas económicas de Xavi. Si alguien llega tarde, directamente se queda sin jugar. fue como Jules Kounde se quedó en el banquillo en el desplazamiento al campo del Alavés. "Para mí es mucho peor no jugar", decía Pedri en el programa. Martínez y Hermanos. La conclusión es lógica viniendo de profesionales para los que pagar una prenda de vez en cuando sólo hace cosquillas en su cuenta bancaria.

Flick también tiene el reto de conectar con futbolistas casi dos generaciones más jóvenes que él, y se está saliendo adelante. Por ejemplo, es 42 años mayor que Lamine Yamal, al que no ha castigado sin minutos en ninguna ocasión, pero al que sí ha enviado algún mensaje velado. "Los campeones no descansan. Y creo que es un buen consejo. Si quiere ser un gran campeón, no podrá descansar demasiado", manifestó en una rueda de prensa. Esta declaración casa con la poca tendencia del extremo de Rocafonda a ejercitarse en los días de entrenamiento voluntario.

Resultados deportivos aparte, Laporta está convencido de haberla clavado con el fichaje de Flick y le ha dado todo el poder al vestuario. A su vez, el técnico también se ganó el respeto del club. Ha cambiado el trato con los jugadores, con los trabajadores, con la cúpula deportiva y con el propio presidente, con quien conversa siempre antes y después de los partidos. "Es pragmático, no le gusta hacer volar palomas. Habla de las cosas que puede controlar o en las que puede tener incidencia. Las que no están a su alcance, las evita", afirman en la Ciudad Deportiva Joan Gamper.

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