Barça

La segunda posición llega entre bostezos (0-0)

El Barça saca un punto del campo del Getafe en un partido donde pocos jugadores se atreven a arriesgar

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Riqui Puig, en acción al campo del Getafe

BarcelonaEl Barça es tan curioso que esta temporada acaba pensando con cierto optimismo sobre el futuro a pesar de que los últimos partidos se han convertido en una pequeña tortura, como tener una espina clavada en la planta del pie. El equipo de Xavi acabará la Liga segundo, solo por detrás del Madrid de Ancelotti, pero poca cosa se recordará de unos últimos partidos sin garra, sin energía, sin belleza. Viendo como algunos jugadores se hacían amonestar en el último partido contra el Celta, ya se podía imaginar que el partido de Getafe (0-0) tendría menos ritmo que aquellos amistosos que el dream team de Cruyff jugaba contra equipos neerlandeses amateurs en los 90. Poca cosa se salvó, más allá de ciertos detalles de un Riqui que, en el fondo, sabe que ha perdido toda una nueva temporada.

Estas suelen ser jornadas extrañas. Cuando tú ya has entregado todos los trabajos y aprobado los exámenes, pero los otros no. El Barça ha cerrado con buena alta, a pesar de todo. El objetivo era la Champions y se jugará la Champions, con la segunda posición en el saco. Con la plaga bíblica de lesiones, los problemas económicos, cambios de técnico, ser segundo era un objetivo que todo el mundo firmaba cuando Koeman era el técnico. Un exceso de euforia después de ganar en el Bernabéu, sin embargo, hizo estar en las nubes a todo el mundo. En vez de vivirlo como señales de que llegará en breve el buen tiempo, aquella goleada se entendió como el partido donde se certificaba el regreso entre los grandes. Hace falta paciencia, Roma no se construyó en un solo día. El renacimiento necesita tiempo. Y este verano, Xavi tendrá tiempo. 

El partido del Getafe, de hecho, era esto. Un partido para ver jugadores, para intentar sacar conclusiones, puesto que el trabajo lo tiene hecho el Barça. Xavi tenía que improvisar especialmente a una defensa convertida en el talón de Aquiles de un equipo sin Araujo, recuperado del golpe en la cabeza que recibió contra el Celta, pero mirando el partido por televisión por precaución. Sin Eric, sancionado, ni Piqué, lesionado, el Barça salió al ruedo del Coliseum del Getafe con una defensa cogida con pinzas, con el joven Balde a un titular. Y Umtiti, suplente de nuevo. Ni así juega el francés. Suerte que el Getafe sabía que con un punto tenía suficiente para seguir en Primera y tampoco puso la pierna muy fuerte, más allá de algunas contras. El resultado era un partido convertido en una pérdida de tiempo por casi todo el mundo. Solo Riqui Puig, el día que por fin era titular, parecía querer aprovecharlo para dejar detalles de su talento, innegable, a pesar de que no conseguía encender los ánimos de un equipo que acaba la temporada más fuera mentalmente que un profesor de escuela encargado de enseñar a alumnos demasiado traviesos. Al Barça le hacen falta vacaciones. Le hacen falta cambios.

Ferran, perdido

En Getafe tampoco llegaba el gol. La llegada de Aubameyang ha provocado que la falta de efectividad parezca un recuerdo en blanco y negro, pero en Getafe Aubameyang tampoco tuvo el día junto a un Ferran intocable y a Memphis. Los tres siempre estaban rodeados de demasiados defensas rivales. A Ferran, a pesar de intentarlo, nada le sale. También necesita vacaciones.

El Barça entendía la posesión más como una herramienta para proteger su débil defensa que para arriesgar para hacer caer muertos. El resultado, un partido de aquellos en los que pasan pocas cosas, mientras en el resto de los partidos pasaba de todo. El Getafe de vez en cuando mordía con alguna carrera de Unal, pero Mingueza y Lenglet lo hicieron bastante bien. En la otra portería, poca cosa. El partido parecía un pacto entre caballeros para sacar un punto por banda, consiguiendo así lograr los dos objetivos, quedarse en primera unos y ser segundos los otros, sin hacerse daño. La víctima del pacto fue el espectáculo a pesar de que de vez en cuando algún jugador con amor propio intentaba romper el equilibrio sin mucha suerte. Ni tanto solo Ansu, que disfrutó de 30 minutos, pudo usar sus poderes mágicos para salvar un partido donde para acabarlo de adobar, Memphis acabó lisiado. Xavi apostó por el espigado Luuk de Jong, el hombre de los goles salvadores, pero tampoco él pudo evitar un destino que ya estaba escrito, aquel del empate en Getafe. Xavi Hernàndez dio minutos al joven Marmol, dejando a Dembélé sin un solo minuto de juego. Cosas de la vida, una gran noticia, la segunda posición, llegó en un partido para olvidar. Ya falta poco para acabar la temporada, por suerte.

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