Barça

El tabú que ha unido a todos los presidentes, de Núñez a Laporta

El Barça mantiene los precios populares del Camp Nou al menos hasta después de las elecciones

Vista del nuevo campo en una imagen reciente.
17/06/2025
4 min

Barcelona"Imagínate que 80.000 socios se te giran en contra de golpe. No hay presidente que lo resista". La frase la dijo un directivo de Josep Maria Bartomeu en una conversación sobre el Camp Nou y el precio de los abonos. Era durante la campaña electoral de 2015. El Barça acababa de ganar el triplete con Luis Enrique y tenía una plantilla con grandes estrellas como Leo Messi, Luis Suárez, Neymar, Piqué e Iniesta. Con las elecciones a la vista, uno de los temas de debate era el precio de las localidades. La candidatura se le sacudió enseguida: prometió hacer como en los últimos años, que sólo subiría por el importe del IPC. "Si ya es un tema espinoso, imagínate en campaña", remataba un futuro vicepresidente desde la sede de campaña. A cambio, subía el precio de las entradas generales y se buscaba seducir a los turistas, que eran los que estaban dispuestos a pagar grandes cifras para ver al Barça en directo. Una política que todavía hoy se mantiene.

Una década después, el precio de las entradas ha seguido siendo objeto de debate. De la misma forma que ya lo había sido años atrás. Si algo ha caracterizado al Camp Nou es tener precios más económicos que los grandes clubs europeos. Tanto es así que algunas localidades como las de tribuna del estadio azulgrana podían llegar a valer la mitad que las que tiene el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. En su época, Josep Lluís Núñez tuvo muchas dificultades para aumentar su coste, hasta el punto de que los incrementos o bien se justificaban por el IPC o por las reformas que proyectó en 1982 (construcción de la tercería gradería) y en 1994 (ampliación de la primera gradería).

Joan Laporta, en su primera etapa (2003-10), tiró por el derecho y aumentó un 30% el abono al considerar que había quedado desfasado. El rechazo social fue evidente, hasta el punto de que fue uno de los elementos a tener en cuenta en la moción de censura que a punto estuvo de costarle el cargo, en el 2008. Sandro Rosell, su sucesor, se comprometió a mantener los precios con el único incremento del IPC, decisión que todavía se mantiene hoy. En 1980, un abono en la zona baja del lateral costaba 20.000 pesetas (120€). Según la inflación, hoy serían 631€, algo menos de los 818€ que cuesta en realidad.

El debate interno sobre los precios en el regreso al Camp Nou

Con el regreso al Camp Nou a la vista, la actual directiva de Joan Laporta aprobó en junta el coste de las localidades. No fue fácil por la guerra de bandos entre quien considera que ser socio y abonado del Barça es un lujo y quienes creen que hay que dar continuidad a la política de precios populares. Sobre todo, dado que el estadio está en obras, que faltarán muchos servicios y que al menos durante dos años los aficionados tendrán que convivir con los inconvenientes de la reforma.

No era la primera vez que en este equipo directivo había desavenencias en este sentido. Como cuando, en el 2021, algunos propusieron una derrama extraordinaria a la masa social para enjugar la deuda, o como el incremento desmedido propuesto en el 2023 antes de marcharse a Montjuïc. La última historia es conocida y terminó con una rebaja del 50% después de la revuelta popular de unos abonados que se negaron a comprar el pase al precio propuesto inicialmente.

Esta vez, el debate ha vuelto a producirse. Ahora le ha ganado el sector que apostaba por los precios populares –bando donde está el presidente, escarmentado por lo que ya le ocurrió hace unos años, y su núcleo duro de confianza–. Las cifras se harán públicas en los próximos días, pero según avanzó el Todo Cuesta de Catalunya Ràdio, irán desde los 530 € a la primera gradería de gol hasta los 1.500 en la zona centrada de tribuna. Es decir, que serán un 4% más caros de lo que costaban la temporada 2022-23, la última que se disputó en el Camp nou. De nuevo, se ha aplicado el incremento del IPC.

Ahora bien, incluso el sector más conservador es consciente de que más temprano que tarde habrá que actualizar los precios al alza. Hace algo de un año, algunos miembros de la junta se reunieron en las oficinas del Camp Nou con representantes de varios grupos de opinión. Entonces ya salió la pregunta sobre el coste de los abonos. En ese encuentro estaba Elena Fort, vicepresidenta institucional y figura que siempre ha apostado por una política más asequible. Fort se comprometió a no aumentar el abono a corto plazo –como así ha sido–, pero admitía que una vez que las obras estuvieran terminadas, deberían replanteárselo. "Entendemos que no es popular, pero un estadio nuevo, con nuevos servicios, no puede mantener precios viejos", admite uno de los miembros de la junta consultado por el ARA. Ahora bien, ¿cuándo subirá y cómo? Esta misma fuente admite que se esperará hasta que acabe el estadio y que, muy probablemente, el incremento se hará de forma progresiva. En cualquier caso, será más allá de 2026, año electoral.

Un incremento de precios no previsto en el crédito del Espai Barça

Será un incremento que no estaba previsto en el fondo de titulización del Espai Barça, el documento notarial donde se firmaba el crédito para reformar el Camp Nou. En el anexo 2 se incluye un informe de la empresa Legends sobre la explotación del estadio. Según los cálculos, el grueso de ingresos llegaría para exprimir los productos vip –que triplicarían la facturación, hasta alcanzar los 75 millones anuales–, para doblar lo que se ganaba con los tours y por subir un 15% las entradas para el público en general. En cambio, el informe tan sólo preveía "un incremento de un 1% anual para compensar la fidelidad" de los abonados. Un premio que finalmente no se va a cumplir.

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