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La batalla interna en el Barça para definir cuánto costará ir al nuevo Camp Nou

La junta está dividida entre quien considera que hay que mimar al socio y quien cree que le puede exigir que contribuya con su dinero

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Imagen de la grada de Lluís Companys durante el Barça - Vila-real

BarcelonaCuando el Barça presentó los presupuestos de esta temporada, en la sede de la Liga casi tuvieron una cubrición. Con el Camp Nou cerrado por reformas, el exilio en Montjuïc suponía una ruina económica. "Sabíamos que perderían dinero, ¡pero no tanto!", exclama un alto ejecutivo de la patronal. Pero lo peor estaba por llegar. De los 229 millones conseguidos en el curso 22-23 se pasaba a 151 presupuestados para ese 23-24. Y, una vez finalizado el año, tan sólo se habrán conseguido 130, en realidad. Un centenar de millones de diferencia. "Cuando ves esto entiendes que tengan tanta prisa por volver a casa", admite la misma fuente. Inicialmente, debía volverse en noviembre, pero todo apunta a que será en enero de 2025, como muy pronto.

Todo el mundo en el club sabía que el traslado a Montjuïc tendría consecuencias económicas graves. Por eso, en los despachos, y sobre todo en el área económica, se pusieron a trabajar para minimizar su impacto. Una de las primeras soluciones implicaba explotar los productos vip, por lo que se invirtió una cantidad notable de dinero para habilitar salas, lonjas y asientos de lujo en Lluís Companys. Pero había dos arrecifes insalvables: que la capacidad del estadio caía a la mitad (de los cerca de 100.000 asientos a un máximo de 54.000) y que se perdían los ingresos de los tours en el museo. La solución exigía subir los precios, tanto de las entradas como de los abonos.

La propuesta generó mucha tensión en la junta, donde hay dos bloques muy diferenciados: los directivos con más recursos económicos, que son los que se añadieron posteriormente al equipo de Joan Laporta, y los que tienen menos , que mayoritariamente ya formaban parte del núcleo duro del presidente en anteriores etapas. En este segundo grupo, donde hay nombres como Rafael Yuste, Elena Fort, Josep Ignasi Macià o Josep Cubells, siempre se han puesto en la piel del socio antes de tomar decisiones traumáticas. "Ya estuvieron en el club en el 2008, recuerdan la moción de censura y saben que hay algunas líneas rojas que es mejor no cruzar", apunta una fuente cercana a la directiva.

En cambio, en la lista de recién llegados, como Antonio Escudero, Juli Guiu o Eduard Romeu, eran partidarios de subir las cuotas. "Tienen otro perfil, no ven ser socio como un sentimiento sino como un privilegio". De hecho, Romeu, exvicepresidente económico –abandonó el cargo en marzo–, había llegado a proponer incluso una derrama a los socios para enjugar la deuda, pero Laporta se negó en redondo, tal y como admitió en una entrevista en Cataluña Radio.

Volviendo a Montjuïc, y pese a que el presidente fuera partidario de no subir las cuotas, los ejecutivos le convencieron. Entre otros argumentos, existía la necesidad de facturar lo máximo posible para tener fair play cara al mercado de fichajes del verano. "¡Nos estamos equivocando!", protestó Elena Fort en aquella reunión de junta, celebrada en La Jonquera, donde se acababa aprobando ese aumento. Los pases de temporada en tribuna costarían 1.738 euros (un 49,3% más frente a los 1.164 en el Camp Nou), en el lateral 1.002 (+49,6%) y en el gol 723 (+40,4%).

Paradójicamente, Fort, en condición de portavoz, debía defender públicamente una medida que acabaría siendo un fracaso: de los 23.785 abonos que se pusieron a la venta tan sólo se adquirieron 6.000. La mayoría, en las zonas más económicas. Lo que ocurrió después es bien conocido: la junta rebajó los precios a la mitad. En tribuna, de 1.738 euros a 870; y al mismo en el lateral (de 1.002 a 500), en el córner (905 a 450) y en el gol (723 a 360). Aun así, no se logró vender todos los pases, tan sólo 17.902.

Revisión del presupuesto y aumento de las entradas y productos 'vip'

Las nuevas tarifas obligaron a rebajar el presupuesto de ingresos derivados del estadio, al tiempo que se intentaba compensar aumentando el precio de las entradas para el público en general. Así, en partidos clave como los del PSG, una entrada estándar en tribuna con buena visibilidad costaba 544 euros y una de vip subía a los 2.000. La medida generó crítica entre la masa social, pero económicamente dio sus frutos.

En el clásico Barça-Madrid, por ejemplo, la recaudación fue de 7 millones. De todas formas, a pesar de estos esfuerzos, no se ha llegado al objetivo. "Hicimos un presupuesto muy ambicioso y no lo hemos cumplido. Montjuïc no tiene el atractivo del Camp Nou, y la temporada, deportivamente, tampoco ha sido buena", justifican desde las oficinas. Han faltado 30 millones.

Con estos antecedentes, la junta se volvía a reunir en mayo para pactar los precios de la próxima temporada. A grandes rasgos, la discusión fue la misma. Pero, escarmentados, los más críticos con la política de precios bajos accedieron a la decisión de presidente sin protestar demasiado. Eso sí, se encargaron de dejar claro que las medidas populares no pueden ser eternas y que, una vez el Camp Nou esté completamente terminado, los precios deberán revisarse al alza "tanto sí como no".

La promesa de Laporta a los grupos de opinión barcelonistas

Hace unos meses, en una reunión de Laporta y Fort con varios grupos de opinión del Barça, una de las preguntas estrella fue sobre el precio de los abonos. Presidente y vicepresidenta se comprometieron a no subirlos más allá del IPC –partiendo de la base de los precios de antes de las obras–. Es justo lo que aprobó la junta la pasada semana. Ahora bien, el compromiso era mantener esta política sólo a corto plazo, hasta las elecciones, que serán precisamente en el 2026, fecha en la que está prevista la finalización de las obras del estadio.

"No podemos comparar el estadio antiguo con el nuevo, que estará totalmente cubierto y tendrá todas las comodidades. Tribuna y lateral serán lo mismo, a efectos prácticos. Por tanto, habrá que revisar la lista de precios y de condiciones. Ya se está estudiando, pero de momento no hay nada decidido. Lo único que está claro es que tendrán que ser más caros. el crédito. Cuando llegue el momento, el tema es si se hará un aumento de golpe o si será progresivamente para que sea más fácil de pagar para todo el mundo", explican desde las oficinas.

En el fondo de titulización, el documento notarial donde se acordaba el crédito de 1.450 millones para financiar el Espai Barça, se incluía un informe sobre la previsión de ingresos del nuevo estadio. Según los cálculos, el nuevo Camp Nou debe facturar 346 millones anuales. De ellos, alrededor de 50 millones corresponderán a los abonados –habrá 2.400 nuevos gracias al aumento de capacidad del coliseo–. Pero como también aumentan los ingresos vip, los tours y las entradas para el público en general, el texto dice que a los abonados "sólo debe subirse un 1% el carnet en concepto de fidelidad". Esto dice el texto. Otra cosa es qué va a acabar ocurriendo realmente.

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