La vuelta a casa de Xavi, hijo de unos padres "más culés que el palo de la bandera"
Hijo de ex jugador de fútbol, llega acompañado de su hermano al cuerpo técnico del Barça
BarcelonaAcompañado de su familia, Xavi cogió el vuelo de Qatar Airways de Doha a Barcelona con la misma mirada que tenía cuando subía a los Ferrocarriles de la Generalitat en la estación de Terrassa Centre para ir a entrenarse. Durante un puñado de años, mientras otros jóvenes con un montón de futuro dormían en La Masia, Xavi iba arriba y abajo para poder dormir en casa, con los suyos. Con aquella familia donde son "más culés que el palo de la bandera", como explica él mismo. En Doha Xavi estuvo acompañado de los suyos. En el Barça pasará lo mismo.
En casa de los Hernández siempre había una pelota. Los primeros pasos los dio en el pasillo del piso de la calle Galileu de la ciudad vallesana. O entre los bancos de la plaza del Progrés, bajo la atenta mirada de Joaquim, su padre. Egarense con sangre andaluza, Joaquim Hernández fue un muy buen jugador de fútbol. Gracias a la pelota hizo un montón de amigos con quienes se ha mantenido siempre en contacto, también antes del nacimiento de tecnologías como el Whatsapp, que le permite estar en muchos grupos con los jugadores con quien compartió vestuario en el Reus, el Girona y el Europa. Formado en el Terrassa, fichó cuando tenía 18 años por el Sabadell, justo cuando el equipo arlequinado estaba en Primera, a finales de los años 60. La competencia era muy fuerte y no consiguió hacerse un lugar en el equipo, y volvió cedido al Terrassa. Después pasaría por el Barça Atlètic, el Melilla durante el servicio militar, el Girona, el Europa, el Calella, el Manresa, el Reus, el Igualada y el Hospitalet. No había campo de fútbol donde no hubiera jugado, en Catalunya, y vivió días de gloria en el Calella cuando este club casi sube a Segunda y cuando decidió un derbi Reus-Nàstic con dos goles.
Su madre, el eje central
Joaquim ha cruzado medio mundo siguiendo los éxitos de su hijo, pero también es normal verle en campos modestos para ver a amigos. Sigue la actualidad del Terrassa, claro, pero también del Sabadell, puesto que ahí entrena Antonio Hidalgo, buen amigo de Xavi de la época de La Masia. Básicamente sigue todo el fútbol que puede, mientras conversa en alguna comida con ex jugadores de La Masia. Del Barça, el club de su vida. A pesar de que ahí jugó poco, siempre ha sido muy activo en la asociación de ex jugadores. Ahora bien, en casa de los Hernández afirman que la más culé de todas es Maria Mercè Creus, la madre. Su padre tenía un bar donde iban los jugadores del SAMI Sant José, un club de barrio. Un bar donde siempre había ambiente y donde Joaquim iba a ver los primeros partidos por televisión. Aquí conoció a Maria Mercè, que creció rodeada siempre de gente del mundo del fútbol. Hablando del Barça, claro. Es famosa la anécdota del día que el Milán le ofreció un contrato millonario al joven Xavi, cuando todavía estaba en el filial y había brillado en el Mundial sub-20 de Nigeria de 1999. "Si deja el Barça me divorcio", le dijo a Joaquim cuando descubrió que el padre veía con buenos ojos que se fuera a tierras italianas en una época en que parecía que Guardiola podía hacer de tapón a su hijo. Marcia Mercè también decidió que en 1992 su hijo no fuera a Wembley porque era demasiado joven. "Lloró mucho", explican los Hernández, que vieron el gol de Koeman en casa. Lo celebraron toda la noche, tanto Xavi como sus dos hermanos mayores, que también jugaban a fútbol.
Uno de ellos, Òscar, llegó a hacerlo bastante bien en Segunda B en clubes como el Terrassa, el Mataró y el Gavà. Ahora es su segundo entrenador, después de haber trabajado en la Acadèmia Aspire de Qatar, donde también ha trabajado Àlex, el otro hermano, también vinculado de siempre al fútbol. Dos hermanos al frente del Barça, un orgullo para los Hernández. El actual entrenador del Barça, sin embargo, todavía bromea recordando cuando Òscar y Àlex, más mayores, preferían ir al cine y le dejaban solo con la pelota. Entonces él iba a jugar con Ariadna, una de las dos hermanas, tan futbolera como el resto de la familia.
La mirada de Oriol Tort y Joan Vilà
Con cuatro años, Xavi ya estaba en el Jabac, un popular club formativo del Terrassa. Pero no tardó en saltar al Terrassa, donde su padre coordinaba el fútbol base. Joaquim disfruta mucho explicando la anécdota del día que le dijo que no al Barça, curiosamente. Aprovechando la amistad que tenía con Oriol Tort, el coordinador de La Masia, Joaquim organizó una visita al estadio de dos autocares de culés egarenses a finales de los años 80. Visitaron el estadio y el museo y permitieron a los más pequeños jugar un partido en el viejo campo de tierra junto a La Masia. Aquí la mirada de Tort se fijó en uno de los más pequeños. "Algunos apuntan maneras, pero a quien ficharía para el Barça seguro es aquel", le dijo a Joaquim señalando a un niño. "Pues es mi hijo", le respondió. Joaquim, sin embargo, consideraba que con seis años Xavi era demasiado pequeño para verle irse de casa. Y le dijo a Oriol Tort que había que esperar. Tort lo aceptó, pero ya no dejó de seguir al niño. Antonio Carmona, uno de los hombres de confianza de Tort, empezó a dejarse ver una y otra vez por el campo del Terrassa. También seguía a Xavi cuando el equipo egarense jugaba en Barcelona. El Barça no paró hasta que lo fichó, con 11 años, y le puso un taxi para asegurar a sus padres que Xavi seguiría con ellos. El partido de prueba para determinar si entraba o no a La Masia lo jugó en los campos del Miniestadi, bajo la mirada de Tony Bruins Slot. Pasó la prueba tras marcar tres goles. Era julio de 1991. Entonces nadie se podía imaginar que llegaría a ganar 23 títulos en 764 partidos oficiales con el Barça. A la sombra del Dream Team de Cruyff se formaba uno de los nombres del futuro, que recibiría premios de manos del mismo Johan Cruyff por sus buenos partidos en las categorías inferiores.
Los Hernández recuerdan como aquel primer año en el que bajaba a entrenarse cuatro veces por semana al Barça, Xavi no lo explicó en la escuela, porque le daba miedo que lo vieran como un chulo si se enorgullecía. En Terrassa no llevaba el chándal del club, y era un buen alumno en una escuela donde tuvo de tutora a la madre del cantante Miki Núñez. Pero su destino era el fútbol, claro. Su primer entrenador fue una leyenda, Juan Manuel Asensi, que ya le hizo capitán del equipo alevín A. "Ya se podía ver que tenía una personalidad diferente, que hacía cosas sorprendentes para un niño de aquella edad. Ya estaba la base de lo que se vería después", explica quien fue compañero de Cruyff en los 70 en el Barça. Después, el siguiente técnico fue Joan Vilà en el infantil A, un técnico que le marcaría mucho, puesto que le preparaba cintas de vídeo para estudiar como jugaba el Dream Team de Cruyff. El ascenso era imparable, especialmente después de convertirse en el líder del filial, entrenado por Josep Maria Gonzalvo, que subiría a Segunda después de golear al filial del Madrid por 5-0 y 0-2 en el Bernabéu. Louis van Gaal estaba en la grada viendo aquellos partidos. Y se fijó en un Xavi a quien haría debutar en un partido de la Supercopa de España en el campo del Mallorca, en Lluís Sitjar. El Barça perdió, pero el gol ya lo marcó él. "Nunca ha tenido miedo. Disfruta jugando, tiene un carácter muy frío cuando toca. Seguro que lo primero que hará es pedir a los jugadores que sean valientes, que crean", dice Antonio Hidalgo, compañero suyo en La Masia. "Soy muy pesado", dice el mismo Xavi sobre él mismo, que quedaría marcado por los primeros años en el primer equipo, cuando le tocó perder. "Una vez ves el Camp Nou enfadado no quieres volverlo a vivir. Quiero ganar siempre. Para dar alegrías, por ambición, pero también para no volver a vivir el estadio silbándonos", explicaba hace años al ARA.
Xavi decidió que no quería perder. Y lo ha hecho poco, centrándose tanto en el fútbol que en algunos momentos ha olvidado qué había más allá. Los que le conocen destacan el papel de su familia, tanto de los padres y hermanos como de su pareja, Núria Cunillera, una sabadellense que estudió periodismo pero que trabajaba en la empresa de perfumes de su padre cuando se reencontró con Xavi. Se conocían desde que eran pequeños pero los caminos no se volvieron a cruzar hasta años más tarde. Se casaron de manera civil en Ullastret y la ceremonia la hicieron en el Jardí Botànic de Blanes para alegría de la madre, que siempre había visto con buenos ojos a Núria cuando era solo una amiga. Figura clave, Núria le ha apoyado estos años en Qatar, cuando Xavi siempre se ha querido sentir rodeado por su familia, hasta el punto de buscar trabajo para sus hermanos en Doha y de hacer viajar a sus padres hasta ahí siempre que podía. Los dos hijos del nuevo técnico del Barça, Asia y Dan, han crecido en Doha. Ahora todos pueden volver a casa. Cerca de la casa familiar de Matadepera. Y Maria Mercè podrá volver al Camp Nou, donde no había querido ir desde que su hijo se había ido. Los Hernández, siempre unidos, vuelven a casa. Al Barça.