"Soy más feliz que mucha gente que anda"
Sergio Garrote, ciclista paralímpico de Viladecans, ha ganado una medalla de oro y una de plata en los Juegos de París
BarcelonaLa primera vez que Sergio Garrote (Barcelona, 1977) probó una bicicleta impulsada con los brazos acabó con dolores en los músculos. Era extremadamente duro, era necesaria mucha fuerza. Pero algo se despertó en su interior, había encontrado un deporte que le haría feliz. Unos años después, ya era campeón mundial y paralímpico. Hoy ha ganado un segundo oro paralímpico en París, pero no se detendrá, quiere más. En 2001, un accidente laboral le había provocado una lesión medular que le dejó en silla de ruedas. Tras sufrirlo, vendió las dos bicicletas con las que solía salir los fines de semana y se compró una consola de videojuegos que no utilizó mucho. Fueron meses duros en los que debía adaptarse a una nueva realidad, a obligarse a no quedarse en casa. La handbike, la bicicleta impulsada con los brazos, sería su salida. "Soy más feliz que mucha gente que anda. Estoy en un momento personal muy bueno. Soy deportista, soy ciclista, sin más etiquetas", explica.
Con 45 años, Garrote ha ganado la medalla de oro en la contrarreloj de los Juegos Paralímpicos de París, donde disputará mañana una segunda final en la prueba. Pocos deportistas pueden presumir de tener tantas medallas como él, más de 70 entre europeos y mundiales. Hoy el ciclista de 45 años ha marcado un ritmo mucho con un tiempo final de 24:33:71. Segundo quedó el italiano Luca Mazzone y tercero el francés Florian Jouanny (+45.58).
"La sensación es increíble. Me siento muy bien ahora mismo. Es magnífico el premio al trabajo, al sacrificio del esfuerzo. Llevo desde el mes de abril concentrado con mi familia, con mi mujer, con mi perrita y entrenando bajo un solo infernal, en altura y ha costado llegar hasta aquí", ha explicado al término de la prueba. "Poder revalidar el título de campeón paralímpico en la contrarreloj ante en anfitrión Jouanny, que sería un rival muy duro, y ante Luca Mazzone, que es abanderado de su país y una de las mayores figuras del deporte italiano, es muy bonito.No me esperaba que esta superioridad fuera tan grande. Sin embargo tampoco puedes bajar los brazos en ningún momento y más cuando tu único instinto y lo único que sabes hacer es seguir pedaleando hasta el final”, añadió.
"Estar en unos Juegos emociona mucho, hay pocas cosas mejores. Estos serán mis segundos Juegos, y serán muy diferentes a los de Tokio, ya que habrá gente en las gradas. Es una segunda oportunidad para demostrar todo lo que puedo llegar a hacer y hacerlo delante de gente que quiero", explicaba antes de la final. "Una medalla de oro en unos Juegos no es tu cima, en el fondo. Tu cima es la siguiente prueba, el día a día. Pero quiero revivir esas sensaciones, no nos engañaremos", defiende Garrote, quien ahora buscará un segundo oro en la prueba de ruta. En Tokio fue tercero.
Cuando unas semanas antes de marcharse a París estuvo en el CAR de Sant Cugat en una presentación de los paralímpicos catalanes, apareció con un elegante bigote que no solía llevar antes y un discurso seguro. La mayor parte de la preparación la ha realizado en las últimas semanas en la Cerdanya, para entrenar en altura y huir del calor. "Llego en mi plenitud como deportista. Nunca había sido así de bien", decía. La primera vez que Garrote se subió a una handbike fue en el 2015. Y un año después ya estaba en la selección española.
La 'handbike' es más cara que las bicicletas de los olímpicos
"La bicicleta me devolvió mucha libertad. La bicicleta es eso, libertad. Cuando compito o entreno, no pienso en el accidente que sufrí o el día a día. Allí arriba puedo olvidar durante un rato que no puedo andar y voy en silla de ruedas", asegura este vecino de Viladecans que estuvo varios años buscando su sitio en el mundo, tras ese accidente con 22 años. Estudió medicina y criminología, probó diferentes cosas, hasta que encontró la respuesta en la carretera con la handbike. "Cuando tienes un accidente así renuncias a muchas cosas, lo pasas mal. Hay que pasar ese tipo de duelo y salir adelante, pero cuesta. A mí el deporte me ha ayudado a encontrar sentido a muchas cosas. Y ahora puedo decir que soy feliz, dentro y fuera del deporte, con una familia formada y retos", añade en referencia a Miriam, su esposa.
Garrote se ha convertido en una de las caras más conocidas del deporte paralímpico español, ha participado en charlas y conferencias, manteniendo un equilibrio no siempre fácil. Sabe que el deporte paralímpico disfruta cada cuatro años de un escenario en el que más se habla, pero a la vez no le gusta esta etiqueta. "Es que cuando compito yo soy un ciclista, nada más. No veo diferencia entre quienes pedalean con las piernas, competimos y bastante", razona. Sin embargo, las diferencias siempre están ahí, como por ejemplo que la handbike sea más cara que las bicis de los olímpicos. Por eso, agradece tener patrocinadores, ayudas del Comité Paralímpico y que el gobierno español haya decidido igualar los premios que reciben los olímpicos y paralímpicos que ganan medalla. "Lo celebro, la verdad. Los paralímpicos suelen hacer el doble de esfuerzo para intentar llegar a una medalla y cobraban menos. Así que ayuda. Se necesitan medidas como esta para continuar", dice este deportista que se define como "metódico" y algo "obsesivo", ya que cuida la alimentación, las horas de sueño y su equipo de forma meticulosa. Y en los últimos tres años, ha trabajado de forma incansable con un objetivo: París. Tres años que por el momento, ya han dado sus frutos con este primer triunfo.