El declive del todopoderoso Florentino Pérez
Los problemas del presidente plenipotenciario del Madrid se acentúan al ritmo que desciende su índice de popularidad
BarcelonaEn la sala principal del nuevo museo del Real Madrid se encuentran las fotografías de numerosos jugadores históricos de la entidad, pero solo salen tres presidentes. Los hermanos Carles y Joan Padrós, fundadores del club, y Florentino Pérez. Quienes realizan la visita guiada comienzan contemplando una gran maqueta de cómo quedará el nuevo estadio una vez finalizado. Luego la guía hace una breve historia del club –obviando, eso sí, el origen catalán de los fundadores–. De Santiago Bernabéu sólo hay fotos en las pantallas virtuales. En cambio, de Florentino, a quien se llama en todo momento"nuestro presidente", hay dos. Majestuosas. La primera, de cuando ganó las primeras elecciones en el año 2000. Y la última, contemplando las obras de remodelación del estadio desde la segunda gradería, como si fuera un señor feudal. El ARA completó el Tour Santiago Bernabéu hace unos meses, donde se constata que Florentino no sólo es el presidente plenipotenciario del club de Chamartín, sino que de algún modo también ha querido reescribir su historia.
El sobrecoste de las obras del Bernabéu, la prohibición de celebrar conciertos o los parkings que se han paralizado por órden judicial eran las primeras advertencias que Florentino, que había dedicado casi toda su presidéncia a controlar los poderes fácticos, no lo tenia todo tan bién atado como se pensaba. El Balón de Oro, que desde el Bernabéu se daba por hecho que sería para Vinicius, fué el último capricho que se le escapó de las manos.
"A Florentino se le está desmontando el chiringuito", dice Kike Marín, uno de los pocos periodistas capitalinos críticos con la gestión del presidente madridista. Extrabajador de Marca, y actual colaborador del Confidencial, sus columnas fiscalizando las obras de gobierno del mandatario le costaron un puesto en la tribuna de prensa del Bernabéu. "Estoy vetadísimo". No sólo él, también el medio que representa, al que no se le acredita los días de partido. "Hay trabajadores del Real Madrid que nos cuentan que, en los ordenadores del club, no se puede leer el Confidencial. Está capado. Es la política del club: la crítica, aunque sea poca, debe aislarse".
El ARA se ha puesto en contacto con más periodistas que siguen la actualidad del Real Madrid. Algunos han declinado participar –"Ya tengo problemas al día a día para meterme en esta guerra", responde uno de ellos–. Otros han preferido hacerlo desde el anonimato. "El poder de Florentino es reverencial. Has visto tantas cosas que al final te autocensuras. Prefieres callar por prudencia. De todo el tema del Bernabéu, por ejemplo, se ha informado más a los medios de fuera que a los de Madrid . Y eso que son situaciones públicas", apunta una de las fuentes consultadas. "Muchos que siguen la actualidad del Real Madrid también son del Real Madrid. Eso le ha ayudado a que todo el mundo, históricamente, cierre filas. Aunque todo tiene un límite. En el Balón de Oro se pasó de frenado", añade. un compañero de profesión.
La opinión publicada, en contra de la decisión de Florentino con el Balón de Oro
A sus 77 años, es un secreto a voces que el presidente madridista está delicado de salud. "Siempre ha sido muy inteligente, pero últimamente se ha visto que no está tan ágil como antes", dice Marín. Quizás en otro momento habría reaccionado de manera diferente, pero el lunes, cuando Vinícius se enfadó al saber que no ganaría el Balón de Oro, Florentino se sumó al berrinche y ordenó que la delegación de 50 personas del Real Madrid se quedara en la capital española, dejando plantado France Football. Fue de los pocos días que la opinión publicada se le giró masivamente en su contra.
Alfredo Relaño, ex director del diario As y uno de los 100 periodistas que participan en la votación, dijo directamente que el Madrid se había "mourinhizado". Juanma Castaño, en la Cope, también se desmarcó. "El problema es que nadie en el club levanta la mano para decirle a Florentino que se ha equivocado". En El Mundo, Orfeo Suárez lo calificaba de "decisión impropia de una institución que no representa a un futbolista o un presidente, sino a sus socios". Y en Marca, Rubén Jiménez, parafraseando el himno del club, cerraba su columna diciendo que el Madrid "cuando pierde ya no da la mano". Aunque, tras la lluvia de críticas, llegaba el efecto rebote y los medios afines respondían insinuando que se había manipulado la votación –Relaño respondió diciendo que esto era "imposible"– o recordaban que una vez Luis Enrique, cuando era entrenador del Barça, también se negó a asistir a la gala.
"Florentino tiene poder de los Pirineos para abajo. Para arriba, no. Ha perdido credibilidad enfrentándose a la UEFA por la Superliga", explica un Kike Marín que ha llegado a contar hasta seis ministros juntos en el palco del Bernabéu . "Hay jueces que ni se atreven a abrir una causa contra él, y luego resulta que también les ves en el palco", denuncia. Pero hay cosas que no tienen solución, como los conciertos en el Bernabéu, porque es imposible insonorizar el estadio. O los aparcamientos. El mandatario incluso ha contactado con una escuela de curas cercana al Bernabéu para comprarles el patio y realizar allí los aparcamientos. Propuesta que también ha sido rechazada. "El 80% de los vecinos que protestan son del Real Madrid. Y muchos, socios. Pero eso nada tiene que ver con el escudo: el exceso de ruido es un delito ambiental. Es mucha gente y en una zona acomodada de la ciudad. Quien no es arquitecto es abogado. Son gente formada y no les puedes tomar el pelo así como así".
A corto plazo, nadie piensa en una renuncia anticipada del presidente madridista. Ahora bien, su índice de popularidad se ha caído y eso molesta, y mucho, a Florentino, un mandatario obsesionado en su legado. En la capital española aseguran que su gran sueño es que el Bernabéu pase a llamarse Estadi Florentino Pérez. "Intentó hacer ver que había una plataforma detrás de esta propuesta, pero todos sabemos que lo promovió él mismo", cierra Marín. Como muchos socios fruncían la nariz, intentó un paso intermedio, poniendo su nombre en la ciudad deportiva. Tampoco salieron adelante. Mientras, y en tono burlón, los vecinos del Bernabéu han pasado a referirse al estadio, que lleva ya cinco años en remodelación, como "Auditorio Florentino Pérez".