Supercopa de España

Futbolistas con conciencia social: sí, existen

Héctor Bellerín y Borja Iglesias, amigos y rivales este jueves en la Supercopa, rompen el molde del profesional convencional

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Borja Iglesias y Héctor Bellerín, al Betis

BarcelonaSon pocos, pero existen. Y cada vez se hacen oír más. Mientras la burbuja del fútbol se va inflando e inflando, hay un pequeño grupo de jugadores profesionales que la rompen y salen del molde. A pesar de las contradicciones que les supone por el oficio en el que desarrollan sus carreras y los lujos que conlleva, existe una extraña realidad paralela. Mientras Cristiano Ronaldo, después de romper con el Manchester United, ha decidido acabar su carrera bañado en oro en Arabia Saudí, hay otros futbolistas que se interesan –y se comprometen– por causas próximas relacionadas con la sociedad que los rodea. Este jueves, precisamente en este país, coincidirán dos de esta rara especie. El duelo entre el Barça y el Betis en las semifinales de la Supercopa de España –sí, es la Supercopa de España, pero se disputa en Arabia después de que la Federación Española de Fútbol firmara en 2019 un acuerdo millonario con el régimen saudí– significará el reencuentro de dos amigos: Héctor Bellerín y Borja Iglesias (20 h, Movistar Supercopa de España).

En la faceta deportiva, el delantero gallego es uno de los pilares del atractivo proyecto de Manuel Pellegrini. El defensor catalán, en cambio, llegó el último día de mercado después de que el Barça no consiguiera incorporar a Azpilicueta y, hasta ahora, no ha jugado mucho. Los dos coincidieron el curso pasado en el Betis, donde Bellerín disputó una temporada como cedido. Los motivos por los que el lateral escogió el equipo andaluz ya dan algunas pistas de su personalidad: se rebajó sustancialmente la generosa ficha que cobraba en el Arsenal para poder jugar en el club de los amores de su padre. Este curso ha hecho lo mismo para vestir los colores del club en el que se formó de pequeño antes de marcharse a Inglaterra con 16 años. Tal como confirmó en una entrevista con el ARA, cobra menos de 500.000 euros brutos anuales —uno de los sueldos más bajos de la plantilla— para poder volver a un Barça exigido por el fair play financiero.

Bellerín, que no tuvo miedo a la hora de definirse como un futbolista de izquierdas, expresó que los de su gremio son los que tendrían que "pagar más impuestos". "Vengo de una familia en la que había meses que teníamos que hacer lo imposible para poder comer. Sigo viviendo con gente así, con amigos, amigos de la familia. Todo el mundo quiere ganar más dinero para estar más cómodo, pero con lo que yo gano creo que tienes que mirar ya no solo por tu entorno, sino por la sociedad, donde hay situaciones muy precarias", argumentó. Iglesias, criado en Santiago de Compostela, donde todavía conserva amistades de cuando era más joven, se expresó en la misma línea en una entrevista que le hicieron en Salvados. Cuestionado por si hay más futbolistas de derechas o de izquierdas, el ariete se expresó así: "Habitualmente, el futbolista tiende más a ir hacia una derecha, no muy extrema, pero sí algo más hacia la derecha, porque valoramos mucho el tema económico. Y, entonces, claro. Si te están diciendo que en vez de pagar el 50% [en impuestos] pagarás un 30%, pues piensas: qué bien, fantástico. Pero yo prefiero pagar más y vivir en un país en el que me guste lo que se hace con este dinero".

Unas declaraciones que contrastan con futbolistas o ex futbolistas brasileños de renombre, como Neymar, Dani Alves, Rivaldo, Romário o Ronaldinho, que, antes de las elecciones de Brasil, se posicionaron a favor del líder de extrema derecha Jair Bolsonaro. Y lo hicieron, en gran parte, por los motivos económicos que exponía Iglesias en su entrevista. En cambio, menos, también lo hicieron a favor de Lula, como Richarlison o Juninho Pernambucano.

Más allá de la política o la fiscalidad de los futbolistas, el delantero gallego, como Bellerín, con el que tejió una gran amistad en el Betis, también ha utilizado el altavoz que se otorga a los futbolistas para denunciar cuestiones como el racismo o la homofobia. En junio del 2020, en plena polémica por la muerte, el mes antes, de George Floyd a manos de un policía blanco, Iglesias se presentó a un entrenamiento con las uñas pintadas de negro. Era una muestra de apoyo al movimiento Black Lives Matter. En Twitter no tardaron en insultarlo, y varios usuarios lo tildaron de "maricón". Él mismo respondió explicando por qué se había pintado las uñas: "Es una forma de concienciarme y de luchar, desde mi posición, contra el racismo, pero creo que también va bien contra la homofobia. Además tengo que admitir que me gustan".

Las contradicciones de jugar en Arabia Saudí

Los casos de Bellerín e Iglesias no son únicos –también hay casos curiosos, como el de Lucas Pérez, delantero de 34 años que ha perdonado un sueldo millonario en el Cádiz para volver a su casa y jugar en el Dépor, actualmente en Primera RFEF–, pero sí son de los que llaman más la atención porque es poco habitual ver a futbolistas salir de los tópicos y mojarse en cuestiones más terrenales. En definitiva, tener conciencia social, a pesar de que tu profesión te lleve a jugar en Arabia Saudí. Esto los hace caer en una plena contradicción, porque el país anfitrión de la Supercopa está cuestionado por la ONU y por Amnistía Internacional porque no respeta los derechos humanos, especialmente los de las mujeres y los del colectivo LGTBI. "Para no hacer según qué, tendría que dejar de ser futbolista. Y si dejo de ser futbolista, renuncio a lo que me ha hecho luchar durante tanto de tiempo", explicaba el catalán sobre estas contradicciones. En cambio, al preguntarle por el hecho de jugar en Arabia, así se ha expresado Xavi Hernández este miércoles: "El fútbol es universal. También hubo mucha crítica a Qatar y, después, la gente que ha ido a Qatar ha visto que no hay para tanto. Como país, seguro que Arabia Saudí tiene cosas que mejorar, como nosotros en España tenemos 200 cosas que mejorar".

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