Los adoquines

No, esto no se ha acabado

La futbolista Jenni Hermoso llega a la Audiencia Nacional para testificar en el juicio por el beso no consentido de Rubiales
04/02/2025
2 min
Regala este articulo

Aquel lema que comenzó con un tuit de Alexia Putellas y que siguieron sin fisuras todas las futbolistas de la selección española en apoyo a Jenni Hermoso después del bochornoso discurso de Luis Rubiales en la Asamblea de la RFEF, aquel "Se acabó" que retumbó en toda la sociedad, dio la vuelta al mundo y que gritamos después en las calles el 8M, fue solo el principio, pero lamentablemente no se ha acabado, no. Ojalá, pero no.

Solo hay que escuchar algunas de las preguntas de los abogados de los imputados a la jugadora, como si bebió en la fiesta posterior o el cuestionamiento sobre su actitud, si sonreía o si se hizo una foto, cinco o cincuenta como si nada hubiera pasado porque ahí está, ahí, bien incrustada la idea sobre cómo debe comportarse una mujer cuando sufre una agresión. Esa es la cultura patriarcal y machista de la que todos, todas, hemos mamado, en la que hemos sido educados, adoctrinados.

Primer día de juicio a Luis Rubiales por el beso en Jennifer Hermoso

Basta también con echar un vistazo a los cambios en la Federación. Ahí está, por ahora, Rafael Louzán, que después de que Natália Kalužová, pareja del portero del Mallorca Dominik Greif, Cristina Palavra, esposa del también futbolista Dani Rodríguez, y Sara Noguera, pareja de Morlanes, explicaran lo que les sucedió en el estadio de Yeda durante la Supercopa: tocamientos en el culo y los pechos, insinuaciones sexuales, empujones y agarrones, salió dando las gracias a Arabia Saudí calificándolo de “país amable y cariñoso”. Días más tarde, sin pedir disculpas, fuentes federativas afirmaron que las mujeres habían confundido acoso con agobio. Con un par.

Ahí siguen también Luis de la Fuente y Montse Tomé, que aplaudieron fuertecito en la Asamblea de la vergüenza a Rubiales mientras distinguía entre buenas y malas feministas y acusaba a Hermoso de mentir cuando todos fuimos testigos de lo que sucedió y no hay manera de justificar en ningún contexto que un jefe te agarre la cabeza y te plante un beso en los morros. Y ahí están, claro, los insultos, amenazas, presiones y acoso que ha sufrido Jenni Hermoso, igual que los intolerables comentarios misóginos en cualquier medio de comunicación con cuentas en redes sociales del seguimiento del juicio. Ahí está todo para que no podamos dejar de verlo y nos demos cuenta de que no, que esto ni mucho menos se ha acabado y que madre mía lo que aún nos queda por aguantar, por señalar y por rebelarnos.

stats