Pam y pipa (y milagro) del Madrid gracias al exdelantero del Espanyol
Joselu fue el héroe de otra remontada de los blancos, que jugarán la final de la Champions ante el Borussia Dortmund
BarcelonaEl Real Madrid jugará la final de la Champions ante el Borussia Dortmund tras derrotar al Bayern de Munic en otra noche de épica, milagros y polémica en el Santiago Bernabéu. Los blancos superaron por 2 a 1 y sobre la bocina a un rival que supo jugar sus cartas durante mucho rato, pero que cayó cuando ya tocaba el éxito con los dedos y protestó –con razón– la anulación de un gol que habría forzado la prórroga en el último suspiro. Joselu Mato, con dos dianas in extremis en sólo tres minutos, se vistió de héroe. No hace ni un año luchaba por no bajar a Segunda con el Espanyol.
Ancelotti, un hombre de pocos inventos, salió con la alineación esperada. El madridismo se había puesto el babero para disfrutar de una "noche mágica" presagiada por el propio entrenador. Por su parte, Thomas Tuchel recuperaba a De Ligt en el eje de la defensa y sacrificó a Goretzka en beneficio del joven Pavlovic, que en el partido de ida no participó ni un minuto y en la vuelta prometía más control (y menos riesgo) que el interior alemán en la medular. Sin embargo, el Bayern se presentó al partido a esperar al rival, a entregarle tanto la posesión del balón –60% para los blancos antes del descanso– como el terreno –bloque medio y defensa poco adelantada.
Los bávaros, normalmente verticales, decidieron contemporizar y mantener viva, a golpe de apretar los dientes, una eliminatoria que llegaba al Bernabéu igualada. Sin embargo, tanta vocación conservadora permitía largas jugadas posicionales del Madrid, que respondió a una internada inicial mal resuelta por Gnabry con la primera gran ocasión del duelo. En el minuto 13, Carvajal filtró un pase exquisito para Vinícius, que disparó al palo. El rechace fue a parar a Rodrygo, que con su remate a bocajarro hizo lucir a Neuer con una doble intervención de mérito.
Al Bayern le duraba poco el balón, y cuando conseguía encadenar seis o siete pases se quedaba sin ideas, con Sané y Musiala muy imprecisos y Kane casi inédito. Sólo cuando Kimmich, lateral sobre el papel, se divertía en zonas intermedias, lograba ser menos previsible. Sin embargo, el Madrid se adelantaba a cualquier emboscada, se ordenaba rápidamente gracias a su arquitecto, Kroos, y picaba en el espacio con un Vinícius mucho más inspirado que Bellingham, cuyo rendimiento ha ido de más a menos. El brasileño tenía ganas de juerga, pero no fue él quien la materializó.
La cara y la cruz de Neuer
Tipo de verlas venir, Kane estuvo cerca de romper el máximo respeto entre los dos colosos con un latigazo aislado que Lunin salvó con mérito. El propio atacante inglés, que es más que un ariete rematador, fabricó la primera ocasión relevante de la reanudación tras chocar pícaramente con Nacho y chutar con mala baba a los guantes del sobrio portero madridista (47'). Pero ese acercamiento bávaro fue contestado por la chispa de Vini, facilitador primero de un remate que Rodrygo derrochó por milímetros y después de otra parada providencial de Neuer, que poco antes también había salvado un disparo de falta. La inspiración del veterano portero alemán tuvo su particular cruz.
La resistencia y la falsa indolencia de los de Tuchel, que cada vez vivían más aculados en campo propio, encontró el sentido en una internada letal de Davies cuando corría el minuto 68. Con Carvajal descolgado en ataque, el carrilero canadiense, que había entrado en el lugar del lesionado Gnabry, recortó a Rüdiger hacia dentro y envió un misil imposible a la escuadra. Premio a la paciencia de los alemanes, que también tuvieron el VAR cara cuando el Madrid ya soñaba con el clásico gol salvador fruto de un lío. Bien asistido, Marciniak observó falta de Nacho en Kimmich y restauró el 1-0.
Pero quedaba tiempo para que el Madrid revirtiera la situación y alimentara aún más su leyenda. Lo hizo en tres minutos y gracias a un actor secundario: el veterano y suplentísimo Joselu. El exdelantero perico primero se benefició de un fallo fatal en el bloqueo de Neuer para establecer el 1-1 en el 88' y después resolvió una embestida en el área con otra diana de delantero centro. Así, en tres minutos, la parroquia blanca del Bernabéu enloqueció cuando ya se veía fuera de la final de Wembley, un territorio fetiche para los seguidores culés. Así, como siempre sin mucha explicación futbolística, es como la quinceava llama a la puerta del firmamento continental. Así, con un gol tomado al Bayern en extrañas circunstancias (un pitido inoportuno de Marciniak que señalaba un fuera de juego inexistente), es como Florentino se frota las manos a la espera de seguir disfrutando de su juguete preferido. Primavera dura en Barcelona.
- Real Madrid: Lunin; Carvajal, Rüdiger, Nacho, Mendy; Tchouaméni (Camavinga, 70'), Kroos (Modric, 70'), Valverde (Joselu, 81'); Rodrygo (Brahim, 81'), Bellingham y Vinícius. Entrenador: Carlo Ancelotti.
- Bayern de Múnich: Neuer; Kimmich, De Ligt, Dier, Mazraoui; Laimer, Pavlovic; Sané (Kim Min-Jae, 75'), Musiala (Choupo-Moting, 81'), Gnabry (Davies, 29'); y Kane (Müller, 81'). Entrenador: Thomas Tuchel.
- Goles: 0-1 Davies (68'), Joselu (88'), Joselu (91').
- Tarjetas amarillas: Camavinga (100').
- Tarjetas rojas: Ninguna.
- Árbitro: Szymon Marciniak (Polonia).
- Estadio: Santiago Bernabéu.