Fútbol

La supervivencia del Nàstic de Tarragona en una piscina de tiburones

Lluís Fàbregas, presidente grana, denuncia que Primera RFEF es una categoría desigual y "absolutamente deficitaria"

El presidente del Nàstic de Tarragona, Lluís Fàbregas, posando para el ARA.
30/09/2025
4 min

TarragonaLluís Fàbregas (Tarragona, 1967) lleva media vida en el Nàstic. En los ochenta, bajo palos, defendió la camiseta grana en Tercera y Segunda B, y ya en el siglo XXI entró a formar parte del organigrama de la entidad, donde está hecho de todo; desde liderar el departamento comercial y de marca hasta ser su director general durante quince años. En verano de 2024 sustituyó a Josep Maria Andreu como presidente del club. El cambio llegó poco después de la fatídica noche contra el Málaga, marcada por las decisiones de Eder Mallo, que frustró el ascenso a Segunda del conjunto nastiquer y desembocó en una inédita querella contra un colegiado, admitida a trámite porque la magistrada advirtió indicios de "falsedad documental y corrupción en el deporte".

"No podíamos callar ante una injusticia palmaria y acreditada como aquella. Fuimos humillados y maltratados, sobre todo por las mentiras que escribió el árbitro en el acto del partido y que nos provocaron una dura sanción económica y deportiva", explica Fàbregas en el Ará desde su Estadio de Tarragona, el sitio de los hechos. "Actualmente el caso está judicializado y estamos pendientes de que declare el expresidente del CTA, Medina Cantalejo", añade el presidente grana sobre la querella.

El pasado junio los tarraconenses vivieron otro trágico desenlace con la derrota contra la Real Sociedad B; nuevamente, con polémica arbitral en el partido de vuelta de la final del play-off, disputado en "un campo de entrenamiento que no cumplía las exigencias de la categoría" –el aforo mínimo es de 4.000 espectadores–. "Nos perjudicó mucho que no hubiera VAR. Y mira que, como estábamos escarmentados, antes de las eliminatorias llamé a los clubs implicados para solicitar conjuntamente a la federación que se jugara con VAR, pero nos dijo que no había tiempo para ponerlo en marcha", desvela Fàbregas. Dos meses después se instauró un sistema de videoarbitraje de bajo coste en Primera RFEF.

El presidente del Nàstic de Tarragona, Lluís Fàbregas, frente al escudo del club.

Primera RFEF: una categoría desigual y deficitaria

"Primera RFEF es una competición absolutamente deficitaria desde su nacimiento. Tiene una media anual de pérdidas de 40 millones de euros –más de un millón por club sin contar a los filiales– porque los ingresos no se corresponden con los gastos. En Segunda División recibes al menos seis millones de euros en concepto de derechos televisivos y, en cambio, en Primera RF. tarraconense. Por tanto, un club para ser autosuficiente debe llegar al fútbol profesional, y como sólo suben cuatro por temporada, la categoría se ha convertido en una piscina de tiburones: "Hay grandes desigualdades y una inflación brutal con los sueldos que pagan algunos equipos. Hay jugadores que cobran más que en Segunda División".

La convivencia con los filiales –ocho de los cuarenta equipos participantes lo son– es otra de las causas que explican los desequilibrios en la categoría. "No juegan con las mismas reglas porque disponen de los recursos que generan sus primeros equipos en la Liga y tienen presupuestos mucho más altos para fichar más caro y pagar mejores sueldos. Defendemos que debería hacerse una liga de filiales o que, si compiten con el resto de clubs, deberían hacerlo limitados, sin la posibilidad de subir", ha declarado el presidente. dos veces en la final del play-off frente a un filial. En el 2022 su verdugo fue el delantero Nicolas Jackson, que un año después fue traspasado del Villarreal al Chelsea por 37 millones.

Por todo ello, el club grana quiere huir lo antes posible de Primera RFEF y este año, pese al inicio dubitativo, su objetivo vuelve a ser subir de categoría. "Pensamos que el Nàstic debe estar en el fútbol profesional porque es su lugar natural. De hecho, mantenemos la estructura de club profesional y, además, representamos a una ciudad importante como es Tarragona, y formamos parte de su ADN de la misma manera que lo hacen los castells, Santa Tecla o el legado romano del municipio", proclama el portavoz de un cielo en una entidad con una entidad División y que, pese a los dos batacazos consecutivos en el play-off, socialmente está más vivo que nunca: ha superado a los 7.500 socios –hacía catorce años que no registraba unas cifras tan altas– y es el cuarto club de fútbol de Catalunya con más afición, solo por detrás de los tres de Primera División.

La voz del fútbol modesto catalán en Madrid

Pero la del ascenso no es la única lucha del Nàstic que, conjuntamente con el Olot, representa a los equipos catalanes no profesionales en la asamblea de la RFEF. "Creemos que una federación como la catalana (FCF), que actualmente se la conoce más por los temas judiciales que para los logros deportivos, está para servir a los clubes y no servirse de ellos. Y como entendíamos que no defendía los intereses del fútbol catalán en Madrid, nos presentamos a las elecciones", expone Fàbregas. Su principal objetivo es "recuperar el reconocimiento y la representatividad en el panorama nacional de Catalunya", que es la comunidad autónoma con más licencias –son más de 200.000, el 20% del total en España–, pero sólo 4 entre 2 y 4 entre 2 y 20% del total en España.

Una de sus propuestas para lograrlo es que Cataluña tenga tres grupos de Tercera RFEF en lugar de uno, porque son los que le tocaría por el volumen de jugadores de la región. Esto descongestionaría el embudo que existe entre Tercera y Segunda RFEF y permitiría que los equipos y los futbolistas catalanes dispusieran de las mismas posibilidades de acceder al semiprofesionalismo que los de comunidades autónomas más pequeñas.

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