Al socio no se le puede engañar

Vinícius y la chica de la minifalda

Vinicius en el partido contra el Mallorca
06/02/2023
2 min

En Madrid están preocupados porque Vinícius Júnior se está convirtiendo en el cabeza de turco. Recuerda bastante a lo que pasaba en Barcelona hace algunos años con Neymar. Porque, más allá de compartir nacionalidad y posición en el campo, Vinícius y Neymar tienen muchas similitudes. En el campo reciben mucho. Muchísimo. Pero no más que Leo Messi, por ejemplo. Y, en cambio, las polémicas giran siempre alrededor de ellos y nunca alrededor del argentino. Porque Messi respeta a los rivales. No se tira, no hace gestos ostentosos, no provoca, no humilla. Simplemente, juega al fútbol y, si puede avanzar después de la embestida de un central chapucero, se levanta y trata de continuar.

Que quede claro que los árbitros tienen que proteger a los futbolistas talentosos. Esto es una obviedad. Pero el amparo de los jugadores desequilibrantes no impide que Vinícius, que tiene derecho a quejarse de que los defensas intenten cazar sus tobillos, tenga que corregir su actitud si quiere ser respetado por los rivales. Cualquier gesto que pueda interpretarse como una provocación, y el extremo madridista tiene una buena colección, irá en su contra y encenderá todavía más las ganas de los centrales rivales de entrar con más fuerza en la jugada siguiente. Vinícius es uno de los mejores futbolistas de esta Liga: lo único que consigue entrando en este juego es generar más ruido, dañar su imagen y menguar su rendimiento deportivo. Repito, a Messi (excepto algún caso aislado) todos los oponentes lo admiraban, y esto se reflejaba en el terreno de juego. Lo seguían cazando, faltaría más, pero no lo perseguían obstinadamente para que picara el anzuelo como hacían el domingo los futbolistas del Mallorca con el extremo del Real Madrid.

El asunto Vinícius se ha convertido en una cuestión de estado en los medios españoles. Y, como siempre, nuestra querida y a la vez maldita profesión, en medio del fervor de las tertulias radiofónicas, ha traspasado ciertos límites éticos. Como el admirado Paco González en la Cope, cuando intentó salir del paso de los argumentos de Manolo Lama. El director de Tiempo de juego se refirió al caso con este símil desafortunado: "Estás acusando a la chica violada de llevar minifalda". No tocaba, Paco. Dejémonos de una vez por todas de las comparaciones con la violencia sexual. Ya está lo suficientemente caliente el tema con el debate de la ley del solo sí es sí y la demagogia de la extrema derecha como para que lo llevemos a las tertulias de fútbol, con toda la testosterona masculina a punto de explotar: todos los integrantes de la conversación eran hombres.

stats