PRIMERA DIVISIÓN

Stuani pide a gritos una estatua tras ser el héroe de la remontada del Girona

El delantero uruguayo, protagonista de los dos goles en los minutos finales ante el Valencia, da el liderazgo provisional a los gerundenses

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Cristhian Stuani, leyenda del Girona

GIRONAPara siempre Cristhian Stuani en Girona, clave para entender su presencia en la élite. El uruguayo, que no entiende de edades ni de titularidades ni suplencias, ha puesto boca abajo a Montilivi con un doblete en los minutos finales para recuperar provisionalmente el liderazgo de la Liga. El Girona, que perdía 0-1 ante el Valencia, ha remontado en un tramo final de locura (2-1).

Fueron seis minutos mágicos, en los que la ciudad entera creyó que ganar el partido era posible. Un ideal personificado en la figura de Cristhian Stuani, quien en su día más creyó en el ascenso a Primera. Él nunca abandonó el barco, nunca, y mediodías como éste le devuelven un poco todo lo que se ha dejado por un club que ama. El amor no entiende de razonamientos. El amor no entiende de nada. Y lo que ocurre con Stuani y el Girona es eso, amor. No hace falta entenderlo, sólo hace falta vivirlo. Sus dos goles han creado una atmósfera que tan sólo los presentes en el estadio logran sentir como especial.

Si hay algo negativo del espléndido inicio del Girona en Primera División, es el hecho de que todos los rivales ya le han visto las orejas al lobo. El equipo gerundense intimida tanto con su estilo de juego que invita a los contrarios a hacer un planteamiento de partido tacaño. Les obliga más a destruir que a construir. Comprobado que los de Míchel juegan a algo diferente que la mayoría de equipos de la Liga, ahora hay que reinventarse continuamente.

El Athletic, a pesar de ser uno de los mejores oponentes que han pasado por Montilivi, acabó perdiendo tiempo porque firmaba el punto con sangre y el Girona se enfadó por no haber sido capaz de conseguir una nueva victoria. El Valencia, directamente, se ha plantado en el estadio implorando clemencia. De intentar querer la pelota, ni pensarlo. Dos líneas de cinco cerradas detrás y otra cosa, que la vida son dos días. No hace mucho ganaba títulos, este equipo.

Es posible que el Girona no levante trofeos, pero recoger la admiración del mundo del fútbol es un elogio que les acompañará siempre. Hoy, pese al tráfico acumulado por los valencianos en su propio campo, no han modificado ni un ápice la estrategia. Tocar y madurar la jugada, buscando el espacio que no llegaba, cambiando más a la derecha que a la izquierda, donde Tsygankov se ha atrevido más que Savinho, bien marcado.

(In)detectables, los futbolistas blanco- -rojos, con el regreso de Dovbyk y David López al once, han recordado que lo de ser pasivos no va con ellos. Durante un montón de tiempo ha servido de poquito, sin embargo, porque han caído constantemente en fuera de juego, intentando llegar a la rendija invisible. Disparos a portería, en la primera parte, no se ha visto ni uno. Pablo Torre, que debería haber tenido ochenta minutos para demostrar su calidad, por la lesión de Yangel Herrera, ni desequilibró ni marcó diferencias. De hecho, ha terminado sustituido.

Montilivi no se ha desesperado porque esta afición es consciente de la irrealidad que supone que su equipo gane 3-0 en un abrir y cerrar de ojos como ocurría a principio de temporada. Esto, el Girona, difícilmente volverá a conseguirlo, porque ahora lo observan. Míchel ha intentado variar un poco las piezas: ha cambiado de lado a Savinho, a ver si así aparecía más, situando a Tsygankov como mediapunta, cerca de Torre. Ha acabado jugando con un montón de delanteros, con la entrada de Stuani y Portu y Yan Couto en la banda, el otro nombre propio del día. Primero lo ha probado Aleix Garcia, con un cacao durísimo desde la frontal, bien rechazado por Mamardashvili. Y entonces han llegado las prisas.

El rey de las remontadas

Porque una jugada desafortunada de David López, que ha dejado pasar un balón inofensivo creyendo que tenía tiempo, lo ha vuelto todo oscuro. López no se dio cuenta de que Hugo Duro, atento, ha subido hacia portería para superar a Gazzaniga con una sutil vaselina. 0-1 a falta de poco más de media hora favorable al equipo que menos había querido jugar. Así es el fútbol, ​​un deporte imprevisible.

Y a partir de ahí, la magia. Espectacular, profundo, intenso. Minutos en los que el colapso ha desaparecido, con la brillante presencia de Cristhian Stuani, el goleador incansable. En siete minutos en el terreno de juego, su dorsal, el mejor jugador de la historia gerundense ha empatado el partido aprovechando un centro de Yan Couto. En doce, ha llegado el segundo. Un centro que Mosquera, que luchaba por evitar el remate de Stuani, ha acabado marcándose el gol decisivo tras una nueva asistencia del brasileño, que ha confirmado el mejor inicio jamás visto del Girona en 94 años de historia y una remontada además, una virtud que también domina. Merece una estatua.

  • Gerona: Gazzaniga, Éric Garcia, David López (Stuani, 75'), Blind, Miguel, Aleix Garcia, Yangel Herrera (Pablo Torre, 13') (Portu, 81'), Iván Martín (Yan Couto, 81'), Tsygankov , Savinho y Dovbyk. Entrenador: Míchel Sánchez.
  • Valencia: Mamardashvili, Thierry, Mosquera, Paulista, Yarek (Jesús Vázquez, 89'), Javi Guerra, Pepelu, Foulquier (Amallah, 84'), Fran Pérez (Diakhaby, 67'), Diego López (Canós, 84') y Hugo Duro (Yaremchuk, 84'). Entrenador: Rubén Baraja.
  • Goles: 0-1 Hugo Duro (56'), 1-1 Stuani (82') y 2-1 Stuani (88').
  • Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego).
  • Tarjetas amarillas: Blind (36'), Couto (42'), Yarek (61'), Hugo Duro (77'), Savinho (90+2') y Paulista (90+6').
  • Tarjetas rojas: Ninguna.
  • Estadio: Montilivi, 13.343 espectadores.

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