Voluntarios catalanes en París: "Creo que voy a morir en unos Juegos Olímpicos"

45.000 personas velan por el buen funcionamiento del evento deportivo

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El voluntario XXX XXXX posando para el ARA en París.

ParísFerran Prats tiene grabado en la memoria el 17 de octubre de 1986, cuando el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, anunciaba que los Juegos Olímpicos de 1992 se realizarían en Barcelona. Se sabe de memoria la frase que pronunció Samaranch. "El deporte es mi vida, mi pasión. De pequeño ya me gustaba todo lo que rodea a los Juegos Olímpicos", explica Prats. Este profesor de Educación física de 57 años y Barcelona es uno de los 45.000 voluntarios de los Juegos Olímpicos de París.

La labor de los voluntarios es clave para el buen funcionamiento del evento: conducen los vehículos oficiales que transportan atletas y responsables de la organización, asisten las delegaciones y los atletas, ayudan a los espectadores a encontrar su asiento, recogen pelotas , están en la Villa Olímpica facilitando la vida a los atletas, y también hacen de traductores si es necesario, entre otras muchas responsabilidades. "Hay un ambiente que es increíble y eso es gracias a todos los voluntarios que acogen al público y ayudan a la gente", afirmaba el responsable de los voluntarios de París 2024, Alexandre Morenon-Condé, en BFMTV. Hay paridad entre hombres y mujeres y un 5% de los voluntarios tiene algún tipo de discapacidad.

Prats está destinado al centro acuático donde se realizan las competiciones de waterpolo, de natación artística y de saltos, para ayudar a los atletas y sus delegaciones. Es un veterano: los de París son sus cuartos juegos como voluntario –estuvo en Barcelona 92, Atenas 2004 y en Río 2016–, pero también ha participado en otros cuatro como espectador. "Soy muy apasionado con el tema de vivir el deporte. Yo creo que me moriré yendo a los Juegos Olímpicos", asegura. "Estás viendo competiciones y puedes verlo desde dentro. Además he hecho muchos vínculos, muchos amigos", explica el voluntario. Además de catalán y castellano, Prats habla francés y se defiende en portugués –que estudió para poder hacer de voluntario en Río–, italiano e inglés.

190 nacionalidades al voluntariado

Los 45.000 voluntarios de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París tienen perfiles muy diferentes, pero todos tienen en común que hablan diferentes lenguas, sobre todo inglés y francés, y la mayoría tienen experiencia en algún deporte. Fueron escogidos entre 300.000 candidatos de todo el mundo –hay 190 nacionalidades distintas– a través de su currículum y de un test psicotécnico. Antes de llegar a Francia tuvieron que hacer una formación online y un curso de francés. Y no sólo no cobran por trabajar durante los Juegos Olímpicos sino que deben pagarse de su bolsillo el viaje, el alojamiento y una parte de la manutención. Sólo pueden comer gratuitamente durante las horas de trabajo.

Ninona Vilanova en los JJOO de París.

Ninona Vilanova es profesora de inglés de negocios y ha ahorrado durante todo el año para poder ser voluntaria en París 2024. Antes de ser profesora, fue nadadora profesional. "Los Juegos olímpicos y el deporte son una ventana abierta, une culturas", sostiene. Ya fue voluntaria en Río 2016 y le gustó tanto que ahora repite en París. "Conoces a mucha gente y el ambiente entre voluntarios es fantástico. Somos como una familia. Lo que decía la canción de Los Manolos es verdad: los amigos que haces en los Juegos Olímpicos son para siempre", explica la voluntaria, que tiene 39 años y es de Gelida. Ahora ya está pensando en Los Ángeles 2028. "La verdad es que los Juegos Olímpicos te enganchan. Por mucho que intentes explicarlo, no se puede. Hay que vivir", afirma.

Éxito del uniforme

Vilanova también habla idiomas –el inglés y el francés y se defiende en portugués e italiano– y una de las cosas que más le ha gustado de París es que la gente es muy amable con los voluntarios: "En la calle, en el metro. . todo el mundo te habla cuando te ven con el uniforme". Los 45.000 voluntarios olímpicos son fácilmente identificables: van con una camiseta y un pantalón verde, un gorro y una bandolera. Éste outfit olímpico ha tenido tanto éxito que tanto la ropa como los complementos –que no se pueden comprar en ninguna tienda– se revenden a precios astronómicos a través de internet.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 están a punto de bajar la persiana, pero el 28 de agosto comienzan los Paralímpicos, que contarán también con miles de voluntarios. Entre ellos el catalán Sergio Cuevas, que tiene 37 años y es de Sant Fost de Campsentelles. Al igual que Vilanova y El Prats, Cuevas ya tiene experiencias previas como voluntario en eventos –participó en Río y también en las olimpiadas universitarias que se realizaron en Rusia en el 2013–, pero es la primera vez que será en los Paralímpicos. "Me apetecía probar algo nuevo. Es probable que vea atletas que tienen unas dificultades añadidas y creo que se pueden aprender muchas cosas", sostiene.

Cuevas, que habla inglés, francés y ruso, trabaja en una biblioteca pública y ha tomado tres semanas de vacaciones para poder disfrutar de la experiencia de voluntario. Pese al esfuerzo personal y económico que supone, cree que vale la pena. Trabajará en la Villa Olímpica. "Supongo que tendré que hacer un poco de todo. Voy con la mente abierta", asegura. Tiene tantas ganas que le espera hasta el 19 de agosto, cuando tiene previsto viajar a París, se le hará larga.

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