Gerard Moreno rompe el corazón del Espanyol

Cornellá de LlobregatEn 2007, Gerard Moreno fichó por el juvenil del Badalona porque el Espanyol no lo quería. Allí, conoció a un Manolo González que empezaba su camino en los banquillos y que lo formó. Acabó haciendo carrera en Primera y volviendo como ídolo al Espanyol, cuyo club es aficionado desde pequeño. Entre lágrimas se marchó al Villarreal y anoche, la primera vez que se enfrentaba con su "padre futbolístico", metió un gol y dirigió el triunfo de los amarillos en el RCDE Stadium, lo que rompió el corazón a los casi 30.000 pericos que lo jalearon cuando llamaron su nombre al once.

Todos estos aficionados se las prometían muy felices cuando vieron que su Espanyol no se arrugaba ni contra el tercer clasificado de la Liga. Y eso que Carlos Romero y Ramon Terrats, cedidos por los de la Plana, no pudieron jugar porque los blanquiazules se negaron a pagar la cláusula impuesta. El puesto del lateral lo ocupó Salinas, que a punto estuvo de ocasionar el primer gol con un buen centro que no encontró rematador. Antes, Roberto se había estrellado contra las piernas de un defensa cuando medio estadio cantaba ya el gol. Dolan, Omar El Hilali y Urko González también volvieron al once.

Como el Espanyol, el Villarreal no necesita la posesión para crear peligro, es especialista en contraatacar. Y por eso el juego se convirtió en una partida de ajedrez: ninguno de los dos quería arriesgar mucho con el balón, no fuera que diera un paso en falso y habilitara al rival para correr en el espacio. Si a Dolan no se le hubiesen apagado las luces cada vez que pisaba el área, seguramente la película habría sido diferente. Era aburrida. Sólo Expósito y Gerard Moreno intentaban animarlo.

Precisamente, fue el exdelantero perico quien decantó el enfrentamiento con un remate desde fuera del área, aparentemente inofensivo, que rozó Salinas e hizo imposible el estirón de un Dmitrovic muy tapado. Lo primero que hizo Gerard, incluso antes de abrazarse con sus compañeros, fue levantar los brazos para pedir perdón a la afición del club de su corazón.

Con un Villarreal muy bien ordenado, inexpugnable para el Espanyol, poco después del descanso Alberto Moleiro derrumbó el ánimo de los pericos con el 0-2. Fue un contragolpe de libro liderado por Buchanan que el canario resolvió con un cabezazo a la red. El resultado ya no se movió y, pese al enfado, el RCDE Stadium se puso de pie para despedir a un Gerard Moreno que la afición blanquiazul le ve como uno de los suyos, aunque ahora marque goles con otra camiseta en su estadio.