Rubiales admite que "se equivocó", pero niega haber agredido o coaccionado a Hermoso
El expresidente de la RFEF afirma ante el juez que pidió permiso a la jugadora para darle "un besito": "Ella lo sabe"
San Fernando de Henares"Me equivoqué. Me comporté como un deportista que logra un éxito, como uno más del grupo, y en ese momento debería haber tenido la sangre más fría y haber estado en un papel institucional. Pero de ahí que haya un delito, por nada". Así ha explicado Luis Rubiales ante el juez el beso en la boca que dio a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial. Aunque admitió que "metió la pata", el acusado de agresión sexual y coacciones ha limitado su "error" a una salida de tono debido a que era el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF). En ningún caso, ha afirmado Rubiales, el beso en los labios a la jugadora de la selección española puede considerarse una agresión sexual.
El expresidente de la RFEF negó que fuera forzado y reiteró que le pidió permiso en los segundos previos. "Le pregunté «¿Puedo darte un besito?» y dijo «Vale», ha asegurado. "Ella sabe que le pregunté", replicó Rubiales, contradiciendo la versión de la jugadora madrileña, que en la primera sesión de la vista oral en la Audiencia Nacional negó haberlo consentido. El expresidente de la RFEF insistió en quitar importancia a un gesto "totalmente espontáneo" y justificó que agarrarle la cabeza para darle el beso fue un movimiento equiparable a "dar un abrazo".
Rubiales ha argumentado que no recibió ningún gesto de rechazo –"Se fue riendo y haciéndome varias palmaditas al lado"– y que en ningún caso quiso satisfacer un deseo sexual con el beso. "Habíamos ganado un Mundial, estábamos felices, contentos. Fue un signo de cariño a una persona que me inspiró ternura en un momento en el que, dentro de la alegría, venía aquejada por haber fallado un penalti", ha dicho el expresidente de la RFEF. Para demostrar que un beso en la boca no tiene ninguna connotación sexual para él y que lo hace en momentos de celebración, Rubiales ha afirmado que también se refiere a sus hijas en momentos especiales como sería "Fin de Año" o cuando "aprueban todas las asignaturas". Aunque inicialmente las hijas de Rubiales debían declararse como testigos, su defensa acabó renunciando a ella y no han dado su versión. "Yo me comería a besos muchos futbolistas", ha apuntalado Rubiales, y ha justificado que con "cuatro o cinco jugadoras", entre ellas Hermoso, tenía una "relación de mucha amistad".
«'¿Te puedo dar un besito?'»
Para tratar de apuntalar su versión, la defensa de Rubiales ha hecho testificar a un hombre sordomudo que hizo una lectura de los labios del expresidente de la RFEF a través de un vídeo publicado en TikTok. David Morillo, que compareció por videoconferencia acompañado de una intérprete en lengua de signos, aseguró que del análisis de los dos segundos previos al beso extrae que Rubiales pidió permiso a Hermoso diciendo: "¿Te puedo dar un besito?" "Entre las palabras besito, piquito, bonito, poquito, ¿puede diferenciarlas en una lectura labial?", ha cuestionado el abogado de Hermoso. Rubiales había afirmado durante la instrucción que dijo "piquito". Morillo se ha afianzado con "besito" y Rubiales ha corroborado que utilizó esta otra palabra. Preguntado por este cambio de versión, el acusado ha justificado que son "palabras sinónimas". La Fiscalía ha sembrado dudas sobre la profesionalidad del perito. Tampoco se ha analizado ningún vídeo en el que se puedan leer los labios de Hermoso. ~BK_S
Rubiales se aferró a la entrevista que concedió Hermoso a la Cope cuando todavía estaba en el estadio poco después de los hechos para rebatir las acusaciones. En estas primeras declaraciones, la jugadora explicaba que no esperaba el beso, pero se mostraba convencida de que acabaría siendo una "anécdota". El expresidente de la RFEF le ha esgrimido para afirmar que la jugadora cambió de versión y que, de entrada, lo vivió igual que él. Hermoso justificó estas manifestaciones debido a que no quería que el beso sacara protagonismo a la victoria del equipo. Según la versión de Rubiales, ella no comentó en ningún momento su malestar y negó que hubiera un ambiente hostil hacia la futbolista durante la celebración, a diferencia de lo que testificaron algunas de sus compañeras, y el regreso en autobús y en avión debido a que no quiso salir de nuevo para avalar el comportamiento del expresidente de la RFEF.
Rubiales ha negado haber ejercido coacción alguna y ha atribuido su nerviosismo a que acababa de morir el padre de otra jugadora, Olga Carmona, y se lo tenía que comunicar antes de que se enterara por las redes. A diferencia de lo dicho por otros testigos durante el juicio, el expresidente de la RFEF aseguró que no participó en la redacción del comunicado que la Federación quería emitir en nombre de Hermoso para rebajar el señalamiento contra él. Según Rubiales, estaba tranquilo y la "tensión" por rebajar la presión mediática venía del equipo de comunicación y los responsables de institucional de la RFEF. También ha asegurado que no manipuló a sus subordinados a la Federación para que ejercieran presión contra la jugadora y su entorno, tampoco Albert Luque, ex director deportivo de la selección española masculina de fútbol; Jorge Vilda, exseleccionador femenino, y Rubén Rivera, exresponsable de marketing de la RFEF. Los otros tres acusados de coacciones declararán este miércoles.